Peter Brook asombra en el Cervantino

Oct 17 • Escenarios, Miradas • 6931 Views • No hay comentarios en Peter Brook asombra en el Cervantino

POR JUAN HERNÁNDEZ

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Un comentario certero se escuchó al finalizar la función, en el Teatro Principal de Guanajuato, de El valle del asombro, escrita y dirigida por Peter Brook y su esposa Marie-Hélène Estienne: “esta obra sí nos recuerda lo que el Festival Internacional Cervantino es”. Y es que entre la pobreza de propuestas escénicas, el encuentro con uno de los mayores exponentes del teatro de occidente resultó, ciertamente, asombroso.

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La obra no es en realidad nueva y tampoco es producto de una inquietud reciente del director de teatro, cine y ópera, nacido en Inglaterra, en 1925. Es más bien el resultado del trabajo de exploración que Brook inició en la década de los años 90 del siglo XX, cuando los estudios del neurólogo Oliver Sacks —recién fallecido— le interesaron y lo llevaron a escudriñar en los misterios del funcionamiento de la mente humana.

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El relato que Brook y Estienne escribieron para dar forma a El valle del asombro es en realidad la piel de un proceso creativo de gran complejidad y profundidad que se realiza en la corriente sanguínea del teatro como expresión de lo esencial humano.

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En esta obra los autores cuentan la historia de una mujer: “Sammy Costas”, —interpretada magistralmente por Kathryn Hunter— quien al revelar que no posee la cualidad de olvidar es relegada al nicho de los fenómenos de feria. Despedida de su empleo de reportera, “Costas” debe someterse a una serie de estudios clínicos para apoyar a los científicos en la titánica labor de conocer los secretos de la mente. Tras ratificar la excepcionalidad del funcionamiento de su cerebro, el personaje no tiene más opción que el trabajo en un show televisivo sensacionalista.

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La anécdota no es conmovedora en sí misma. Lo es gracias a la manera en que la actriz Kathryn Hunter interpreta al personaje protagónico, en cuyo método encontramos las propuestas de actuación y del teatro hechas por Brook, quien es un referente del quehacer teatral del siglo XX y, sin duda, de la época contemporánea.

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En Hunter se advierte el descubrimiento, en el instante, del personaje: ahí, en el último momento, en un acto riesgoso para permitirle tener vida propia. “Sammy Costas” no es más ficción, es verdad en escena. ¿Cómo alcanza ese nivel de maestría en la actuación? En el proceso se ve la mano de Brook, quien ha propuesto una estructura compleja de relaciones para conseguir la revelación de la vida en el teatro, la cual tiene que ver con el dominio del miedo, el enfrentamiento constante del actor con su ser interior, sin perder de vista su relación con los otros actores en escena y, al mismo tiempo, con los espectadores.

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Es decir: en el mismo instante el actor debe mirar hacia adentro de sí, observar y advertir la energía de sus compañeros, y sentir el estado de atención del público. Un acto de prestidigitación ontológica que provoca la explosión de la creatividad como acto distintivo de lo humano.

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El teatro es para Brook un espacio de juego, el lugar en donde la imaginación realiza el milagro de la revelación de la verdad profunda: la otra realidad, aquella que no aparece en el acto común de mirar y que sólo se manifiesta en los intersticios de vacío en el espacio, la evocación a partir de la palabra, el uso de la intuición y lo sugerido en las acciones de los actores, cuyos cuerpos entrenados consiguen que lo extra-ordinario adquiera la difícil sencillez de la naturalidad cotidiana.

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Ciertamente El valle del asombro conduce a la participación que Brook siempre ha esperado del público. No se trata del observador pasivo, sino expectante, vigilante de la acción, atento a los silencios, a los vacíos, evocaciones y sugerencias de la propuesta escénica; para terminar, en el uso de la imaginación, de concluir el fenómeno de la verdad del teatro.

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Ver con la misma seguridad de lo tangible aquello que no está presente, pero que se re-presenta entre las acciones, las pausas de las palabras y los movimientos de los actores. Propuesta magistral para provocar en el público la experiencia de la potencia creativa en la transformación del mundo y alcanzar el objetivo —base de la propuesta de Peter Brook— de hacer del teatro un suceso digno de ser vivido. Y eso es gran cosa.

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El 43 Festival Internacional Cervantino se revistió de dignidad con esta puesta en escena que estremeció a los espectadores atentos de manera emocional, intuitiva e intelectualmente. El elenco estuvo integrado por Kathryn Hunter, Marcello Magni, el músico Raphaël Chambouvet y el joven actor mexicano Héctor Flores —integrado al reparto para las funciones en México—.

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En El valle del asombro Brook nos pone de nuevo frente a la naturaleza misteriosa de la mente, cuya estructura no puede revelarse en un electroencefalograma ni en un estudio conductista y únicamente se desvela en la manifestación profunda e inasible del alma humana.

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*FOTO: El valle del asombro, escrita y dirigida por Peter Brook y Merie-Hélène Estienne, con Kathryn Hunter, Marcello Magni, el músico Raphaël Chambouvet y el actor mexicano Héctor Flores, se presentó en el Teatro Principal de Guanajuato, en el 43 Festival Internacional Cervantino, 9 y 10 de octubre, y en el Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes, en la Ciudad de México, 14 y 15 del mismo mes/Pascal Victor/ArtComArt.

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