Molière y las costumbres ridículas

Ene 19 • destacamos, Escenarios, Miradas, principales • 5371 Views • No hay comentarios en Molière y las costumbres ridículas

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El papel de la mujer en la sociedad machista, la trasgresión de los roles y la fragilidad de las apariencias son abordados con humor en este bocadillo visual

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POR JUAN HERNÁNDEZ

Las preciosas ridículas (1659), comedia corta de Molière, adaptación al texto y dirección de Octavio Michel, que se presenta en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque, consigue la difícil sencillez que supone la puesta en día de una obra del siglo XVII sin menoscabo del lenguaje, el estilo y la época.

 

Aún con el respeto del canon estético de la pieza original, el director de escena hace de Las preciosas ridículas una puesta en escena que pone en relieve la crítica social que permite actualizar la obra. El creador subraya el humor fino para asumir desde hoy las reflexiones puntillosas que el también autor de obras como El enfermo imaginario o El avaro hacía de las costumbres y las formas banales de la aristocracia francesa.

 

El director de escena realiza un montaje de época. En esta tarea se apoya en la efectividad de la escenografía de David Molina, quien evoca un salón francés con sus detalles arquitectónicos y mobiliarios rococó; así como en el diseño de vestuario de Libertad Mardel con miriñaques, corsets, zapatillas y calcetas coloridas. Importante también es la elaboración de pelucas almidonadas, a cargo de Martha Atenco y Margarita Medina, y el maquillaje exacerbado realizado por Maricela Estrada.

 

La producción es adecuada para sustentar una puesta en escena que se ofrece al espectador como un bocadillo visual. Seguidamente, el director y adaptador del texto apuntala la comedia fina con el desarrollo de personajes estereotipados que permiten profundizar en la crítica de las convenciones sociales.

 

Octavio Michel permite así el acercamiento a la obra de Molière desde la actualidad. Fundamenta la dificultad de la sencillez al lograr que algo complejo parezca simple. Y, finalmente, establece un puente sólido para comunicar a la tradición con la contemporaneidad. Ese canal de comunicación es aprovechado por el director para plantear asuntos relacionados con el papel de la mujer en una sociedad machista, la trasgresión de los roles y, sobre todo, la fragilidad de las apariencias.

 

En esta puesta en escena se subraya el rol de las mujeres en la sociedad conservadora francesa del siglo XVII y aún de la actual. Esas “preciosas” se rebelan contra las costumbres con relación al matrimonio por conveniencia, la hipocresía, así como la pretensión de ser alguien que no se es, y no poder externar con franqueza lo que se desea.

 

Sin poner especial hincapié en la crítica, la reflexión queda manifiesta en el desarrollo de la trama en la que dos mujeres de la corte desdeñan a los aristócratas que el patriarca ha elegido como maridos para ellas. Las “preciosas”, por otro lado, se dejan engañar por dos bribones que se hacen pasar por nobles cuando en realidad son miembros de la servidumbre. Al ser descubiertos y desnudos, “los plebeyos” son relegados.

 

Las preciosas ridículas, producción de la Compañía Nacional de Teatro, es una obra divertida, redonda en cuanto a su concepción estética, contundente y precisa en la ejecución en el trazo escénico, así como en el coreográfico, a cargo este último de Ruby Tagle.

 

Los actores dominan el estilo ecléctico del movimiento, que mezcla el barroco con el neoclásico para dar sentido a esta comedia de corte fino. El peso de la puesta en escena recae en el trabajo dinámico de los intérpretes que deben exacerbar el gesto corporal, desarrollar de manera meticulosa y virtuosa las coreografías, al tiempo que enuncian un texto complejo que debe ser trasmitido con claridad y elocuencia.

 

Un desafío bien resuelto por los actores de la Compañía Nacional de Teatro que cuentan con la preparación para seguir los señalamientos de la dirección y de la propuesta coreográfica. En suma, el montaje invita a reír a partir del refinamiento del humor, sin caer en el chiste burdo y ofreciendo, al mismo tiempo, la visitación a un autor clásico, que ha trascendido por el ingenio desarrollado en sus comedias para burlarse de las costumbres de su tiempo.

 

FOTO: Las preciosas ridículas, de Molière, adaptación y dirección de Octavio Michel, diseño de movimiento y coreografía de Ruby Tagle, vestuario de Libertad Mardel, escenografía de David Molina, Iluminación de Patricia Gutiérrez y maquillaje de Maricela Estrada, con los actores de la Compañía Nacional de Teatro: Fernando Bueno y Rodrigo Alonso (alternando como Du Croisy y Cargador de Litera2), Karla Camarillo (Cathos), Marco Antonio García (Gorgibus), Ana Ligia García (Montserrat), Jorge León (Mascarilla), Carlos Ordoñez y Misha Arias de la Cantolla (alternando como Jodelet), Cecilia Ramírez (Mandelón), Pablo Ramírez (músico) y el actor invitado David Luynn (La Grange/cargador de litera1) se presenta en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional) jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18 horas, hasta el 10 de febrero. / Sergio Carreón Ireta / CNT

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