Intimidad creativa, round de sombra

Mar 11 • destacamos, principales, Reflexiones • 3678 Views • No hay comentarios en Intimidad creativa, round de sombra

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A propósito de El espíritu de la ciencia ficción (Alfaguara, 2016), la obra póstuma más reciente de Roberto Bolaño, ofrecemos esta reseña

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POR LEONARDO TARIFEÑO

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La extraordinaria fuerza de Los detectives salvajes (1998) y 2666 (2004), las dos novelas más ambiciosas de Roberto Bolaño, ha llevado a sus lectores a creer que de los ya célebres cuadernos manuscritos del autor chileno puede emerger otra obra comparable en cualquier momento. Lo que parece un abuso pedirle a un escritor vivo, resulta normal en el caso de uno muerto. El mito que se ha forjado a su alrededor desde su tempranísimo fallecimiento en julio de 2003 y la sucesiva aparición de libros póstumos ha acentuado la impresión de que uno de los escritores hispanoamericanos más relevantes de los últimos tiempos aún tiene mucho que decir. Y es probable que en esa sospecha haya algo de cierto, pero sólo si tiene en cuenta que su valor responde más a los términos del escritor que a los de su leyenda.

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La controvertida decisión editorial de publicar algunos de los textos que Bolaño no sacó a la luz durante su vida ha servido, sobre todo, para reinterpretar el conjunto de una obra que parece girar sobre idénticas obsesiones una y otra vez. Con los póstumos El gaucho insufrible, La Universidad desconocida y El Tercer Reich entre su bibliografía oficial, hoy parece lícito pensar la totalidad de su trabajo como un organismo vivo que un día sí y otro también se nutre de los mismos alimentos. En Bolaño no hay, como quizás podría haberse pensado sin esos volúmenes, libros autónomos e independientes, sino una voluntad de narrar que entrelaza a unos y otros, más allá de las anécdotas y los temas. Lo que parece interesarle no es aquello que cuenta, sino el grado de potencia que puede alcanzar. Prefiere aumentar el volumen a cambiar de canción. Se confía más al poder de la intensidad que al de la historia, o mejor dicho, descree de la historia que no se apoya en la intensidad. Y para lograr ese objetivo, reescribe, corrige y vuelve a escenarios aparentemente agotados en busca de lo que en otro libro dejó sin contar.

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Tal parece la novedad que plantea El espíritu de la ciencia ficción, novela que Bolaño produjo en Blanes (España) con la mente puesta en el México donde se animó a verse a sí mismo como poeta, primero, y escritor, después. Los lectores de Los detectives salvajes reconocerán muy rápidamente su paisaje narrativo, en el que unas hermanas y unos aprendices de literatos descubren el paralelo que late entre la toma de partida por la bohemia y la curiosidad que le despierta una vida urbana llena de misterios, secretos y aventuras in progress. Aquí, una vez más, los poetas son héroes a la vez cándidos y peligrosos, tan capaces de enviarles cartas a sus escritores preferidos como de identificar en el sexo a un abismo donde se juega la ansiada y temida madurez. El universo de Los detectives salvajes se despliega en estas páginas como un mapa futuro, una apuesta que anticipa el rumbo iniciático de los personajes que encontrarán su mejor destino en el desierto de Sonora, en busca de Cesárea Tinajero. Hijo de boxeador, Bolaño no ignora la importancia de los ejercicios de sombra en la preparación de un combate. Y algo de eso es lo que brilla en El espíritu de la ciencia ficción, cuyo impacto se mide más por lo que logra en el gimnasio que por su actuación en el ring.

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En la red de parentescos y complicidades que desvelan los libros póstumos de Roberto Bolaño, esta novela conserva el mérito de exhibir la intimidad creativa de un gran escritor. Como ninguna otra de todas sus obras, muestra cómo trabajaba un autor irreductible, en el que hoy unos ven a un intelectual punk y otros al primer gran escritor de lengua hispana que enterró el concepto de nacionalidad en la literatura. Chileno, mexicano y catalán al mismo tiempo, el Bolaño de El espíritu de la ciencia ficción ya es un narrador libre que inventa su lenguaje, su origen y su universo, dispuesto a llegar hasta el final en esa carrera contra el tiempo que siempre es la escritura. Si en su poesía ensayaba las puestas en escena que luego desarrollaría en sus cuentos y novelas, en este libro vigoroso y alegre explora las maneras de narrar la juventud sin caer en el idealismo, la ternura o la añoranza. Complemento y “lado B” de Los detectives salvajes, El espíritu de la ciencia ficción demuestra que el escritor Bolaño es mucho más complejo, estimulante y atrevido que su leyenda. Dice, a su manera, que su autor sabía y quería correr riesgos, de ésos que constituyen la gran literatura. Cuando escribió esta novela, quizás él no sabía si estaría a la altura de su propia ambición. Con libros como éste queda claro que su aventura más admirable fue la de atreverse a cumplir su destino.

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Ilustración: Rosario Lucas

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