Juan Goytisolo contra sí mismo

Nov 29 • destacamos, principales, Reflexiones • 2688 Views • No hay comentarios en Juan Goytisolo contra sí mismo

 

POR LUIS FELIPE PÉREZ SÁNCHEZ

 

Autor del libro de relatos Eufemismos para una despedida

 

Juan Goytisolo nació en Barcelona en 1931. Sus primeras publicaciones se dan a conocer en el periodo de la segunda posguerra. A estos escritores se les conoció como Los Hijos de la Guerra. Juan Goytisolo es parte de un contrapeso a la primera oleada de escritores de posguerra, funcionaria del Régimen. Ellos son “la generación herida”. Crecieron en medio de la Guerra civil española. Aparecen en el panorama literario con retratos de una visión infantil de su propio pasado: una época estéril y mediocre, de odio y de revancha. Mostraban una actitud crítica, a veces despiadada, hacia el mundo concreto en el que vivían. Max Aub, José María Gironella o el propio Goytisolo hacen literatura de situaciones provocadas por la guerra; se contraponían a las loas hechas por los escritores en los años cuarenta, sus inmediatos predecesores; fuera de Camilo José Cela o Carmen Laforet, hasta ese momento luego del fratricidio, era difícil encontrar literatura que se alejara de las rígidas orientaciones estatales.

 

Pero ni la tentación realista ni la literatura comprometida ni los problemas sociales fueron descubrimiento de Juan Goytisolo. Su seña de identidad fue la reinterpretación de la tradición. Él mismo dice que hay tres temas tabú en la cultura española: “el carácter mudéjar de la literatura española —castellana y catalana— en sus tres primeros siglos; la importancia del problema de la limpieza de sangre: toda la literatura está embebida de la violencia entre cristianos viejos y cristianos nuevos y esto se traduce en nuevas formas literarias en el siglo XV y el XVI; el extrañamiento del tema erótico”. La mirada de Juan Goytisolo se vio influida por la narrativa norteamericana y francesa y el neorrealismo italiano, el realismo socialista y la novela rusa. Aunque en sus inicios fue un escritor comprometido, siempre se caracterizó por una búsqueda del individualismo, incómodo ante la realidad propia, y ostentó esa sensación característica de los señoritos: la culpabilidad ante la injusticia social. Luego de su primera etapa vino la reinterpretación de la tradición mezclada con una escritura autobiográfica con La trilogía del mal: Señas de identidad (1966), Reivindicación del conde don Julián (1970) y Juan sin tierra (1971), modelos para la literatura española. Fue un periodo de experimentación formal y de irreverencia. Su obra narrativa y ensayística ha sido un torpedo contra lo peor de la herencia católica y lo más enquistado de la España veterotestamentaria, afirma Jordi Gracia.

 

No sería, empero, sino hasta 1985, con Coto vedado, y En los reinos de taifa en 1986, volúmenes autobiográficos, que se consuma el ajuste de cuentas de este escritor siempre preocupado por dar testimonio de su condición de superviviente de sí mismo. Cristaliza la posibilidad de hacer un ejercicio de corte de caja, una autognosis menos reivindicatoria que expiatoria. Asume culpas con irónica sinceridad; ajusta, para sí mismo, la posibilidad de existir como la moral personal lo dicte, sin atavismos ni bridas heredadas de una tradición que, vista bien, no podía ser cierta. El periodo autobiográfico es un paso decisivo para la literatura española, pues como lo hizo él no lo había hecho nadie hasta entonces. Dice Gracia: Goytisolo “no eludió la viscosidad de una sexualidad analizada de frente. Tuvo el coraje de contar púdica y a la vez crudamente las razones de una biografía rectificada y dignificada gracias a la cultura y la razón crítica, gracias a la expatriación y al mestizaje intelectual y geográfico. Coto vedado y En los reinos de Taifa fueron medidas de un género donde aquello que era confidencia o memorialismo también era literatura”. Los dos volúmenes son una descarnada revisión de su infancia y su antifranquismo, un celoso relato sobre la conflictiva aceptación de su homosexualidad: una poética en la que registra sus evoluciones creativas. Mientras Coto vedado parece un mea culpa del señorito que fue porque nació donde nació, En los reinos de taifa podría ser, en su centro, la declaración de un secreto ya desbordado que era imposible seguir manteniendo bajo la ley del ocultamiento. Monique Lange, su esposa, es la destinataria de algunas de las páginas más dolorosas para el escritor, que se expone tanto como es capaz. En una carta que redacta para ella resume o acepta el centro de todas sus culpas; la carta le sirve como vehículo expiatorio, la posibilidad de cambiar de piel. Pero su autobiografía es la labor de un escritor. Ha sido escrita con la conciencia de ser un farsante, como él mismo lo dice al finalizarla: “reconstruía el pasado a sabiendas de que es una forma segura de traicionarlo al dotarlo de coherencia”. Sin embargo, nada era peor que el silencio, “esa ilusión pura y estéril de mantener intacta la posibilidad de la verdad”. Él toma su única opción: hacer de la realidad un ejercicio artístico, sincero y rigurosamente estético.

 

*Fotografía: El escritor español Juan Goytisolo ha obtenido el Premio Cervantes de Literatura / EFE.

 

 

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