Me interesa la otra fotografía: Clément Chéroux
POR YANET AGUILAR SOSA
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A Clément Chéroux, el historiador francés de la fotografía que actualmente es Conservador en el Centre Pompidou y dirige el Cabinet de la Photographie, lo que realmente le interesa es la otra fotografía, aquella que él ha denominado fotografía vernácula y se sitúa en la frontera de registro doméstico y utilitario trabajado por fotógrafos aficionados, y fotografía artística.
El doctor en historia del arte ha dedicado muchos años al trabajo de comprender la fuerza poética de la fotografía espiritista, científica, familiar, de ferias, eventos sociales, moda y publicidad, de registros de la policía y otras comunidades, para demostrar que la frontera es difusa, pero sobre todo que muchas de esas fotos tomadas por amateurs tienen valores estéticos que han sido reconocidos por grandes artistas de vanguardia como Walker Evans, Man Ray, Moholy-Nagy, Martin Parr, Christian Boltanski y Sophie Calle.
Al estudio de esa fotografía que Clément Chéroux concibe como lo otro del arte y define como utilitaria, doméstica y heterotópica –término que para Michel Foucault es “espacio distinto, otro, pero en comparación con la utopía, perfectamente concreto” –, dedicó su libro La fotografía vernácula, editado por Ediciones Ve con apoyo de la Embajada de Francia/IFAL y el Instituto Francés, y que en breve estará en circulación en México.
Durante su visita a México, el curador de la exposición “Henri Cartier-Bresson. La mirada del siglo XX”, que se exhibe en el Palacio de Bellas Artes, habla de lo artístico en la fotografía vernácula, del atractivo que ha tenido para grandes artistas y de la fascinación que siempre ha tenido para él.
¿Si hay una voluntad artística, la fotografía de un aficionado deja de ser vernácula y doméstica?
Efectivamente, creo que cuando hay una voluntad artística entramos al arte, entonces ya no estamos en la fotografía vernácula, pero al mismo tiempo estoy intentando dar algunos ejemplos que clasificaría más cómodamente en la fotografía vernácula, pienso en el trabajo de algunos estudios en los años 30 y 40 que se anunciaban como “fotografía artística, esas personas se consideraban como artistas a sí mismas, por lo cual sería un problema realmente si intentamos asumir que hay una frontera inquebrantable. A veces cuando intentamos definir algo de manera demasiado precisa y demasiado estricta las cosas se vuelven complejas. Lo que a mí me interesa es el pasaje entre las dos, entonces no quisiera fijar las cosas de manera muy estricta.
¿Esa frontera entre fotografía vernácula y fotografía artística es un territorio que seduce a los creadores y a los estudiosos?
Sí, por ejemplo Cartier-Bresson. Cuando hago una exposición de Cartier-Bresson yo no reduzco mi interés únicamente al Cartier-Bresson artista, yo muestro que a la vez fue un artista en el periodo surrealista pero también fue un fotorreportero en los años, 40, 50, 60; claro que se puede decir que hay una frontera entre los dos, pero si uno ve más de cerca hay surrealismo en el Cartier-Bresson después de la guerra y algunas de sus imágenes de antes de la guerra ya tienen un rasgo de reportaje, un valor documental; es cierto que hay que establecer de entrada diferencias, pero después no hay que prohibirse la porosidad entre en esa frontera.
El reportaje, la fotografía de moda, la fotografía publicitaria son también fotografía vernácula, solamente que se definieron mucho antes que el resto de la fotografía vernácula como cierto tipo de fotografía y entonces hoy en día ya tienen un nombre y es difícil renombrarlas.
¿Llamarle de alguna manera a este tipo de fotografía le concede el valor artístico que tiene?
Permite ver cuál es el denominador común a todas esas formas de fotografía. El término vernáculo está relacionado con lo doméstico, implica una relación de proximidad e intimidad con la imagen. En todos los tipos de fotografía que me interesaban, lo utilitario de las fotos eran importantes, en las fotografías hechas por la policía, por la medicina sí hay un tipo de fotografía utilitaria que sirve para algo, la fotografía amateur también es una fotografía utilitaria porque fija una imagen de la vida familiar, estas nociones de doméstico y de utilitario o servilismo eran muy importantes. Hay un tercer elemento, el término de Foucault: heterotopía, que es el espacio del otro. A mí las fotografías que me interesan como eso, como la otra parte.
¿Es el valor tienen las fotografías de sesiones espiritistas?
Fue en el transcurso de una investigación sobre uno de los grandes escritores suecos August Strindberg que hacia finales del siglo XIX y principios del XX se interesó mucho en estas fotografías, trabajando sus archivos descubrí este tipo de fotografías. No se trata de decir estas personas intentaron fotografiar fantasmas o si es cierto o es falso; en cambio si uno se pregunta cómo estos fotógrafos realizaron esta fotografía para producir creencia, ahí entonces se vuelve mucho más interesante.
Cuando escuché por primera vez este término vernáculo fue en un curso de historia de la fotografía, justamente un curso sobre Walker Evans y el profesor que hablaba de Evans hablaba de esta cultura vernácula, tenía un acento muy fuerte y pronunciaba vernácula, vernácula. En esta clase había un joven alemán que acaba de llegar a Francia y que vino a verme cuando acabó la clase y que es el fotógrafo que tuvo tanta influencia sobre Evans y quién es vernáculo. Para empezar la palabra me marcó y es cierto que tal vez esta historia, esta anécdota marcó definitivamente mi aproximación a la fotografía.
*El historiador Clément Chéroux ha estudiado la fuerza poética de la fotografía espiritista, científica, familiar, de ferias, moda y de registros de la policía / Archivo EL UNIVERSAL
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