El arte de la diversidad

Jun 23 • destacamos, principales, Reflexiones • 3833 Views • No hay comentarios en El arte de la diversidad

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En estos días de celebración de la diversidad, tres espacios presentan muestras sobre la riqueza artística en torno a la comunidad LGBTI, oportunidad para promover la convivencia y desterrar la discriminación

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POR ANTONIO ESPINOZA

A tan sólo una semana de una elección presidencial que marcará el destino del país y ante un clima político y social bastante polarizado, debemos celebrar la diversidad. Sea cual sea el resultado del 1 de julio, México seguirá siendo un país muy complejo en su carácter multirracial y, por ende, multicultural. Aquí nos tocó vivir y aquí seguiremos viviendo después de la elección. No hay de otra y una buena recomendación para los amantes del arte es visitar tres exposiciones que celebran precisamente la diversidad… sexual. La primera es una exposición documental que se presenta en la Galería José María Velasco del INBA. Celebrada en el marco del Festival Internacional por la Diversidad Sexual (FIDS), la exposición: Laberintos inexplorados. De la misoginia a la lesbofobia está integrada con material gráfico y periodístico del Archivo Histórico del Movimiento de Lesbianas Feministas (1976-2018), a cargo de Yan María Yaoyólotl. Buena oportunidad para conocer la historia de un movimiento libertario con más de cuatro décadas de existencia.

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Sensibilizar al público, liberarlo de prejuicios, generar conciencia sobre la riqueza de la diversidad sexual, promover la convivencia armónica de la sociedad y la tolerancia y desterrar la discriminación. Tales son los objetivos de la exposición mencionada y de las otras dos, realizadas igualmente dentro del FIDS: Divina comedia, en el Museo Universitario del Chopo y LGBT +. Identidad, amor y sexualidad, en el Museo Memoria y Tolerancia. Vamos a ellas.

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Divina comedia

/Bajo la curaduría del fotógrafo Pedro Slim, Divina comedia está integrada por 72 obras de 36 artistas, mexicanos y extranjeros. Todo parece indicar que se trata de una exposición completamente fotográfica. De hecho, la muestra inicia de la mejor manera, con una imagen de la fotógrafa uruguayo-holandesa Diana Blok. La fotografía no tiene cédula, pero según la artista –se lee debajo de la obra–, ese hombre con los senos mutilados es una Santa Sebastiana. La imagen es fuerte y anuncia una exposición que se distingue por su abundancia de falos. Está muy bien, sólo que cuando apenas comienza uno el recorrido por la sala Arnold Belkin, se encuentra con la sorpresa de que hay colgadas tres obras que no son fotografías. Se trata de tres pequeños cuadros: Boda (mixta, 2010) de Pedro Friedeberg, Sin título (óleo sobre cartón, 1968) de Rodolfo Morales y Madame Claudet y sus amigas (óleo sobre tela, 1986) de Francisco Ochoa. Igualmente desconcertante es la presencia de otras tres pequeñas pinturas de un autor de nombre Radríguez (así, con a) y de una escultura en papel de Fernando Osorno. El problema es que estas obras, si bien se ajustan perfectamente a la temática de la muestra, están fuera de lugar, rodeadas de fotografías. Ignoro por qué un curador que es fotógrafo decidió incluir estas piezas.

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Problemas aparte, la exposición cumple cabalmente con sus objetivos. Los falos por aquí y por allá resultan hasta divertidos para algunas personas que ven la muestra (“¡Está más grande que la de Zague!”, le dice una joven estudiante a la amiga que la acompaña). Y no son pocas las obras que deben destacarse. En primer lugar, las fotografías de la serie Eunucos (plata sobre gelatina, 2009) de la maestra Graciela Iturbide, imágenes captadas en Calcuta, India. Hay mucho más: las fotografías del luchador “Cassandro” de Annik Donkers, los “sirenos” de Fershow Escárcega, el guiño a Village People de Matthew Morroco, el autorretrato de Andrés Juárez, los autorretratos de Shen Wei, el ingenioso collage digital de Erevank… Mención especial merecen los videos de Jesús Flores (Calibre 45, 2016) y G del Diablo (Es un trabajo sucio, pero alguien tiene que hacerlo, 2018).

Graciela Iturbide, Eunucos, Calcuta, India, 2009, plata sobre gelatina.

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LGBT y más

Bajo la curaduría de Linda Atach y Alejandro Brito, LGBT +. Identidad, amor y sexualidad no es propiamente una exposición artística, aunque participe Lorena Wolffer, una reconocida artista del performance. Se trata de una exposición didáctica con un evidente sentido estético. Da la bienvenida al público la instalación: Universo diverso (2018), de Rodrigo Estrada, construida con hilos de plástico con los colores del arcoiris, emblema de la comunidad LGBT. Al ingresar a la sala encontramos una serie de fotografías de distintas familias, todas dentro de los moldes de lo tradicional. Aquí se inicia el discurso, muy bien articulado, de la muestra. Se nos dice que no existe un sólo modelo de familia y que las familias retratadas se ajustan a lo convencional y políticamente correcto. Continuamos el recorrido y comienza el bombardeo de preguntas y respuestas. Un cuarto dividido en azul y rosa cuestiona los estereotipos de lo femenino y lo masculino que los padres aplican a los niños. En otra parte, un letrero espectacular con cajas de luz nos dice el significado de cada una de las letras: L (Lésbico), G (Gay), B (Bisexual), T (Transexual), T (Transgénero), T (Travesti), I (Intersexual), Q (Queer) y A (Asexual).

Vista de la exposición LGBT +. Identidad, amor y sexualidad. / Stephanie Zedli

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Ahí mismo la exposición se vuelve interactiva, pues podemos abrir varias pequeñas puertas en donde leemos distintas preguntas con sus respectivas respuestas. La identidad de género, la orientación sexual, el clóset y otros conceptos quedan perfectamente explicados. Más adelante, en un cuarto oscuro, vemos imágenes de homofobia y crímenes de odio, para que finalmente vuelva la luz y aparezcan las “huellas del arcoiris”, como el movimiento It Gets Better, que inició en 2010 en Estados Unidos. En un mapa histórico y temporal, vemos personajes de distintas épocas, que se distinguieron por su carácter excéntrico y su sexualidad diferente: Safo, Constantino, Nerón, Sor Juana, Oscar Wilde, Gabriela Mistral, Virginia Woolf, Frida Kahlo, Chavela Vargas, Billie Jean King, Fredy Mercury… Finalmente, las grandes conquistas de la comunidad LGBT que inició su lucha en 1978 con la Primera Marcha del Orgullo Gay: el matrimonio igualitario y la adopción entre parejas del mismo sexo en la Ciudad de México. Poniendo énfasis en que falta mucho por hacer, la muestra concluye con una frase de Octavio Paz (“El amor es una de las formas en que se manifiesta el deseo universal y consiste en la atracción por la belleza humana”) y, en la parte de abajo del museo, la instalación: Familias naturales (2011-2018) de Lorena Wolffer, con imágenes de familias no convencionales ni políticamente correctas.

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Foto: Diana Blok, Oda a San Sebastian -transhombre levi en Ámsterdam, 2017. /Cortesía: Museo Universitario del Chopo.

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