Rocío Sagaón: ‘La madre tierra’ de Zapata
POR JUAN HERNÁNDEZ
Rocío Sagaón es una de las figuras fundamentales de la historia de la danza mexicana del siglo XX. La bailarina es recordada por su interpretación como “la madre tierra” en la pieza Zapata, de Guillermo Arriaga, emblemática del nacionalismo dancístico y también muestra del arte coreográfico que en los años 50 pugnaba por nuevas formas de expresión.
Con el tiempo Rocío Sagaón se convirtió en leyenda de la danza en México. Bailarina y coreógrafa fundamental en las aventuras dancísticas de la llamada “época de oro” —en los inicios de la década de los años 50—, cuando Miguel Covarrubias estuvo al frente del Departamento de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes.
La bailarina cautivó a Covarrubias —con quien, dicho sea de paso, sostuvo romance hasta la muerte del pintor—, de quien se convirtió en musa. El artista y entonces funcionario apoyó de manera determinante la carrera de la intérprete, cuya figura quedó inmortalizada en Zapata, obra estrenada en el National Studio de Bucarest el 10 de agosto de 1953.
En aquella obra, en la cual Arriaga, coreógrafo y bailarín, buscaba hacer una alegoría coreográfica del caudillo de la Revolución Mexicana como representante de los campesinos todos y sus luchas por la posesión de la tierra, Rocío Sagaón fue la figuración simbólica de la madre, de la mujer y de la Patria desgarrada por la traición a sus hijos.
El discurso de la obra respondía a una época precisa en la historia de México, en la que el Estado mexicano buscaba consolidar el sentido de identidad nacional, con el impulso al arte. Apoyo que fructificó en los muros públicos, recubiertos por las pinturas de los tres grandes de la llamada Escuela Mexicana de Pintura: José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.
La obra de los muralistas influyó en la danza moderna mexicana, desde los años 30 con las hermanas Campobello, pasando por la estadunidense Waldeen —que se estableció en México y formó a una generación prolija de coreógrafos, entre ellos, nada menos que a Guillermina Bravo y Ana Mérida— hasta llegar a creadores más jóvenes como Guillermo Arriaga y Rocío Sagaón.
Sagaón perteneció a esta pléyade de personajes que hoy se han convertido en leyenda de la danza moderna de México. Precursores de una historia que está por escribirse. En esa historia no queda la menor duda de la importancia de Rocío como una de las figuras fundadoras de la danza profesional en México.
Rosa María López Bocanegra es el nombre verdadero de la bailarina y coreógrafa, nacida en la ciudad de México en 1933 y fallecida el pasado 16 de agosto en Xalapa, Veracruz. Fue hermana de otro grande, el fotógrafo Nacho López, autor de una imagen inolvidable, en la cual la interprete da un salto y hace volar su cabellera abundante.
Cuando Rocío Sagaón interpretó a la madre tierra, a la mujer, a la Patria, en Zapata, de Arriaga, en 1953, tenía apenas 20 años. En aquella obra de pequeño formato, vestida con enagua y blusa diseñadas por Miguel Covarrubias, la bailarina parió por primera vez. Fue el parto dancístico que dio vida al caudillo, pero también al campesino, el hombre del color de la tierra que en aquella época era uno de los símbolos del nacionalismo mexicano.
El personaje alegórico interpretado por Sagaón era de gran complejidad, pues combinaba valores de la Revolución Mexicana con temas de carácter religioso. No podemos olvidar que una de las escenas de mayor dramatismo de la obra Zapata es aquella en la cual “la madre tierra” sostiene en su regazo al caudillo revolucionario muerto. En aquella imagen de “la piedad” cristiana, Rocío Sagaón es la madre que sostiene al mártir que ha sido sacrificado.
Pero no sólo a Zapata se reduce la trayectoria de Sagaón. La bailarina inició su carrera en Sueño de verano, de Ana Mérida, en el Palacio de Bellas Artes. Formó parte del Ballet de Bellas Artes, que dirigió Waldeen, y fue cofundadora de Ballet Contemporáneo, además de tener relación creativa con José Limón, Doris Humphrey y Martha Graham, entonces la crema y nata de la danza en Estados Unidos.
Rocío Sagaón también participó en el cine mexicano. Sedujo con su belleza mestiza a Emilio “El Indio” Fernández, quien la llamó para su película Las islas Marías, en la que actuó al lado de Pedro Infante y Rosaura Revueltas, en 1951. Inolvidable es la secuencia en la cual la intérprete baila en la playa, en traje de baño de dos piezas, con la piel dorada por el sol, el cuerpo acariciado por el agua del mar, mientras el personaje interpretado por Infante la observa lascivo: una de las escenas eróticas memorables del cine mexicano de la época.
Luego participó en las películas Torero (1956), de Carlos Velo; En este pueblo no hay ladrones (1965), de Alberto Isaac; Mictlan (1969); de Raúl Kamffer; Apuntes (1974), de Ariel Zúñiga, así como en Y yo que la quiero tanto (1987), de Juan Pablo Villaseñor.
Rocío también fue escultora. De ese oficio dejó la serie Las malqueridas, realizada en cerámica y expuesta en la Galería de Arte Contemporáneo del Instituto Veracruzano de Cultura, en el 2011.
Imposible ser exhaustivo al referirnos aquí a una trayectoria prolífica como la de Rocío Sagaón, por lo que queda pendiente la elaboración de la biografía, así como el reconocimiento póstumo de tan importante figura del arte mexicano del siglo XX. Descanse en paz.
*Rocío Sagaón (Rosa María López Bocanegra), nació en México, D.F., el 1 de mayo de 1933 y murió el 16 de agosto de 2015. Fue bailarina, coreógrafa, actriz y escultora. Protagonista del movimiento de danza moderna de la llamada “época de oro”, se le recuerda por su interpretación como “la madre tierra” en la obra coreográfica nacionalista Zapata, de Guillermo Arriaga, estrenada en Bucarest, Rumania, en 1953. Actuó en películas de Emilio “El Indio” Fernández, Alberto Isaac, Raúl Kamffer, Ariel Zúñiga y Juan Pablo Villaseñor. Es autora de la serie de esculturas en cerámica Las malqueridas, expuestas en la Galería de Arte Contemporáneo del Instituto Veracruzano de Cultura en el año 2011.
FOTO: Fallecida el pasado 16 de agosto, Rocío Sagaón fue una de las figuras más representativas de la danza mexicana desde la década de los 50. Su trayectoria incluyó participaciones en películas emblemáticas del cine mexicano/Cortesía INBA.