Cuatro poemas

May 16 • destacamos, Ficciones, principales • 5836 Views • No hay comentarios en Cuatro poemas

POR CHRISTIAN PEÑA

 

Autor de Me llamo Hokusai (FCE,2014)

 

MALBORO

 

“El cáncer de pulmón es mortal”, dice la cajetilla.

El cáncer vende:

xxxxxxxxxxxxxxxx mi padre fuma como chimenea.

Lo quiero, pero no quiero ser como él: tan sedentario y tan feliz.

Y no quiero que mi padre muera.

 

Mi padre nunca me donará su sangre,

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx  mucho menos,

por mucho amor que haya, un pulmón.

Nuestros pulmones valen igual a nada;

los dos tenemos humo, el suyo es doméstico

como el de una chimenea,

el mío es una fogata de neumáticos.

 

Lo quiero, pero no puedo ser como mi padre;

a mí la promesa del cáncer me da paz:

sólo con la garganta hecha trizas puedo hablar como hombre.

 

No quiero, no puedo ser como él.

xxxxxxxxxxxxxÉl fuma como chimenea, sedentario y feliz;

yo fumo como locomotora.

 

 

 

 

 

RESPUESTA DE UNA AMIGA COPYWRITER A LA PREGUNTA 

¿Y  CÓMO VENDERÍAMOS PIEDRAS?

 

 

Irme dentro de una piedra

es lo que haría.

Charles Simic

 

Suelo recoger piedras en el camino.

Me gustan las piedras porque pueden detener

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx la trayectoria de casi todo:

piensa en los niños cuando las lanzan con sus resorteras

y detienen el vuelo de los pájaros

o imagina una pedrada en el parabrisas de un auto.

 

Siempre he querido arrojar piedras a un lago y hacer “patitos”

xxxxxxxxxx como en las películas

y ver cómo el agua tiembla, creando círculos que se parecen

a los de las bocinas del estéreo.

 

Mi madre dice que de niña

me gustaba meterme piedras en la boca.

 

Me gustan los collares de piedras

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx y que cuando digo “piedra”

de inmediato siento que algo se rompió.

 

Hace una semana que el timbre no funciona

y cuando alguien me visita

arroja pequeñas piedras a la ventana para que baje a abrirle.

 

Hace poco me dijiste

que el corazón es del tamaño de un puño;

xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx lo he pensado:

mi corazón es una piedra que late.

 

 

 

 

EJECUTIVA DE CUENTA JUNIOR

 

Tacón, punta, tacón, punta,

XXXXXXXXXXXXXX tacón sobre tacón

y cada vez más alto hasta alcanzar

un aumento de sueldo y de autoestima;

XXXXX tacón sobre tacón

para perder el piso y olvidar

la quincena que no tiene para cuándo

la comida en el tóper, la pila de correos,

y –tacón sobre tacón– hallar un tiempo también,

preciso, necesario

XXXXXXXXXX para pintarse las uñas.

 

Tacon sobre tacón

XXXXXXXXX y otros cinco y diez centímetros

hasta llegar lo más lejos posible de ella misma,

para salvar sus pies del piso caliente,

de las ocho horas de infierno

y el pequeño y mínimo salario

XXXXXXXXXXXXXXXXXXX –y, otra vez, tacón sobre tacón–

para dejar atrás, abajo, esa miseria,

porque sólo los pobres se aferran

tanto a sus recuerdos

XXXXXXXXXXXXXX y ella no es pobre

o no quiere serlo o, mejor dicho,

no quiere que nadie lo sepa.

 

Tacón sobre tacón

XXXXXXXXXXXXXX y no caerse,

por muy alto que suba, no caer jamás,

porque, si cae, se la chupará el diablo,

se romperá una pierna o, peor aún,

XXXXXXXXXx el tacón mismo, y entonces qué,

y entonces cómo

si, después de todo, –tacón sobre tacón–

alguien tiene que trabajar,

XXXXXXXXXXXXXXX y nadie más lo hará por ella

y esos zapatos no van a pagarse solos.

 

 

 

FADE OUT

(EL PALACIO DE HIERRO)

 

Llegado el fin

pondré mi mejor cara de idiota

cuando la muerte tome mi fotografía.

 

Mi barba de tres días y el traje de etiqueta

harán que me parezca un poco más a mi padre.

 

Será –estoy seguro–

XXXXXXXXX un viernes con el corazón de lunes.

 

Será un día de quincena

pero el bar que frecuento estará vacío.

 

 

 

 

Los poemas forman parte del libro El amor loco & the advertising

*FOTOGRAFÍA: El sueño de la esposa del pescador, del pintor japonés Katsushika Hokusai (1760-1849) / Especial

 

 

 

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