Batman Vs. Superman: el crepúsculo de los dioses

Mar 26 • destacamos, Miradas, Pantallas, principales • 4514 Views • No hay comentarios en Batman Vs. Superman: el crepúsculo de los dioses

POR MAURICIO MATAMOROS DURÁN 

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El reciente paso por la cartelera comercial del filme Deadpool, basado en el personaje del cómic del mismo nombre (taquillazo instantáneo que de un filme de poco menos de 60 millones de presupuesto se ha elevado, hasta el momento, a más de 700 millones recaudados en un mes de exhibición en cines alrededor del mundo) plantea claramente el corte de los ‘héroes’ cosechados para el siglo XXI: vulgares, cínicos, ultraviolentos, amorales y sin remordimiento alguno.

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A pesar de que en estas historias continúa hablándose de héroes, las intenciones corresponden más a las de vengadores y ‘antihéroes’; estos últimos cuyo encanto refrescante de hace algunas décadas ha comenzado a deslavarse, a convertirse en cliché, a demeritar incluso el carácter nihilista de estos personajes y a presentar, así, focos rojos del estado actual de nuestras referencias formativas.

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En este caldo de cultivo la naturaleza del héroe, poco a poco, ha sido relegada a segundo término, convirtiendo a éste –casi– en remanente de un tiempo en el que la violencia era simplemente una de tantas formas de llegar a la justicia, y no el objetivo primordial del discurso que sostiene a estas historias hoy día.

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Así, para el anuncio de un filme en el que se reúne a Superman y Batman por primera vez en casi 80 años, muchos esperábamos una ovación generalizada, pues se trata de la inclusión de dos fuerzas motrices de la figura del héroe y la aventura en la era moderna, que han acompañado a los sueños de la sociedad desde finales de los años 30. Sobra decir que en aquel momento la civilización era muy distinta.

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Estados Unidos, y el resto del mundo, estaba en la antesala del conflicto bélico conocido como Segunda Guerra Mundial, donde el rostro y los actos de Adolf Hitler daban pie a la construcción del modelo de los grandes némesis, genios del mal, de la cultura pop.

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En ese preámbulo a la tempestad bélica –y con la Gran Depresión como precedente– que acabó con ciudades, vidas y sueños, es que la impotencia y la incapacidad para acabar, exterminar, con el mal de todos los males inspira a un trío de autores para fincar los modelos del héroe moderno, de las “ideas a prueba de balas” que acaban con el mal encarnado e, inclusive, con cualquier tipo de bomba.

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Jerry Siegel y Joe Shuster apenas con 23 años de edad, en ambos casos, terminan por concretar un concepto que desde un lustro atrás llevaban revistiendo y que finalmente decidieron ofrecer a la National Allied Publications (que unos años más tarde se convertirá en DC Comics): Superman, quien desde su primera aparición en el título Action Comics #1 (con fecha de portada de junio de 1938) se convierte en un fenómeno editorial y mediático, que resuma lo mejor de los grandes mitos (desde Cristo hasta Doc Savage).

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Por su parte, Bob Kane también a los 23 años (y con la ayuda de otros artistas como Bill Finger y Jerry Robinson), inspirado por conceptos de Leonardo da Vinci y filmes como La Marca del Zorro, crea a Batman –tan sólo unos meses después al exitoso debut de Superman–, como una fuerza complementaria que desde las sombras busca aligerar la carga y empatar los logros del Hombre de Acero, desde el número 27 de Detective Comics (Mayo de 1939).

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Juntos, este ying y yang, este Apolo y Dionisio, el Sol y la Luna, Deidad y Mortal, fueron más allá de una fórmula explosiva y se convirtieron en leyendas sin necesidad de ser sacrificados: casi al momento de surgir estos dos íconos habían conquistado ya el inconsciente colectivo.

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La omnipotencia y pureza de Superman sumada a la perspicacia detectivesca y capacidad para sumergirse en el inframundo de Batman componen una fórmula que cubre todos los recovecos del mundo, el espacio y el tiempo (no sólo de esta dimensión, sino de varias), creando la fórmula dramática y narrativa perfecta para marcar a la historia y a quienes la escriben y protagonizan. Tal vez, durante poco más de medio siglo, estos dos arquetipos modernizados implicaron los sueños y compusieron la guía para varias generaciones de jóvenes lectores que quedaron marcados por las acciones de estos personajes, repercutiendo en su vida adulta.

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Hoy, la situación es un tanto distinta. Ocho décadas después, los superhéroes de DC Comics componen cientos (sumados a los de Marvel Comics, su principal competencia, y otras compañías, esto debe multiplicarse complicadamente), los filmes basados en ellos se duplican exponencialmente año con año, y se han perfilado ya como una fuerza motriz de la maquinaria hollywoodense; los rostros de los genios del mal se ocultan descaradamente frente a nuestros ojos y la violencia y la corrupción es nuestra vida cotidiana.

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En este contexto llega Batman Vs. Superman (sexto filme de Zack Snyder), el cual sigue tras los sucesos de Man of Steel (2013), producción en la que se relanzó en cine la historia del Hijo de Krypton, poniendo énfasis en la destrucción resultante en una ciudad tras el enfrentamiento de seres cuasi omnipotentes y la ruptura de un código sagrado durante todo este tiempo: Superman no mata.

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Aunque el encuentro de Batman y Superman en la pantalla grande es algo novedoso, en la historieta la alquimia producida por la combinación de estas dos fórmulas es algo que se ha explotado desde el verano de 1941, cuando se presentó el primer número de World’s Finest, publicación que en su título (Los Mejores del Mundo) muestra cabalmente lo que estos dos héroes han significado para el subgénero de los superhéroes, una de las fuerzas motrices de la imaginación fantacientífica del siglo XX y lo que va del XXI.

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Así, durante décadas, a través del mencionado título y de otros más, Superman y Batman hicieron mancuerna –en ocasiones, inclusive, junto a otros superhéroes– para salvar al mundo de todo tipo de ridículas amenazas. Pero conforme nuestra historia se fue recrudeciendo, la ayuda se convirtió en diferencia, y estos mismos personajes llegaron a convertirse en fuerzas opuestas, ante el realismo que, tarde o temprano, devora todo.

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En la ya mítica miniserie en cómic The Dark Knight Returns (1986), obra maestra de Frank Miller, somos testigos del fenomenal encontronazo entre estas dos fuerzas, y ya como representativas de dos frentes: Superman ya enfilado como soldado del Gobierno estadounidense, y Batman como fuerza disidente que combate el crimen sin importar de dónde venga. El enfrentamiento no sólo es sangriento, espectacular, inolvidable y realmente cardiaco. Sin embargo, lo más trascendente –tal vez– es que con esta pelea se dio fin a la infancia de un subgénero, y dio pie a la madurez del mismo, lo que para muchos lectores y críticos significó un acto de traición.

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Desde entonces, los héroes mostraron las imperfecciones y vicios que acarrea el poder, siendo presas de la desgracia o sucumbiendo ante la oscuridad.

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Hace una década, Marvel Comics publicó la excelente y exitosa serie Civil War, escrita por Mark Millar y dibujada por Steve McNiven, en esta, tras varias pérdidas humanas en medio de enfrentamientos de superhéroes y súper villanos, el mundo de los enmascarados se polarizaba en dos grupos: uno liderado por Iron Man y apoyado por el Gobierno de EU, y otro con el Captain America al frente y fuera de la Ley. ¿Les suena parecido? El mundo real continuaba refractándose en la mitología moderna, y volvía cada vez más pedregoso el camino del superhéroe.

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En un mes, esta misma historia llegará a los cines de todo el mundo como Captain America: Civil War, enfrentando a todos nuestros héroes de la infancia y la juventud, y haciendo menos claros los símbolos y los matices.

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Hace 30 años, The Dark Knight Returns (junto a otras obras, como Watchmen y Miracleman) planteó el crepúsculo de los dioses. Propuso aquel cruento encuentro entre Superman y Batman no como solución a un problema, sino como la develación de un futuro inminente. En el filme Batman Vs. Superman hay un momento explosivo –literal– que nos demuestra que aquel futuro es ya el presente… y lo que queda, entonces, estamos por ver si es un nuevo orden o, simplemente, poco más que cenizas.

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*FOTO: En esta cinta dirigida por el estadounidense Zack Snyder, y que se basa en los cómics de DC Enterteinment, se enfrentan estos arquetipos del superhéroe a partir de las nuevas polarizaciones de la sociedad moderna/ Especial.

 

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