Qué sí y qué no de México en Escena

Mar 1 • Conexiones, destacamos, principales • 3359 Views • No hay comentarios en Qué sí y qué no de México en Escena

 

POR ABIDA VENTURA

 

En sus poco más de 20 años de historia, la compañía Seña y Verbo: Teatro de Sordos no solo ha sorteado las barreras de superación por dedicarse a grupos vulnerables o públicos con capacidades diferentes. En un país donde, según el Sistema de Información Cultural (SIC), existen 614 teatros y solo 9.8% de la población asiste a una función al menos una vez al año, sostener una compañía teatral incluyente supone todo un reto.

 

La consolidación y proyección a nivel nacional e internacional de Seña y Verbo se ha logrado, en gran parte, gracias al sustento económico que desde hace seis años obtiene con la beca México en Escena, el Programa de Apoyo a Grupos Artísticos Profesionales de Artes Escénicas que ofrece el Fonca. Esa beca, comenta en entrevista Alberto Lomnitz, uno de los fundadores de la agrupación surgida en 1992, les ha permitido dar más funciones y talleres en todo el país, además de embarcarse en nuevos proyectos como la creación de cinco pequeñas compañías de teatro para sordos en Culiacán, Torreón, Guadalajara, Aguascalientes y San Luis Potosí, y el lanzamiento del primer Festival Nacional de Teatro para Sordos en Torreón, que se llevó a cabo en 2012.

 

Esta compañía, que desde sus inicios ha recibido el apoyo del Fonca a través de sus diversos programas de becas, es uno de los 69 proyectos dedicados a la danza, la música, la ópera y el teatro que durante 2012 y 2013 se beneficiaron con México en Escena, al que en su última convocatoria —que, por cierto, se lanza cada dos años—, se destinaron 94 millones 190 mil pesos.

 

Desde su quinta convocatoria, en 2012, este programa ofrece apoyos económicos en dos categorías: grupos con foros escénicos, en la que las cifras van desde un millón 650 mil pesos por año para las compañías con 5 a 9 años de trayectoria ininterrumpida, a un millón 800 mil para quienes demuestren una trayectoria de 10 a 19 años y hasta un millón 950 mil pesos para las agrupaciones con más de 20 años de historia; la otra categoría comprende a los grupos sin foro escénico, en la que los montos van desde un millón y medio de pesos por año para las compañías de 5 a 9 años de trayectoria, hasta un millón 600 mil pesos para las de 10 a 19 años y de un millón 700 mil pesos para las que cuentan con más de 20 años.

 

Los montos podrían sonar suficientes para que las agrupaciones beneficiadas emprendan y consoliden diversos proyectos; sin embargo, en un país donde no existe una industria teatral como la de Broadway y en donde es imposible sobrevivir de la taquilla, sostener una compañía es una labor titánica, comenta Lourdes Pérez Gay, directora y fundadora de Marionetas de la Esquina, agrupación con 40 años de existencia y que obtuvo la beca México en Escena cuatro veces, salvo en la última edición.

 

“En este país hay que llevar a la gente al teatro. Sabemos que el beneficiario es el público; nosotros somos el eslabón. Lo importante de esta beca es que siga sosteniendo a las compañías que tenemos tantos años trabajando, que no funcionamos solo para un proyecto y luego nos deshacemos, sino que somos una compañía que hacemos escuela”, opina la actriz y titiritera, quien comenta que en estos dos últimos años la compañía se ha visto en una situación difícil por no contar con ese apoyo del Fonca.

 

Lomnitz y Pérez Gay celebran la existencia del programa México en Escena porque ha permitido crecer a muchas compañías; sin embargo, cuestionan los montos y mecanismos de selección de los proyectos.

 

“Creo que está bien la idea de que te califiquen los pares, pero esos pares no siempre son tus amigos. Si funcionaran con mucha ética dejarían la amistad o la no amistad a un lado y se trabajaría a partir del proyecto. En el caso de México en Escena, antes lo que se hacía era invitar a un extranjero y a dos mexicanos, y eso permitía, a mi parecer, una mayor equidad”, opina Pérez Gay.

 

A nivel macro, comenta Alberto Lomnitz, el gran reto de esta beca siempre ha sido la falta de recursos, pero también es debatible el hecho de que se apliquen los mismos mecanismos para seleccionar a una compañía con una trayectoria consolidada y a una que busca entrar por primera vez. “Un grupo que lleva dos años con un apoyo de un millón de pesos al año obviamente estará en mejores condiciones para competir; los nuevos grupos que quieren entrar dicen que es muy difícil competir con los que ya están porque llevan una gran ventaja. Habría que pensar en mecanismos con los que los grupos que están buscando renovar no necesariamente compitan de la misma manera o en el mismo plano que los grupos que están buscando entrar por primera vez”, dice.

 

El director de obras como El rey que no oía, pero escuchaba (2006) y La vuelta al mundo en 80 días (2012) también señala lo complicado que resulta la realización de los trámites administrativos para obtener la beca, pues una vez que los proyectos son aprobados, los beneficiarios deben realizar informes cuatrimestrales en donde ofrecen un reporte detallado del avance de su proyecto. Según el Fonca, con base en estos informes es posible medir el funcionamiento del programa, verificar los indicadores en cuanto a número de obras montadas, número de presentaciones, asistencia del público, así como las actividades complementarias que las compañías deben realizar, entre ellas la impartición de talleres o la realización de funciones gratuitas o de festivales.

 

“Hay una cierta rigidez en todo el manejo administrativo. Habría que buscar formas operativamente más sencillas y que a la vez cumplan con los criterios de comprobación y verificación propios de una beca pública”, dice Lomnitz.

 

*Fotografía:  “El Circo de Marionetas de la Esquina”, presentado en el Teatro Helénico en octubre de 2009  por la compañía Marionetas de la Esquina, que ha obtenido cuatro veces la beca México en Escena/Archivo El Universal.

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