Una apuesta a todo o nada

Nov 21 • destacamos, Lecturas, Miradas, principales • 3356 Views • No hay comentarios en Una apuesta a todo o nada

POR LUCÍA MELGAR

 

¿Qué conduce a un joven a empezar un diario? ¿ Cómo se inicia en la literatura y, sobre todo, qué lo lleva a dedicarse a ella? ¿Cómo se forma un escritor?

 

Con Los diarios de Renzi. Años de formación, Ricardo Piglia abre a sus lectores la posibilidad de acercarse a estas preguntas desde la escritura personal del Emilio Renzi, quien en Respiración artificial (1980) indaga y reconstruye una compleja historia familiar, ligada a la vez a la política argentina del siglo XIX y a la dictadura bajo la cual se escribe la novela. El Renzi que aparece en los diarios no es ya, sin embargo, sólo un personaje literario sino, más que nunca, el alter ego del escritor, al que éste atribuye la redacción y edición de sus cuadernos en algo más que un juego literario. Al velarse tras su personaje, el autor deja entrever, con elegancia, su presente, y confirma la libertad y riqueza que le otorga al relato el narrarse en tercera persona, posibilidad narrativa, a la que, nos enteramos, aspiraba desde joven.

 

¿Qué descubrimos de Renzi/Piglia en los cuadernos que acompañan al adolescente de Adrogué a Mar del Plata, La Plata y Buenos Aires; de la adolescencia a la juventud, de la ruptura traumática con la casa de la infancia y el mundo familiar a la vida universitaria y profesional del adulto entre 1957 y 1967? Como en todo diario de un joven, aparecen amistades, amores y desamores, descubrimientos del mundo y de sí mismo. Como es de esperar de un escritor en formación, se descubren o confirman aquí vivencias decisivas, lecturas fundacionales, pasiones y tomas de posición ante la literatura misma y ante la realidad. A ésta no la conforman tanto hechos, aunque a través de ellos puede trazarse una cronología biográfica, sino experiencias personales e intelectuales, que se van engarzando al paso de los años como una búsqueda constante y consciente de una voz propia y, sobre todo, de una coherencia entre vida y creación.

 

A diferencia de otros escritores, Piglia no construye un mito de origen de una vocación revelada o descubierta por accidente. Plantea su opción de vida –no sólo de profesión u oficio– como una apuesta “a todo o nada”, irracional o espontánea, por la literatura. Esta apuesta –convertirse en escritor– conduce por un camino pedregoso donde todo es posible y nada está dado. Se impone como destino, a través de exigencias que implican a la vez felicidad y privación. Se convierte también en un compromiso personal, íntimo, con la escritura, como proceso de creación y espacio de observación del mundo, de los otros y del yo que escribe; como medio de unir acción y reflexión, ética y poética.

 

El proceso de creación de un mundo propio, de una forma personal de narrar y narrarse, va más allá de la búsqueda de una voz o un estilo propios. Para el joven Renzi/Piglia el relato no constituye sólo una forma del decir, ni se sostiene en recursos efectistas (que por cierto desprecia). Corresponde a una percepción particular del mundo, a una valoración de las formas de contar que se basa en una ética, que también se busca y construye a través del relato y sus formas.

 

Como plantea el joven al releer sus cuadernos, de ellos podría derivarse un relato de vida. En un tono distinto, podríamos leer este volumen –primero de tres– como una trayectoria casi heroica o como relación de una lealtad a un sueño de adolescencia. La sobriedad predominante y, más que nada, las propias reflexiones del personaje impiden sostener esa lectura. No se traza en estos cuadernos una vida sombría sino un modo de vida elegido, basado en un concepto de la literatura como espacio de libertad y de la escritura como un proceso íntimo –material e intelectual. Si la mudanza traumática marca desde un inicio la vida del adolescente, el joven adulto la asume como un des-colocamiento necesario, aunque a veces penoso, que le permite situarse afuera, ver desde el margen, crear y contar sin las constricciones del mainstream, darse la posibilidad de escribir sin someterse al peso de la vida material, otorgarse desde la privación la mayor libertad.

 

Esta década inicial puede caracterizarse entonces, desde esta perspectiva, como una época marcada por la tensión entre el mundo exterior y el universo propio que se va construyendo, entre la sociabilidad y la soledad. Es también un periodo de deseos encontrados, de fracasos y contradicciones, en que el joven, preserva una fortaleza interna gracias a esa honda convicción que le permite asumir las dificultades, valorar sus propios logros y reconocer, ante su primer libro publicado, que está “a la vanguardia de [sus] contemporáneos”, que su apuesta ha valido la pena, que, como pocos, ha logrado realizar lo que quería, y que lo que sigue es seguir escribiendo.

 

La independencia, la autonomía –moral, intelectual, ética– que va descubriendo y se permite el escritor en su diario y en su ficción, no se da, sin embargo, en el vacío. Lo acompañan escritores, existentes o ficticios, con quienes dialoga; personajes estrafalarios que transformará en otros en cuentos y novelas; la figura de la madre, narradora ejemplar, de la que aprende a no juzgar a sus personajes; el abuelo cuya obsesión sintetiza el horror de la guerra; los relatos familiares que han alimentado su concepto del relato; personajes e historias que inspiran su ficción. Así, des-colocado de la “ realidad”, Renzi/Piglia está a la vez inserto en ella.

 

La literatura de Piglia no es solipsista, está inmersa en el mundo, y el mundo es un conjunto de relatos. En su obra están presentes los otros, en la textura misma de historias que comunican ideas, experiencias y emociones; que dicen la incomodidad de la vida y la hostilidad del cuerpo, que permiten narrar y narrarse en tercera persona. Imaginarse y ser otro.

 

Al presentar sus diarios como transcripción del dictado del editor, un Renzi mayor, “un poco embromado” por la enfermedad, Piglia se distancia de las páginas que, desde otro tiempo y en el presente, lo dicen. Con ese marco ofrece también otras posibilidades de lectura y le otorga a sus diarios, entreverados de relatos, un carácter múltiple: fe de hechos, testimonio, retrato fragmentario y subjetivo de una época. Confirma así también su compromiso, vital, con la escritura.

 

Ricardo Piglia, Los diarios de Emilio Renzi. Años de formación. Barcelona, Anagrama, 2015.

 

 

*FOTO: Ricardo Piglia, Los diarios de Emilio Renzi, Barcelona, Anagrama, 2015, 360 pp/Especial.

 

 

 

 

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