Ni ensayos ni libertarios

Ago 15 • destacamos, principales, Reflexiones • 4241 Views • No hay comentarios en Ni ensayos ni libertarios

Clásicos y comerciales

 

POR CHRISTOPHER DOMÍNGUEZ MICHAEL

 

No son lo que aparentan los Escritos libertarios, de Albert Camus, aparecidos en Francia en 2013. Se trata de un compendio de las relaciones, sin duda estrechas, entre Camus y el movimiento anarquista francés durante la década de los años cincuenta. Pero sólo la mitad, de los cuarenta artículos, manifiestos o diálogos que componen el libro fueron propiamente escritos por el autor de El hombre rebelde, dando como resultado un título equívoco. El prologuista Jean–Pierre Barou y el editor Lou Marin aducen que, estando ausentes algunos de esos textos de las Oeuvres complètes en la Pléiade, existiría la intención de ocultar al Camus libertario (anarcosindicalista y anarcocomunista pues ahora se llaman libertarios también los antiestatistas radicales o anarcocapitalistas), en beneficio de un Camus presentado sólo como un crítico del totalitarismo estalinista, complaciente con la democracia occidental aborrecido por la acracia.

 

Mencionaré sólo los textos del propio Camus, aunque hay otros notables, como “¿Breton o Camus?” de André Prunier, donde explica la atracción surrealista por la violencia, criticada por el escritor argelino en El hombre rebelde, como una diferencia generacional: no era lo mismo ser hijo de la primera que de la segunda guerra mundial, pues una cultivó la venganza, otra el desasosiego más hondo. En cuanto a Camus, el libro da comienzo con “Diálogo por el diálogo” (1949) donde el filósofo se presenta como prisionero de una paradoja muy propia de su temperamento, el ser, en el inicio de la Guerra Fría, un creyente de la no violencia que la sabe imposible, argumento repetido más adelante al recordar los años de la Resistencia francesa. Le siguen una nota sobre su Calígula; un manifiesto firmado por Camus entre otras personalidades pidiéndole a De Gaulle la legislación sobre el derecho a la objeción de conciencia pues estaban presos varios jóvenes adversarios de la guerra de Argelia; dos resúmenes de la respuesta de Camus a Gaston Leval sobre la supuesta deformación del pensamiento de Bakunin en El hombre rebelde; un artículo sobre Cervantes y Unamuno que sólo viene a cuento en estos Ensayos libertarios (Tusquets, 2014) dada la fraternidad imperante entre el escritor argelino y el anarquismo peninsular; discursos sobre la Guerra Civil española, “nuestra auténtica maestra” y llamamientos en solidaridad con aquellos refugiados españoles aún desamparados veinte años después.

 

También tenemos un prólogo a una antología alemana sobre la Resistencia francesa donde Camus predica contra el odio y defiende al mismo tiempo a Occidente y al “genio libertario”; sus conocidos llamamientos en defensa de Hungría tras la criminal invasión soviética de 1956; una página sobre Dostoievski; dos conversaciones entre él y los trabajadores de las imprentas, a quienes consideraba sus verdaderos hermanos y una página de diario de 1939 que según los editores anuncia el perfil libertario del joven Camus.

 

“La Europa de la fidelidad”, es uno de los pocos ensayos propiamente dichos en estos Ensayos libertarios. Camus denuncia allí la doble traición sufrida por España, primero por la política de no intervención de las democracias occidentales en 1936 tras el levantamiento franquista y veinte años después por la admisión de la España del Generalísimo en la ONU y después en la UNESCO. Una reseña muy crítica de Camus sobre Moscú bajo Lenin, del trotskizante Alfred Rosmer y un largo homenaje al expresidente colombiano Eduardo Santos en defensa de su libertad de expresión conculcada, engordan la miscelánea. No faltan, tampoco, las polémicas notas de Camus denunciando el carácter totalitario y terrorista del Frente de Liberación Nacional argelino, distanciamiento que provocó, para la izquierda mundial, a la vez marxista y nacionalista, la muerte civil del Premio Nobel. Camus simpatizaba con Messali Hadj (1898–1974), el padre del nacionalismo argelino, opositor a la colaboración con los nazis contra el supuesto enemigo común –el colonialismo francés– y fracasado artífice de Argelia independiente y democrática ajena al régimen de partido único que se adueñó del nuevo país en 1962.

 

Esos son en esencia los materiales políticos camusianos, para decirlo con propiedad. La otra mitad del libro, la constituyen los comentarios, de distintas épocas, facciones y revistas, de los anarquistas franceses y españoles sobre su querido amigo, presentado como el solidario–solitario que siempre fue, simpatizante escéptico de la no violencia, compañero de viaje de la Federación Anarquista Ibérica y su brazo sindical, postulante heterodoxo de una Argelia a la vez francesa y libre. Impera sobre todo, el amigo de las verdades escandalosas para la propia causa, como la denuncia de los crímenes de los anarquistas y sus aliados en Cataluña hecha por Simone Weil en su célebre carta al novelista católico Georges Bernanos, publicada a instancias de Camus en la prensa ácrata e incluida en Ensayos libertarios. La mayoría son impresos de urgencia política que ratifican a un Camus indispuesto a afiliarse a una causa organizada, aun fuera la desobediencia anarquista y ajeno a toda forma de colectivismo. El nihilismo de Bakunin y su “violencia creadora”, en El hombre rebelde, le repugnaban (dijese lo que dijese el patrístico Leval). En Ensayos libertarios dejó una frase muy ajena al antiguo anarquismo tan autoritario en su pretensión de imponer una humanidad feliz: “La existencia de las libertades democráticas en Occidente representa exactamente lo que nos queda de las grandes conquistas revolucionarias”.

 

 

*FOTO: ‘La Europa de la fidelidad’, es uno de los pocos ensayos propiamente dichos en estos Ensayos libertarios del escritor francés Albert Camus/EFE.

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