La vida despues del alcohol, carta de Raymond Carver

Jul 20 • destacamos, Ficciones, principales • 16345 Views • No hay comentarios en La vida despues del alcohol, carta de Raymond Carver

POR RAY CARVER

 

Estimado señor Hallstrom:

 

Gracias por su dedicada carta. He estado unos cuantos días afuera; de otro modo le habría escrito mucho antes.

 

Bien, como usted dice, la rehabilitación de cada persona es distinta, pero después de dejar de beber a mí me llevó como mínimo seis meses —más— poder hacer algo más que escribir unas cuantas cartas. Sobre todo estaba tan agradecido por haber recuperado la salud, la vida, que lo cierto es que no me importaba gran cosa si volvía a escribir o no alguna vez.

 

Escribí sólo un poco, un relato o dos, si acaso, entre los seis y los ocho meses siguientes a dejar la bebida. Debo decir, además, que, en el más general de los sentidos, no lo sentía en lo absoluto. Recuerdo que tenía la impresión de que era muy posible que no volviera a escribir nada “creativo”, y tampoco eso me importaba gran cosa.

 

Al final, las cartas que envié dieron resultado y me contrataron para dar clases durante un año en la Universidad de Texas de El Paso. Era el año académico de 1978-1979. De hecho, llevaba ya sobrio más de un año, y seguía sin escribir, pero le aseguro —y no miento— que no me preocupaba lo más mínimo. Me sentía muy feliz; feliz de estar vivo.

 

Luego, en El Paso, escribí algunos poemas y empecé a hacer reseñas de libros (me lo pidieron, y me agradó mucho ser capaz de hacerlo) para el Chicago Tribune. Creo que no empecé a escribir en serio hasta el otoño de 1979, cuando Tess y yo estábamos viviendo en Tucson, donde ella daba clases entonces (a mí me habían concedido una beca Guggenheim, y además esperaba con ilusión un empleo en Syracuse).

 

Y aquel otoño mismo empecé otro, y luego otro. Así, transcurrido el primer año de abstinencia alcohólica, en el que no hice gran cosa —unas cuantas críticas de libros y un pequeño puñado de relatos— tardé otros dos años —un poco más de dos años— en volver a dedicarme de lleno a la escritura. Sin saber si lo lograría o no.

 

El libro, publicado por Anagrama, reúne fotografías de Adelman  y textos, algunos de ellos inéditos,  de Carver. Próximamente, en librerías/Especial.
El libro, publicado por Anagrama, reúne fotografías de Adelman y textos, algunos de ellos inéditos, de Carver. Próximamente, en librerías/Especial.

 

 

Recuperé mi capacidad de escribir, sí, pero lo hice lenta, muy lentamente en aquel largo periodo que siguió a haber dejado la bebida. Dios, todo este asunto del alcohol es un tormento tal, y lleva tanto tiempo y esfuerzo enfrentarse a ello; el pensamiento se te deteriora tanto; el cerebro se te revuelve de tal modo, que tardas una eternidad en volver a tomar las riendas de las cosas. Pero al final lo logras. Aprovechas ese tiempo que no escribes para familiarizarte de nuevo contigo mismo, y para leer constantemente, y para releer aquellas cosas que significaron mucho para ti hace tanto tiempo, cuando eras joven e inocente. Volver a leer esos libros. E ir a Alcohólicos Anónimos si es necesario —y lo fue para mí durante gran parte de ese tiempo; durante seis u ocho meses—.

 

También he vuelto varias veces desde entonces, para llevar a amigos que querían ir. Pero no creo que deba usted sentirse demasiado inquieto en relación con su situación actual. Me refiero a que no tendría que sentir más ansiedades de las normales, las ansiedades con las que todos andamos a cuestas, que ya nos tienen suficientemente ocupados en este periodo de recuperación en que nos encontramos.

 

No se preocupe, trate de no preocuparse por si volverá o no a escribir, o por si ha malbaratado su vida —o la mejor parte de ella— por haber estado todo el tiempo borracho como una cuba. Durante el primer mes —o quizá los dos primeros— de haber dejado la bebida, me sentía absolutamente enloquecido casi todas las mañanas, al despertar.

 

Bueno, me sentía muy bien, por una parte, al ver que me despertaba sobrio, pero sentía que había desperdiciado años y años que jamás podría recuperar. Y sentía, también, que en mi vida no había llevado a cabo ningún trabajo en absoluto, y que el que había realizado no valía para nada. Etcétera. Es que estás tratando de armar una vida, tratando de hacer algo que merezca la pena partiendo de casi nada.

 

Es que estás empezando de nuevo, y de un modo grande de verdad… Tampoco yo podía escribir hacia el final de mi vida de bebedor. Durante los dos últimos años apenas logré escribir algo. Añada eso al largo periodo que me llevó volver a hacerlo después de dejar de beber, y podrá ver dónde me encontraba. En ninguna parte. Pero estaba sobrio, y eso era lo más importante.

 

Llegará, ya lo verá. A su debido tiempo, llegará. Dicho sea de paso, mantuve una larga conversación sobre eso con el ya fallecido Dick Hugo. Me dijo más o menos las mismas cosas que le estoy diciendo. En sus últimos tiempos de bebedor sólo escribía dos o tres poemas al año. Y tardó mucho en volver a escribir cuando dejó la bebida.

 

Escúcheme, me alegro de que me haya escrito. Siento si mi carta le parece apresurada, no demasiado considerada o poco atenta, pero quería contestarle antes de dejar pasar más tiempo.

Siga bien. No beba, como suele decirse. Piense en mí si alguna vez le entran ganas de tomar un trago. Sé que si yo puedo contenerme y no beber, hay esperanza para casi todo el mundo. He sido el peor caso de alcoholismo del planeta.

 

Escríbame de nuevo dentro de un mes o dos, o cuando le parezca bien, y dígame cómo se encuentra y qué tal lo está haciendo.

 

Le envío esta carta con todos mis mejores deseos.

Afectuosamente,

Ray Carver

 

(Traducción de Jesús Zulaika)

 

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