Cualquier cadáver, la paternidad accidentada
POR GERARDO ANTONIO MARTÍNEZ
Al sur de la ciudad de México la policía descubre un depósito de taxis viejos en los que una banda de secuestradores oculta cadáveres de menores de edad. Entre ellos está el cuerpo de Adrián. Ante la impotencia al enterarse de su muerte, Emarvi, su padre, decide emborracharse con su vecino, un músico fracasado. Esta historia permite al novelista Geney Beltrán Félix abordar los temas de la paternidad accidentada, la violencia familiar y la imposibilidad de formar lazos afectivos.
Con esta su segunda novela, el escritor sinaloense continúa explorando las trasformaciones emocionales y morales que provocan la soledad y la violencia de la sociedad actual en sus personajes. Ya con su novela Cartas ajenas (2011) y su colección de cuentos Habla de lo que sabes (2009), Beltrán Félix había experimentado con las contradicciones y los límites de la paranoia y el miedo.
¿Por qué el tema de la paternidad y de la pérdida de un hijo?
Por un lado, está el hecho de que el ejercicio de la paternidad es un tema poco recurrente en la literatura occidental. Está mucho más presente el tratamiento de la figura del padre vista desde la mirada del hijo, es decir, el conflicto que se produce por el padre ausente, el padre autoritario o el padre esquivo. El tratamiento del tema de la paternidad tiene que ver con un cambio histórico y social provocado por los cambios de roles de género y familiares que colocan al varón en una posición activa en la crianza de los hijos.
¿Es tu libro más personal?
Probablemente el más transparente. Sí hay en mis libros anteriores, sobre todo en Habla de lo que sabes, la trasmutación simbólica de experiencias muy personales. Este es el libro más trasparente. Para mí fue un reto, en primer término en lo que significaba escribir algo diferente en ficción a lo que había ya hecho, tanto en Habla de lo que sabes como en Cartas ajenas. Quería construir un personaje con una historia y un presente de contradicciones, alguien complejo y problemático y que le planteara al lector un movimiento interior, una inquietud y a veces hasta un rechazo. Muchas de las acciones de Emarvi yo sé que son mezquinas, miserables, pero me importaba aceptarlas, verlas con detenimiento para tratar de entender de qué forma el mal está presente en una persona común y corriente sin necesidad de que sea un sicario, un político o un narcotraficante.
Beltrán Félix confiesa los modelos que a manera de tutela siguió para la confección de esta novela: Desgracia, de J. M. Coetzee, y Una cuestión personal, de Kenzaburo Oe. El tema de la paternidad, que ha sido abordado por autores desde Franz Kafka, Paul Auster, hasta Federico Campbell y Ricardo Garibay, tiene en Cualquier cadáver el agravante del fracaso paterno.
Hay varios fragmentos del libro en que Emarvi se enfrenta a situaciones muy dolorosas, y en las que parece que se evade de la realidad. La idea tradicional sobre la masculinidad nos ha enseñado que el hombre no llora, no expresa sus sentimientos. ¿Crees que en algún momento Emarvi está enfrentando su propia cobardía?
Hay algo de lo que siempre estuve consciente respecto de la construcción de un personaje varón. La forma en la que se retrata la masculinidad en mucha ficción es muy complaciente. Muchas veces se trata de escritores varones que se interesan por aspectos externos al género. Es decir, hay muchas escritoras que a lo largo del siglo XX reflexionaron sobre lo que significaba escribir en cuanto mujeres, lo que significaba apropiarse del oficio de la escritura desde la perspectiva de mujeres que están en una situación marginal en sus sociedades, que no tienen las mismas oportunidades de los hombres en todos los planos, y eso implicó una revisión de la forma en que se trata a la mujer en la literatura. Yo creo, y defiendo en este aspecto una propuesta innovadora de Cualquier cadáver, que hace falta la mirada del escritor varón en lo que significa la masculinidad, y de qué forma esto modula sus relaciones con los demás y consigo mismo. Heredamos muchas ventajas que no cuestionamos, que damos por sentadas. Me importaba acercarme a un personaje varón inconsciente de su violencia, de su misoginia, de su cobardía, de la forma en la cual la pusilanimidad da pie a la ira. Eso lo vemos poco en la construcción de un personaje varón; es el hecho de que en general los seres humanos estamos en una condición humillante, sojuzgada, ofendida porque nos humillan en el trabajo, en la calle, nos da envidia la riqueza ajena, conocemos el rechazo de muchas maneras. Cuando llega a su casa, el varón, físicamente más fuerte, por llevar el dinero a la casa, se convierte, de cobarde y pusilánime, en una persona violenta, ejerce el monopolio de la violencia. Para mí no hay contradicción en el hecho de que Emarvi aun siendo un personaje tan cobarde al mismo tiempo sea capaz de hechos tan violentos y tan viles.
*La paternidad frustrada es el tema central de la novela Cualquier cadáver, de Geny Beltrán / Foto: Germán Espinosa/El Universal