En busca de un estilo

Oct 22 • destacamos, Lecturas, Miradas, principales • 5782 Views • No hay comentarios en En busca de un estilo

POR LUCÍA MELGAR

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El esperado segundo volumen de Los diarios de Emilio Renzi confirma la importancia de este género para la historia interna de la literatura. Tras los Años de formación (1957-1967), Renzi/Piglia reafirma aquí su compromiso con la escritura como centro, pese a los vaivenes de la vida personal y social durante el turbulento periodo de 1968-1975, y va definiendo con mayor certidumbre una poética propia, ajena al boom y a la literatura “comprometida”.

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A diferencia del primer volumen, en éste no hay marcos narrativos ni relatos entreverados. El prólogo nos recuerda que estos Diarios son una transcripción (sin duda, editada) de cuadernos, cuya publicación se preveía de tiempo atrás. El proceso de edición, cuyas directivas desconocemos, se manifiesta desde el título, “Los años felices”, que corresponde más a una relectura irónica del autor-editor que a la impresión que se desprende de los diarios mismos.

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Diario de escritor, Los años felices devela las lecturas, películas, reflexiones, conversaciones y andanzas que alimentan al editor de colecciones de clásicos y novela negra, al ensayista y colaborador de importantes revistas de la época, al autor de los relatos de Nombre falso (1975). Los lectores de Piglia reconocen aquí a viejos conocidos: Arlt, Borges, Tolstoi, Kafka, Faulkner… Encuentran también la frescura de primeras lecturas, admirativas, de autores como Puig o Roa Bastos que publican Boquitas pintadas y Yo el Supremo, cuya originalidad y maestría sólo se reconocerá después. La agudeza crítica de Renzi se manifiesta así mismo en su apreciación de autores “secretos” como Bianco y de escritoras como Bombal y Silvina Ocampo, de quienes poco se hablaba en el boom y post-boom.

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A través de sus impresiones de lectura y de sus reflexiones acerca de sus contemporáneos y sus obras –Viñas y Walsh, entre muchos otros– Renzi va trazando una poética propia que se define desde una opción personal y en contrapunto con las tendencias y tensiones de la época. A su admiración por Arlt, se añaden, por ejemplo, su deslinde frente a la influencia creciente de Cortázar, frente a la novela poblada de política o al servicio de una causa, frente a la escritura desbordante de García Márquez, opciones que corresponden en gran medida a una toma de posición primera del escritor ante su tiempo y a un concepto básico de la literatura como forma de creación con principios propios.

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Desde sus inicios, Renzi se siente y define como un escritor “aparte”, “distinto”. En este periodo de consolidación crítica, reafirma su búsqueda de una literatura que dé forma a la experiencia, que cuente desde “otro lugar” (no el del militante o el orfrebre), construida con materiales diversos y transgresora de fronteras entre géneros y formas establecidas.

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Si bien la poética de Renzi/Piglia se manifiesta ya en los relatos que conforman Nombre falso y sobre todo en su primera y gran novela, Respiración artificial (1980), los diarios explicitan la importancia y sentido de un elemento tal vez menos evidente: la contención. El “pudor” o “recato” que Renzi contrapone al sentimentalismo y la emotividad se refiere a su persona y a la intención de estilo en los diarios, pero impulsa también la búsqueda de “un lenguaje que sólo muestre la intensidad –enmascarada– de la emoción” (107) que cristaliza, me parece, en novelas y cuentos.

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Esta búsqueda de estilo corresponde también a un afán por poner orden en la escritura y a través de ella al “caos” de la vida personal y social, en años conflictivos en que la represión irrumpe en la cotidianeidad del autor y lo descentra. Lo que Piglia/Renzi llama en el prólogo “contratiempos” son hechos que trastruecan su vida, sin ser necesariamente “grandes acontecimientos”. La Historia no se vive con mayúscula en el día a día: para el escritor es más significativo saberse buscado por el ejército en 1972 que la muerte de Perón.

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La marginalidad de los hechos, característica en los diarios, no disminuye la importancia de éstos como documentos de época. La historia y la política se cuelan en las conversaciones entre escritores y críticos, en sus encuentros y desencuentros. Así como discuten el compromiso político en/de la literatura, coinciden o difieren ante el caso Padilla en Cuba, el peronismo, la guerrilla y la represión militar. Este panorama –explícito o esbozado– será más claro para los lectores y estudiosos de la Argentina, pero es sin duda sugerente para quien se interese por lo que significó escribir y vivir en los años previos al golpe militar, cuando la Revolución cubana dividía a los intelectuales y Salvador Allende representaba una esperanza de cambio. Desde esta perspectiva, se echa de menos el diario del viaje del autor a China, decisión editorial que tal vez confirma la idea lejana de que constituiría un libro en sí, pero que elude un pasaje que nos daría un perfil más acabado de Renzi/Piglia.

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Como anhelaba ya el joven Renzi, la obra de Piglia justifica la lectura de sus diarios. Éstos, a su vez, invitan a una relectura de sus novelas, cuentos y ensayos a través de sus entretelones o subtextos contemporáneos; desde la experiencia del escritor en proceso de creación, a menudo frustrado, a veces feliz, enfrentado a las exigencias de vivir y sobrevivir.

Ricardo Piglia. Los diarios de Emilio Renzi II. Los años felices. Barcelona: Anagrama, 2016

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FOTO: Ricardo Piglia, Los diarios de Emilio Renzi/ Los años felices, México, Anagrama, 2016, 424 pp.

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