La escena de la (in)disciplina

Dic 9 • Escenarios, Miradas • 3701 Views • No hay comentarios en La escena de la (in)disciplina

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La invasión de la vida pública y privada por artefactos inteligentes es el tema abordado por la joven compañía Teatro Desde la Grieta en esta experimental obra

 

POR JUAN HERNÁNDEZ


El papel de la tecnología en la transformación de las relaciones sociales, ha sido estudiado por autores como Jean Baudrillard (Reims, 1929-Paris, 2007), en Cultura y simulacro; Román Gubern (Barcelona, 1934), en El eros electrónico y Del bisonte a la realidad virtual; Mario Perniola (Asti, Italia, 1941), en La sociedad de los simulacros, El arte expandido, El sex-appeal de lo inorgánico y Del sentir; y Mario Vargas Llosa, en La civilización del espectáculo, entre otros.


Sus ideas han enriquecido la comprensión de la experiencia humana, en la era digital. La máquina inteligente, convertida en signo de la cultura contemporánea, habría anulado la noción de sentido e invisibilizado al sujeto, de acuerdo con Baudrillard. Gubern, por su parte, ha subrayado que la era tecnológica sexualizó la relación entre el usuario y el ordenador, trastocando la certidumbre de lo real; mientras que Vargas Llosa ha explicado la banalización de la producción artística, sometida a las necesidades de un consumo acrítico e irreflexivo.


Perniola, en una de las tesis más revolucionarias de la teoría del arte, ha certificado el nacimiento de una nueva manera de sentir, a partir de los años 60. La bautizó como “sensibilidad contemporánea”. Una sensibilidad radicalmente distinta a la predominante entre los siglos XVII y la primera mitad del XX.


Pensamos en estos autores, para ubicar el discurso de la primera entrega del proyecto escénico Rostros iluminados. El mundo que desapareció de los cuerpos, del grupo transdisciplinar Teatro Desde la Grieta, compañía que investiga, desde adentro, la influencia de la tecnología digital en los nuevos comportamientos del ser humano, así como en la forma en que éste construye la imagen del mundo.


No se trata de un asunto nuevo. La propuesta de Teatro Desde la Grieta tampoco descubre el hilo negro en la telaraña de la era digital; sin embargo, su obra El mundo que desapareció de los cuerpos propicia la reflexión en relación con el fenómeno de la invasión de la vida pública y privada de los seres humanos por los artefactos tecnológicos inteligentes.


En el discurso de la puesta en escena, asalta a la consciencia la pregunta: ¿Quién mira: el individuo o el artefacto? ¿Cuál es el papel de Facebook, Instagram o Twitter en la experiencia de aquéllo que la modernidad consideró propiamente humano?


Perniola diría que en la “sensibilidad contemporánea” la experiencia se ha convertido en extra-corporal e inorgánica, una vez que las relaciones entre las cosas y los humanos se han transformado, de tal manera que, por ejemplo, el afecto o la sexualidad, se viven fuera del cuerpo, es decir, en el espacio de lo virtual.


Los creadores de El mundo que desapareció de los cuerpos exponen la intromisión de la tecnología digital en aquéllo profundamente humano como la imaginación, el amor, el deseo, la sexualidad, el erotismo y la naturaleza orgánica y sensitiva del cuerpo. Lo hacen por medio de una puesta en escena, que podría definirse (in)disciplinaria; es decir, que utiliza los medios digitales para, una vez dentro de ellos, en la elaboración del artefacto de la puesta en escena, rebelarse y estallar.


Las escenas se realizan en diferentes áreas del escenario, en el cual los espectadores se colocan, de pie o sentado en el piso, en donde mejor les acomoda; para mirar, todos, cosas distintas. De la misma manera en que, cada uno, imagina el mundo desde sus artefactos tecnológicos inteligentes.


Los performers Priscila Imaz, Zezé Figueroa Ramos, Dulce Mariel y Jorge Rojas, realizan un trabajo corporal extenuante, que hace resaltar la naturaleza orgánica de su corporalidad, superpuesta a las imágenes producidas, en tiempo real, en computadoras y teléfonos inteligentes, cuya presencia en escena está lejos de ser mera utilería, toda vez que adquieren la dimensión de signos potentes de la era digital.


En el montaje participan creadores de distintas disciplinas. Los textos son de Ingrid Bravo, Francisco de León y Bruno Ruiz; el espacio y la iluminación de María María y Víctor Padilla; la dirección de movimiento escénico, de Luis Rodríguez; el videoarte, de Isabel Wulf; el diseño sonoro, de Enrique “Doc” Cedillo; la investigación teórico-documental, de Francisco de León, Luis Rodríguez y Bruno Ruiz; la realización de espejos, de Fernando Nava Tudela; y la dirección de escena, de Bruno Ruiz.


Una propuesta de artistas jóvenes, interesados en reflexionar, de manera profunda y crítica, sobre el tiempo que les ha tocado vivir; y en generar una forma creativa, que cuestiona la estructura convencional del hecho escénico.


Teatro El Milagro ofrece un espacio a propuestas discordantes, a las cuales ha aglutinado en el ciclo “Teatro Emergente”. Nosotros añadiríamos que se trata, al menos en el caso de Teatro Desde la Grieta, de una invitación a pensar, de manera crítica, la naturaleza de esta sensibilidad contemporánea, a la que se refiere Perniola, en su libro El sex-appeal de lo inorgánico, de 1994.

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FOTO: DANIELA BUSTAMANTE

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