El pandémico 2020: resumen de música

Dic 19 • Miradas, Música • 1966 Views • No hay comentarios en El pandémico 2020: resumen de música

 
Este año dejó claro que, entre intérpretes y compositores, quien siempre tiene algo que mostrar lo hará con o sin pandemia de por medio

 

POR IVÁN MARTÍNEZ
 
¿Cómo elaborar una lista resumiendo lo mejor y lo peor de un año cuando pareciera que hemos vivido encerrados todo él? Normalmente, correspondería revisar la lista de lo que vi, echar ojo a las anotaciones especiales que dejé en cada concierto al que asistí, luego separar y valorar a la distancia, con la memoria lejana. Pero ahora hemos estado encerrados desde marzo, cuando los conciertos, los teatros y los cines entraron en esta cuarentena infinita.

 

Es cierto que desde hace unas semanas ha habido algunos conciertos, pero no estuve en ninguno: no era posible ir al Festival de Morelia y el par que se llevaron a cabo en la Ciudad de México no eran suficientemente atractivos para solventar el riesgo. Pero fui al teatro y al cine en una ocasión. En teatro pude ver lo primero que abrió: el ejercicio con el que el Teatro Milán se reanimó en septiembre; titulado Elena, fue un emotivo gesto al Teatro como espacio, pero demasiado modesto para la disciplina. Reviso la lista y parece que fue hace siglos cuando vi La Celestina, la espléndida puesta de la Compañía Nacional de Teatro que fue musicalizada magníficamente por el clarinete bajo de Pablo Ramírez.

 

Pareciera de entrada que hacer un resumen del 2020 amerita hacer dos balances diferentes, el de un año que duró dos meses y el de diez meses de encierro de los que no habría nada nuevo qué decir, acaso repetir los lugares comunes sobre la diferencia entre escuchar música en el teatro o en la casa. No es así: finalmente me he dado cuenta de que los protagonistas pueden ser los mismos, que la música es la misma, que los errores suelen cometerlos quienes están acostumbrados a ellos y que los destellos de vida musical o esperanza artística, vienen de quienes en condiciones normales suelen ofrecerlos.

 

Nada cambia: quien no encontraba nada nuevo antes en Beethoven, no lo iba a hacer desde casa; quien siempre ha tenido cosas qué decir, encontró la forma de decírnoslas. Para quienes consumimos cultura, la única variación ha sido el cómo y dónde. Que una parte del fenómeno musical haya quedado suspendida, la forma en vivo y/o la socialización alrededor de ella, es eso: una suspensión. Un paréntesis y los paréntesis se cierran. Volveremos a las salas de concierto y encontraremos a los buenos artistas haciendo buena música… o casi.

 

Entre todas las historias del año es probable que algunos malos augurios sucedan, pero serán las excepciones. Hay entre ellas una que calificará como la historia triste de la pandemia: la de la orquesta de la Metropolitan Opera de Nueva York, la más reconocida y estable entre las dedicadas a la ópera, la única de ellas incluida en las listas de mejores del mundo. Sin recibir un cheque desde abril, un tercio de sus músicos abandonaron ya el barco, la mayoría de ellos incluso la ciudad. A los más grandes, la falta de pago los hizo adelantar su jubilación, pero a los más jóvenes y extranjeros los devolvió a sus países sin nada en el horizonte; son contados los que, con suerte, tienen ya trabajo en orquestas europeas. Si la administración logra tener orquesta en 2021, ¿cuántos años tardarán en volver a establecerse?

 

Desde el encierro, va una breve pero subjetiva y arbitraria lista de figuras y proyectos que le dieron vida a este reseñista.

 

La UNAM se mantuvo viva: reorganizó su festival El Aleph y encontró las formas sin quedarse cruzada de brazos, puso a los músicos de su Filarmónica a hacer recitales desde casa que fueron un éxito muchas veces artístico y siempre de público, ofreció una temporada dedicada a los 250 años de Beethoven con conciertos y academia y adoptó un sistema de apoyos a las comunidades artísticas más sólido que el de los gobiernos. Ahí donde la Secretaría de Cultura, el INBAL y el Cervantino se quedaron pasmados, la Universidad se reinventó desde el día 1.

 

Tan fue la protagonista, que su Filarmónica había ofrecido desde febrero el mejor y el peor concierto del año: el primero con Iván López Reynoso al frente y el segundo con Massimo Quarta. Recordar la claridad del concepto sonoro de Iván al ofrecer las Variaciones Enigma de Elgar me vuelve a poner la piel chinita, tanto como me vuelve a incomodar la falta de profesionalismo con que Quarta inició su año Beethoven al estrenar una obra de Cristina García Islas que había comisionado la propia orquesta.

 

Hubo otros estrenos muy destacados, los tres mejores fueron diseñados para la pantalla: en ópera, All decisions will be made by consensus de Kamala Sankaram; en teatro musical, How to survive the end of the world de EllaRose Chary y Brandon James Gwinn; y de México, Islas, para coro, de Diana Syrse. No cuenta como estreno, pero también se preparó para la pantalla y resultó la mejor producción operística del año por lo que vale darle una mención a Don Perlimplín, ópera radiofónica de Bruno Maderna que José Luis Castillo dirigió con el ensamble del Centro de Experimentación y Producción de Música Contemporánea (fue además el único inciso mexicano en el centenario del compositor).

 

Si hubiera qué elegir un personaje del año, en México sería el director Iván López Reynoso: se mantuvo por meses ofreciendo charlas de variopinta índole, cantando, estrenando obras y, en cuanto pudo, dirigiendo. Con muchos méritos está también el trabajo incansable de quien considero el comunicador más eficaz que tiene la música en México, Gerardo Kleinburg, cuyo proyecto Hablemos de Ópera ha tenido alcances sorprendentes.

 

Vale también mencionar el esfuerzo que distintas organizaciones musicales han puesto para, con los mayores controles de sanidad, poder reiniciar sus actividades públicas: las orquestas del Estado de México, Chihuahua, Yucatán, Xalapa y Aguascalientes, así como el Festival de Música de Morelia. Bravo a todos ellos. Y ya que hubo sobreproducción de videos grabados a distancia, de cuadritos, también merece regresar a los dos más destacados: el del Huapango, con la Sinfónica Nacional, y el del Danzón no. 2, que reunió a un ensamble de all-stars alrededor de Alondra De la Parra.

 

FOTO: Fotograma de All decisions will be made by consensus, de Kamala Sankaram. / Especial

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