Lorena Wolffer: contra la violencia de género

Ago 8 • destacamos, Miradas, principales, Visiones • 11165 Views • No hay comentarios en Lorena Wolffer: contra la violencia de género

POR ANTONIO ESPINOZA

 

“Ninguna campaña publicitaria es capaz de silenciar mi voz”. Así rezaba uno de los grandes espectaculares de Lorena Wolffer, colocados en puntos estratégicos de la Ciudad de México en el año 2000 como parte del proyecto: Soy totalmente de hierro. Concebidas como obras artísticas de gran formato en contra de la campaña publicitaria: “Soy totalmente Palacio”, de la tienda departamental El Palacio de Hierro, las diez piezas –armadas en grises, negros y rojos– cuestionaban abiertamente el contenido clasista y sexista de los anuncios publicitarios. En otra de las obras, en las que se veía a una joven mujer morena dentro de un camión, violentada por las miradas lujuriosas de dos hombres, se leía: “El problema es que pienses que mi cuerpo te pertenece”. La ingeniosa contracampaña de Wolffer no afectó en nada la campaña publicitaria de El Palacio de Hierro, pero ha quedado en la memoria como una de las obras de arte público-arte político más audaces que se han realizado en nuestro país.

 

Lorena Wolffer (Ciudad de México, 1971) es una reconocida activista y artista del performance, cuya obra aborda la violencia de género, los estereotipos femeninos, la identidad nacional y los prejuicios raciales. Inició su carrera a principios de los años noventa, justo cuando el performance dejó de ser considerado como un arte “alternativo”, un evento underground, para entrar en la esfera de la legitimación institucional y ser reconocido oficialmente en nuestro país. Wolffer fue una de las artistas jóvenes beneficiadas con el sistema de becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y la apertura de espacios para las propuestas artísticas de avanzada. Supo aprovechar muy bien estos apoyos para abrirse paso en el medio artístico, crecer como autora y realizar sus actos performáticos no sólo en México sino también en otros países. Desde una perspectiva feminista y partiendo de la concepción del arte como un instrumento de transformación social, ha realizado piezas verdaderamente memorables como: Territorio mexicano (Museo Carrillo Gil, 1997), Si ella es México, ¿quien la golpeó? (Center for the Arts, Yerba Buena Gardens, San Francisco, California, 1998) y Mientras dormíamos (Las mujeres de Juárez) (Museo Universitario del Chopo, 2002), entre muchas otras.

 

Bajo la curaduría de Octavio Avendaño, se presenta actualmente en el Museo de Arte Moderno la exposición: Lorena Wolffer/Expuestas: Registros públicos, que da cuenta de las acciones centradas en la violencia de género que ha realizado la artista de 2007 a 2013, en la Ciudad de México. Se trata de una muestra sui generis, de carácter tanto visual como informativo, en la que el público puede participar activamente. Inicia la exposición en la pequeña sala que se encuentra a la entrada del museo, a la izquierda, y concluye en la Galería Fernando Gamboa. En el recorrido hacia esa parte del museo, por cierto, pueden advertirse cuatro lámparas en los jardines que forman parte de la muestra, aunque la verdad es que mucha gente no las ve. La Galería alberga la parte fuerte de la exposición y llama la atención el flujo constante de personas que entran por la puerta que da al Bosque de Chapultepec, justo enfrente del Monumento a los Niños Héroes.

 

Aquí el bombardeo visual e informativo no da tregua. Se puede uno sentar cómodamente a ver otra acción memorable de Lorena Wolffer: Mapa de recuperación (2008-2013), que presentó en Brasil y China. Se exhiben también registros fotográficos de la pieza: Antimemorias: enmiendas públicas (2011), que la artista realizó en el Centro Cultural de España, en Inmujeres DF y en el Zócalo. Hay carteles y pequeñas postales con datos sobre la violencia hacia las mujeres. El público puede tomar libremente las postales para leer capítulos de la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Distrito Federal. En una de las postales se puede leer la definición misma de violencia contra las mujeres: “Toda acción u omisión que, basada en su género y derivada del uso y/o abuso del poder, tenga por objeto o resultado un daño o sufrimiento físico, psicológico, patrimonial, económico, sexual o la muerte de las mujeres, tanto en el ámbito público como privado, que limite su acceso a una vida libre de violencia”.

 

La lección didáctica se hace presente y el público la acepta de buena gana. Pero no sólo eso: participa y se involucra. Fui testigo del interés de la gente por los pedazos de masa negra envueltos en fieltro, “materializaciones” de historias de violencia que numerosas mujeres han compartido con Lorena Wolffer, que forman parte de Fe de hechos (2010), performance que la artista presentó en el D. F. y en Tijuana. Asimismo, testifiqué la participación activa del público en la obra que lleva como título: Evidencias (2010-2011), una intervención que la artista construyó con los objetos que mujeres del D. F., Querétaro y Tijuana le donaron y con los cuales fueron violentadas. Sobre una pared blanca y en dos vitrinas, Wolffer colocó a manera de “instalación” todos los objetos: botellas, cuchillos, correas para perros, encendedores, martillos, pistolas, sogas, toallas, zapatos…        Cada objeto tiene un número, que el público puede buscar en una carpeta para leer la historia de violencia que sufrió la donadora.

 

En un país como México, en el que el Estado de derecho es más ficticio que real y en donde la violencia hacia la mujer es algo cotidiano, voces como la de Lorena Wolffer son más que necesarias. (Lo digo yo: un escéptico ante la idea del arte como factor social de cambio). Uniendo arte y activismo social, la artista hace visibles a las mujeres violentadas, denuncia los abusos y las injusticias que sufren y las exhorta a que no se queden calladas y denuncien. Quien le tomó la palabra, por cierto, fue Tania Puente, una ex empleada del Museo de Arte Moderno que afirma haber sido agredida sexualmente por un compañero de trabajo en una bodega del recinto el pasado 18 de febrero. El caso se hizo público con la publicación de una carta que Puente le escribió a Wolffer y en la que le cuenta en detalle lo sucedido (11 de julio). En respuesta y congruente con su postura como artista y activista, Wolffer lamentó los hechos y añadió: “Sé que ya se ha iniciado una averiguación previa y espero de todo corazón que desemboque en un acto de justicia” (13 de julio). Que así sea.

 

 

*FOTO: Lorena Wolffer ha desarrollado en el performance un discurso con fuerte contenido de denuncia social. Actualmente se presenta en el Museo de Arte Moderno la exposición Lorena Wolffer/Expuestas: Registros públicos, una muestra representativa de su trabajo visual./Cortesía INBA/Conaculta.

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