Instrucciones para ganar World Press Photo

Jul 7 • principales, Reflexiones • 11913 Views • No hay comentarios en Instrucciones para ganar World Press Photo

 

POR  FEDERICO GAMA

 

FOTOGALERÍA. VER MÁS IMÁGENES DE WORLD PRESS PHOTO.

World Press Photo es el certamen de fotografía periodística más importante del mundo y todo reportero gráfico sueña con ese premio. Pero, desde hace unos años, cada vez es más frecuente escuchar impugnaciones y reclamos por considerar que algunas imágenes premiadas fueron manipuladas digitalmente o porque se trata de verdaderos plagios.

 

Eso nos hace pensar que algunos fotógrafos están dispuestos a hacer cualquier cosa con tal de llevarse un reconocimiento mundial. Pero hay aspectos más sutiles y no por eso menos peligrosos, ni menos manipuladores, que las herramientas de  Photoshop y que influyen directamente en la forma y el contenido de las imágenes, es decir, en el mensaje.

Por eso observaremos el tipo de fotografías que, por su forma y por su contenido, han ganado World Press Photo, así como los medios de donde provienen las fotos y los fotógrafos con la idea de que quien siga estos pasos tenga más posibilidades de éxito sin necesidad de utilizar Photoshop. Ojo, colegas, aquí los ingredientes de la receta.

 

En términos generales, para ganar este premio se necesita: 1) Haber registrado uno de los acontecimientos más importantes del mundo; 2) Ser fotógrafo de una agencia internacional; 3) Trabajar ciertos temas, y 4) Producir las imágenes con algunos efectos o recursos estéticos.

 

El primer punto parece obvio porque, al tratarse de un certamen mundial, se debe reconocer el trabajo de los fotógrafos que cubrieron mejor un acontecimiento que eventualmente pasará a la Historia. Pero esto descarta a todos los fotógrafos de los países del tercer mundo porque sus medios de comunicación no tienen la capacidad económica para enviar fotógrafos a cubrir algo que ocurre del otro lado del mundo. Por lo tanto, la mayoría de las fotos que se toman son, para decirlo en términos simples, con la “idiosincrasia” de los países que sí tienen recursos para enviar a sus fotógrafos al lugar de los hechos.

 

Por otra parte, lo que se premia no es solamente el registro del hecho en sí mismo, o que el fotógrafo estuviera en el lugar y el momento correcto, sino quién de todos los fotógrafos que estuvieron en un lugar determinado lo hizo mejor, técnica y estéticamente, es decir, quién se expresó mejor.

 

Estructurar formalmente (plásticamente) los elementos o acontecimientos que ocurren frente a la cámara o el fotógrafo se conoce técnicamente, en fotografía, como “composición”. Cuando hablamos de esto último, nos estamos refiriendo a una serie de elecciones que el fotógrafo tiene que pensar y decidir en cada uno de sus disparos, tales como: la organización de los elementos encuadrados (ordenamiento geométrico de lo que queda dentro y fuera del encuadre), la iluminación (dirección de la luz y fuente luminosa),  la óptica (distancia focal angular, telefoto o “normal”), el punto de vista (ángulo, nivel de la cámara y perspectiva), la exposición (compuerta que  controla el tiempo y la cantidad de luz) y en el momento del disparo (“tiempo y espacio privilegiado desde el punto de vista periodístico que debe quedar capturado”1).

 

En otras palabras, el uso de la subjetividad (valoración de acuerdo con los sentimientos y conocimientos técnicos y estéticos) en el registro, independientemente del hecho.

 

Es importante hacer esta reflexión porque suele creerse que el operador de una cámara sólo oprime el botón para lograr una imagen y que en esta acción no se piensa, sólo se ve, y que por lo mismo el  reportero gráfico ideal es aquel que tiene “buen ojo” de manera instintiva y que su labor, “por ética”, es fotografiar hechos concretos tal y como se le presentan, sin influir o modificar la escena, sin pensar ni hacer valoraciones.

 

Pero lo cierto es que antes de que el fotógrafo dispare su cámara, la fotografía, en alguna medida, ya está determinada, es decir, antes, durante y después del disparo, el registro fotográfico de un hecho noticioso está cruzado por varios filtros técnicos, estéticos e ideológicos.

 

Existe un universo específico de fotografías periodísticas, algo así como lo que definió Pierre Bourdieu en La fotografía es un arte intermedio como “lo fotografiable”, es decir, lo que es susceptible de ser fotografiado, que para el caso de los medios periodísticos: lo que es y lo que se espera de una fotografía de prensa en general y para un medio periodístico en particular.

 

En resumen, no se registra la realidad de un acontecimiento sino lo que el fotógrafo construye a partir de lo que sabe y de lo que piensa que es la mejor imagen periodística para su medio.

 

Lo paradójico de todo esto es que cualquier fotógrafo que conozca la naturaleza del medio tendría que saber de sobra que la objetividad y la realidad fotográfica son un mito y si no lo sabe o es un romántico del fotoperiodismo, un ingenuo o un cínico. Joan Fontcuberta, uno de los fotógrafos y teóricos de la fotografía que mejor ha explicado la naturaleza subjetiva de la fotografía, afirmó recientemente en una entrevista (“Yo nunca me he creído la fotografía”, elperiodico.com) que la clave no es si debemos creer en la fotografía, es si debemos creer en el fotógrafo: “Igual que nunca me he creído en las palabras. Lo que importa es el sentido con que estas palabras han sido dichas o la intención con que las imágenes han sido hechas”.

 

Pero más extraordinario resulta que los fotógrafos de prensa hayan abonado, con mucho, para que ese mito perdurara y que también las redacciones de los diarios se lo hayan creído. Tan convencidos están estos últimos del mito (de la mecanicidad y de la objetividad del medio) que piensan que con los avances tecnológicos existentes cualquiera que tenga una cámara automática o un iPhone puede hacer fotos periodísticas porque, según su lógica, lo único que se necesita para publicar de manera inmediata una fotonoticia es estar en el lugar exacto, apretar el botón en el momento justo y enviarla al sitio web.

 

El diario estadounidense Chicago Sun-Times anunció en mayo pasado que enseñará a todos sus reporteros nociones básicas de fotografía desde iPhone, después de haber despedido a todos sus reporteros gráficos y editores de fotografía, incluido a un fotoperiodista ganador de un Pulitzer. Como se puede notar, un premio tampoco garantiza nada.

 

Otro punto a destacar es que más de 90 por ciento de los fotógrafos ganadores trabajan para las agencias internacionales simplemente porque estas empresas pueden enviar o tener fotógrafos en todo el mundo.

 

¿Así que para lograr el ansiado premio es necesario estar en una de ellas? El hecho de pertenecer o no a una agencia internacional para hacer fotografías periodísticas de nivel mundial se puede decir que es sólo una cuestión de infraestructura, pero la situación cambia cuando vemos que esas agencias tienen que satisfacer, antes que nada, las necesidades de los medios y de los gobiernos a los cuales pertenecen, porque ese es su principal mercado.

 

Los fotógrafos de agencia saben perfectamente qué es lo que “visualmente vende” porque trabajan para un mercado con lineamientos bien definidos, y los jurados no tienen una preferencia especial sobre las fotografías de las agencias internacionales, sólo evalúan fotos, pero responden, sin saberlo, a esas ideas estéticas porque es lo que tienen para evaluar. Un tema internacional técnicamente bien registrado y visualmente bien resuelto los pone de frente a las fotos periodísticas perfectas. Pero estamos ante imágenes magníficas de “la guerra en turno” vista desde la trinchera de los países que la patrocinan, la tragedia “con colorido cultural” de los países árabes y asiáticos, la hambruna en África, la pobreza en América y ahora la violencia en México.

 

Las grandes historias, las mejor trabajadas y las más importantes provienen básicamente de los lugares que están de moda para los intereses de los países que pueden enviar a sus reporteros. Esto nos puede gustar o no pero es parte de los (temas) ingredientes necesarios para obtener el premio.

 

Si revisamos someramente los archivos de World Press Photo nos podemos dar cuenta de que existen ciertas constantes tanto en los temas como en las fórmulas de composición, es decir, existe una estética periodística específica o cuando menos una estética worldpressphotosiana. Cuando una imagen se convierte en ícono fotoperiodístico los fotógrafos quedan “sensibilizados” ante esos tópicos estéticos porque saben que eso vende, lo cual genera composiciones similares ad infinitum. Y los jurados, por su parte, las premian una y otra vez.

 

Una de los temas más frecuentes es el el dolor, la piedad y el duelo de manera teatralizada, algo que el historiador y teórico de arte E. H. Gombrich llamó en La imagen y el ojo “gesto ritualizado”: aquellos recursos expresivos que emplean los artistas para representar de manera simbólica el lenguaje corporal ritualizado.  El problema del uso constante de ciertos gestos, tanto para el espectador como para el fotógrafo, es que se convierten en una fórmula, un truco que puede aprenderse y practicarse sin la emoción de una escena producida.

 

Lo que podemos concluir es que todas las fotografías, análogas o digitales, son construcciones totalmente subjetivas tanto como las notas periodísticas escritas y son “manipuladas y manipulables”, con o sin Photoshop. Obviamente en los más de 50 años de este certamen hay fotos y reportajes extraordinarios que influyeron, en su momento, en la forma de ver el mundo, pero también es importante hacer notar que existen “vicios” o “reglas” perfectamente establecidas que definen y deciden “lo que es y lo que no es fotografiable” en el universo del fotoperiodismo en general  y en World Press Photo en particular.

 

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1. Román Gubern, La Mirada Opulenta, Gustavo Gili, 1987.

2. Leer “La visibilidad de México en el mundo, las otras violencias”, (Revista Ensamble No. 2). En este artículo explico algunas de las razones por las cuales los fotógrafos mexicanos que no son del  staff de una agencia internacional están ganado  concursos y premios internacionales.

 

 

*FOTOGRAFÍA: En la foto externa,  una imagen tomada por  Georges Merillon, Fotógrafo del Año en 1990; en la de interior, foto de  Roger Lemoyne, segundo lugar en la categoría Gente en 1998. Ambos fotógrafos realizaron esas tomas en Kosovo para  la agencia Gamma/Fotos tomadas del sitio Web de World Press Photo.

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