Paraíso en Auschwitz
Barracas para pocos elegidos
POR JOSÉ XAVIER NÁVAR
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Quién lo iba a decir después de tantos y tantos documentales sobre el holocausto nazi que retratan, no solo el genocidio, la vida y muerte en los campos de concentración: Hay uno que apunta a ser diferente no solo por su historia, la de 13 niños de un total de 90 que fueron elegidos por el destino para ocupar lo impensable: unas barracas privilegiadas y exentas de la muerte inmediata por gas que se practicaba a diario en el tristemente célebre campo de Auschwitz-Birkenau.
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Lo más increíble de este documental de Aarón y Esther Cohen, son sus protagonistas: Fredy Hirsch, mentor y especie de Oskar Schindler, héroe olvidado debido a su orientación sexual, de unos pocos agraciados que venían del gueto judío de Terezin y que luego fueron llevados a Auschwitz. Sobre el anfitrión de este campo, el doctor Josef Mengele –“El ángel de la muerte”– se han tejido toda clase de historias por el uso que dio a esas barracas de casi cinco estrellas para una de sus debilidades: los niños (especialmente los gemelos, carne inocente de cañón para experimentos genéticos prohibidos), a los que le fascinaba escucharlos cantar y desarrollar sus habilidades artísticas, en ese “campo familiar”.
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El guion de esta nueva historia narrada al modo de la tradición oral en tiempo real por esos niños-sobrevivientes, ahora viejos que parece que ya son los últimos que existen de la pesadilla del holocausto, se debe a Sabina Berman. Este libreto pone en perspectiva la historia de Fredy Hirsch en contraste con el doctor Mengele, y sobre quien se han escrito muchos libros sobre su papel como médico en jefe de Auchwitz, con manga ancha para experimentos prohibidos, y para determinar junto a las vías de ferrocarril del campo, quien vivía y quien moría al llegar.
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Su vida y su tiempo han sido argumentados en diversos documentales y ha sido protagonista de exitosos thrillers como Los niños del Brasil (donde fue interpretado por Gregory Peck, en el único papel de villano que hizo en su vida) o El medico alemán, cinta argentina de Lucía Puenzo (sobre su paradero al huir a América Latina, donde presumiblemente murió en Brasil). Por el contrario, Fredy Hirsch –un valiente que arriesgó todo por esos niños que llegaron a las barracas privilegiadas dentro del infierno que era Auschwitz-Birkenau, de las que sólo se salía por el humo de las chimeneas– aparece sólo en fotografías lejanas. La historia de esos pequeños a los que alejó de las brutalidades del campo para que desarrollaran sus talentos estaría casi olvidada de no ser por el documental que rescata una historia real, fascinante, increíblemente documentada y de la que no se hablaba en ningún libro o documental.
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La historia de Paraíso en Auschwitz está contada por Bedrich Steiner, un judío mexicano ya fallecido, y que perteneció a ese grupo de trece elegidos, hoy octogenarios sobrevivientes de Aschwitz. Como aparato crítico, el trabajo de Aarón y Esther Cohen usó parte de los archivos de Steven Spielberg, que concentran cincuenta y dos mil testimonios que narran una visión particular del holocausto y que validan con sus voces muchas historias extraordinarias. Una de ellas es justo la de Fredy Hirsch, responsable de ese campo familiar impensable en medio de la barbarie de Auschwitz, y quien fue condenado no sólo a muerte sino casi al olvido por su tendencia homosexual, muy mal vista en esos tiempos de horror.
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La investigación, realizada para armar este documental, con pulsante música de Fernando Alanís, se hizo en un lapso de siete años en los lugares de los hechos y museos que conmemoran el holocausto, busca conservar la memoria y evitar la tergiversación de los hechos, como sucede en el documental Mr. Death, de Errol Morris, en el que recoge las andanzas de Fred Leuchter Jr., un ingeniero experto en mantenimiento de máquinas de muerte, contratado por el revisionista Ernst Zundel para “demostrar” que no hubo cámaras de gas en Auschwitz con un polémico informe que, a la postre, acabó con su desafortunada carrera como freak emergente en investigación de campos de concentración nazis.
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Paraíso en Auschwitz es tal vez el último testimonio en coro de trece voces que cuentan su experiencia en 100 minutos de historia lineal que quedaron de un exhaustivo metraje cinematográfico testimonial. Es una historia que toca el alma de esos sobrevivientes reales que transmiten dramáticamente al espectador con trozos de tiempo recobrados de aquellos niños que recuerdan su infancia en el campo sobre una experiencia que se antoja increíble en el campo de exterminio más maldito y recordado del holocausto nazi… y todos cuentan, para la preservación, la misma historia.
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Por lo pronto el documental ya ha entrado al circuito de exhibición de importantes festivales de cine tanto en algunos países de Europa como de Estados Unidos –entre ellos el Festival Queer History of Prage y el Olomuc, una función especial en la Cineteca Nacional y en junio una exhibición en el Museo de la Memoria y Tolerancia, en la Ciudad de México–, donde ha llamado la atención el enfoque novedoso e insólito de la relación entre Fredy Hirsch y el doctor Josef Mengele.
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FOTO: Dirigida por Aarón y Esther Cohen, este documental contó con el guion de la escritora mexicana Sabina Berman./ESPECIAL
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