Coriolano: Shakespeare en el Cervantino

Oct 11 • Escenarios, Miradas • 5301 Views • No hay comentarios en Coriolano: Shakespeare en el Cervantino

 

POR JUAN HERNÁNDEZ

 

La Compañía Nacional de Teatro, con la dirección artística de Luis de Tavira, se ha dado a la tarea de llevar a la escena obras de la literatura dramática universal de gran importancia y poco conocidas en el país. Tal es el caso del nuevo montaje de Coriolano, de William Shakespeare, estrenada en el Teatro Principal de Guanajuato, en el 42 Festival Internacional Cervantino, el jueves pasado.

 

Coriolano, tragedia, drama histórico y sátira grotesca de Shakespeare en torno a la vida pública, política y beligerante de la Roma imperial, es una obra monumental a la cual el director mexicano David Olguín lleva a la escena sin titubeos, al momento de manejar la aspereza, la violencia y el carácter estruendoso de la pieza escrita alrededor de 1607.

 

Olguín es un hombre de teatro con probado talento para construir universos reveladores sobre el poder y la condición humana. En Coriolano el director construye un espacio en el que dos paredes giratorias dividen al mundo de los romanos del de sus enemigos: los volscos.

 

Con escenografía de Jorge Ballina, uno de los creadores más vitales de la escena contemporánea mexicana, la puesta en escena consigue hacer una síntesis de épocas, en las que encontramos a la Roma antigua, el mundo isabelino y el actual.

 

La puesta en escena no pretende hacer una reconstrucción arqueológica de la época romana, ni de la isabelina y tampoco es una actualización de la obra al presente. Ninguna de esas posibilidades es necesaria, cuando el director decide hacer una síntesis abstracta de todas ellas, para decirnos que lo planteado por Shakespeare, hace poco más de cuatro siglos, no se ha alterado esencialmente.

 

Olguín dirige con eficacia elencos numerosos; en este caso 24 intérpretes, entre ellos los primeros actores y actrices Julieta Egurrola, Juan Carlos Remolina, Emma Dib, Óscar Narváez, Luis Rábago, Erika de la Llave, Enrique Arreola, Mariana Gajá, Rodrigo Vázquez y Esteban Soberanes.

 

Como una máquina perfecta en su accionar en el tiempo y el espacio, los actores realizan una representación cuya esencia radica en la manifestación estruendosa y grotesca del ser humano en su acción política, en el ámbito público, pero también en el privado.

 

En Coriolano, Shakespeare desnuda al ser humano y lo exhibe perverso, rey de la simulación y pusilánime. El pueblo en la miseria es voluble y manipulable, como un rebaño de ovejas que es arreado hacia uno u otro lado en el campo de las decisiones de la política; y el poder de su voto es obtenido, en su momento, por quien maneje la retórica más convincente.

 

Los nobles o patricios que detentan el poder en el Senado romano son maestros de la simulación, conocen a los ciudadanos y los manipulan. Mientras que los representantes de la población, en aquella cámara de gobernantes (interpretados por Enrique Arreola y Diego Jáuregui), aparecen como una especie de ratas pusilánimes que manipulan a la muchedumbre para atacar a sus enemigos y hacerse de mayor poder.

 

En este universo de oportunistas resalta, por su convicción, el personaje protagónico: el general romano Cayo Marcio Coriolano, interpretado con sobrada solvencia escénica por el actor Juan Carlos Remolina. Se trata de un hombre soberbio y arrogante, un guerrero cercano a un semidiós y, desde luego, un héroe. Su desprecio por la plebe, que permanece inalterable, a pesar de que su vida está en peligro, es castigada con su expulsión de Roma.

 

Sin embargo, entre todos los personajes de la obra, Coriolano es el único fiel a sus principios y tiene un honor al cual protege del halago. Es un soldado y lo único que sabe hacer es la guerra; su sentido de la dignidad contrasta con el oportunismo descarado de quienes lo rodean, dispuestos a simular humildad para manipular la voluntad popular.

 

Con la dirección de David Olguín, Juan Carlos Remolina consigue su mejor trabajo, hasta ahora, como actor: crecido en escena él es violencia, arrogancia, soberbia pero también dignidad encarnada. La energía desbordada llena al personaje de la fuerza estruendosa del trueno, de una masculinidad bestial, y le proporciona un aura divina, propia de un semidiós.

 

Julieta Egurrola hace una interpretación memorable de Volumnia (madre de Coriolano). Una de las escenas que quedarán en la memoria es aquella en donde trata de convencer a su hijo para que ejerza el arte de la simulación y salga a ofrecer un gesto de humildad fingida al pueblo: lo que sea necesario por el poder. Petición que no es acatada por el militar.

 

Coriolano es una obra indispensable para el conocimiento de la obra del dramaturgo inglés, de quien este año se conmemora el 450 aniversario de su nacimiento. La calidad de la puesta en escena mexicana ha sido posible gracias a los recursos y talentos que posee la Compañía Nacional de Teatro, que ha logrado proyectar la magnificencia del texto shakespereano, fuerte y efectivo a la hora de exhibir la característica siniestra de la naturaleza humana.

 

¿CUÁNDO Y DÓNDE? Coriolano, de William Shakespeare, dirigida por David Olguín, escenografía de Jorge Ballina, vestuario de Eloise Kazan, iluminación de Matías Gorlero y movimiento corporal de Rafael Rosales, se presentará en temporada corta en el Teatro Jiménez Rueda, del 13 al 16 de noviembre, de jueves a sábados a las 19:00 y domingos a las 18:00, y del 17 al 19 de octubre, viernes a sábado a las 19:00 y domingo a las 18:00.

 

* Fotografía: Escena de la obra Coriolano de William Shakespeare /Cortesía CNT.

 

 

 

 

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