Breve relato sobre el periódico El Universal a 100 años de su fundación
Presentamos una selección de las ponencias que se dieron el 10 y 11 de octubre en el coloquio “EL UNIVERSAL 100 años. Memoria de México en la Hemeroteca Nacional”.
POR ROBERTO SÁNCHEZ R., RAÚL BAZÁN Y MIGUEL ÁNGEL LÓPEZ
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Agradezco la invitación del Dr. Mora para participar en este coloquio sobre el periódico El Universal. 100 años. Memoria de México en la Hemeroteca Nacional. También agradezco a los organizadores del coloquio, al Maestro Raúl Bazán y al ingeniero Miguel Ángel López su apoyo en la investigación.
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Bueno para entrar en el Breve Relato sobre el periódico El Universal a 100 años de su fundación. Parto del principio metodológico de ubicar mi objeto de estudio, de mi observación sobre su acontecer y la interpretación que hago al respecto. Establezco el enfoque teórico que me va servir para interpretar el asunto, se trata del periodismo y su desarrollo como elemento mediático de principios del siglo XX.
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De forma breve parto del principio de que la raíz histórica del periodismo mexicano se funda en las inquietudes y hechos socio – políticos. Al menos creo que así ocurrió con la prensa del siglo XX.
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Al respecto pienso que la Revolución Mexicana como un hecho social de cambio en todos los ámbitos de la vida nacional desemboca con la creación de nuevos procesos políticos y culturales, entre otros muchos más. Al menos así se evidenció durante la guerra civil entre 1911 y 1916, período, podemos decir, de muchos cambios, algunos inclusive fueron vertiginosos; pienso que se cambió el ritmo de vida en la sociedad mexicana y fue porque en la vida política y económica cambió todo lo que quedaba del régimen antiguo; pero un signo importante fue el proceso cultural y la creación de lo que después se llamarían las instituciones y con ellas el sistema político, mismo que ha durado vigente a lo largo del Siglo y hasta nuestros días.
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En este enfoque político pienso que dos elementos figuraron de manera preponderante en la lucha por el poder político, hablamos de armas e ideas; ambos elementos definen lo que podemos definir como la coyuntura de la época y, a su vez, sientan las bases de la historia política de la lucha armada; de este proceso político sabemos mucho por el registro hecho, día a día, por la prensa, hoy llamados medios de comunicación, para decirlo en lenguaje moderno. Cabe mencionar aparte que hay otros relatos y documentos (libros, fotografía y cine) que testifican la época y la lucha desarrollada en ese entonces.
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Bajo esa coyuntura se vivía una peculiar situación, la guerra civil en proceso después de la Caída de Francisco I. Madero, el golpe de estado de Victoriano Huerta y la revuelta histórica hacían un panorama complicado como entorno local; el internacional no era precisamente una época de sencillez ni paz, la prensa daba cuenta de la Primera Guerra Mundial en Europa. Dentro de estas dimensiones históricas se puede uno detener y establecer un corte coyuntural local, donde se puede caracterizar el escenario del proceso revolucionario.
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En este escenario estuvieron de manera destacada dos grandes fuerzas protagónicas y beligerantes, tanto en armas como en ideas, como ya mencionamos antes. Por un lado los convencionistas y por el otro los constitucionalistas cada uno con su proyecto de país y luchando por el control del poder político.
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En el marco de la cultura y las ideas, uno de los factores primordiales fue la conquista de “la voluntad popular”, o sea, un factor político, valga la redundancia. En ese aspecto la creación de medios de difusión pasa a ser una labor fundamental, ambos bandos financian y crean medios diversos para dar a conocer sus principios, sus ideales, sus programas y sus proyectos. En este escenario establecemos el periodismo y la prensa como instrumento político para llegar a los grandes núcleos de la población. En el tiempo, estamos en la segunda década del siglo XX. Desde entonces se está en la disputa por el espacio público: lo que comprende el establecimiento de las relaciones entre los políticos y los ciudadanos; es decir, una relación de poder entre quien lo busca y quien lo otorga. En este orden de ideas, la prensa fue y es un instrumento que se convierte en un “bastión político” para quien la tiene y dirige, lo cual es uno de los principios de su origen en el desarrollo de los acontecimientos sociales.
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Regreso entonces a la coyuntura y al escenario, tanto los convencionistas como los constitucionalistas deciden llevar sus diferendos y pugnas a un ámbito más: al terreno electoral. Fue en 1916 cuando se convocó al Congreso Constituyente para reformar la Constitución Política de México. En un proceso por lograr la paz en el país se hace el diferendo en los límites de la política y así ganar conciencias para su terreno, mismas que después serán votos en las urnas.
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Para la difusión de las ideas, el bando constitucionalista, entiendo que fue Venustiano Carranza quien designó a un político–periodista y grupo de allegados para crear un “bastión” (Cotarelo Ramón, 2010, p. 15) o instrumento de influencia electoral. Me refiero a Félix F. Palavicini.
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Ingeniero de profesión, el antecedente inmediato fue que él dirigió desde 1914 el periódico EL PUEBLO. Diario de la mañana al respecto María del Carmen Ruiz Castañeda (Ruiz C. 1980, p. 285 ) en su libro sobre el periodismo en México, escribe: “considerado como el órgano oficial de la primera jefatura fue fundado en Veracruz en octubre de 1914 por Félix. F Palavicini, José Ugarte, Arturo G. Múgica, Rodrigo Cárdenas, José Inés Novelo, Diego Arenas Guzmán y otros”.
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Sirva esta cita como antecedente a la decisión de Venustiano Carranza de llamar a alguien de su círculo más inmediato para crear ese “bastíón político”; varios quisieron la oportunidad, por ejemplo, el General Alfredo Breceda que había sido su secretario particular; el mismo Diego Arenas Guzmán, totalmente ligado a la causa constitucionalista; pero la decisión recayó en Palavicini. Presumo porque era un político muy al estilo del Primer Jefe del movimiento constitucionalista. Ambos se caracterizaban por ser hombres de acción, siempre las decisiones eran tomadas bajo el cálculo del mayor beneficio y con apego a la acción rápida y concreta, esto de acuerdo a Max Weber (El Político y el científico) estas son algunas de las características del “político”. Por eso el líder saca a uno de sus “hombres” de una función administrativa, el Secretario de Instrucción Pública, para ponerlo a generar una opinión favorable al Congreso Constituyente y así establecer el circuito: Político – Ciudadano, para crear el espacio público donde se debatan las ideas; esto es una definición política. Entonces Carranza lo pone al frente de la difusión política de su tendencia. A mi parecer, no solamente por su perfil político, sino por la visión y perspectiva política. Palavicini, al dirigir el periódico EL PUEBLO ya conocía la nueva tendencia del periodismo del siglo XX. Como mencioné al principio, considero que la raíz histórica del periodismo mexicano se funda en las inquietudes y hechos socio-políticos. Es un proceso de comunicación y política, o de comunicación política.
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Pero, ¿qué tipo de periodismo era en ese momento? En términos genéricos, el periodista y escritor Mario Rojas Avendaño lo llamó “periodismo informativo y comercial” (Rojas A. 1962), para diferenciarlo del periodismo doctrinario del siglo XIX. La historia del Periódico nos demuestra que en efecto fue un éxito comercial. También generó un nuevo tipo de periodismo y a través de las décadas de la centuria pasada consolidó diferentes procesos del circuito información–opinión.
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El Universal
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Para hablar del inicio del periódico El Universal, voy a retomar lo que escribió Alfonso Taracena, periodista y escritor, en su columna “Los Universales”, publicada los sábados, a partir del 10 de septiembre de 1977. Al respecto:
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“… un nuevo ‘Diario Político de la Mañana’ voceado por las calles metropolitanas un domingo primero de octubre de 1916. Se llamaba El Universal y era dirigido por el periodista Tabasqueño Félix Fulgencio Palavicini, dueño de la mayoría de las acciones de una Sociedad Anónima con capital de 20 mil dólares y entre cuyos accionistas figuraban los generales revolucionarios López Figueroa, César López de Lara y Alfredo Breceda… Cada una de las acciones tenía un valor nominal de $100.00 oro nacional” (Taracena, 10 de septiembre, 1977). También anota que el primer tiraje fue de 63 mil ejemplares, con diez páginas, a 40 centavos el ejemplar (Tracena, op. Cit).
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Como podemos ver, la primera plana tiene todas las características de lo que fue la prensa de la época, se hace énfasis en la información, pero si seguimos la guía de Taracena y cómo vio la fundación del diario, retomo lo que señala acerca de la declaración del Ingeniero Palavicini en un artículo en la página tres, cuyo título fue “Mi Tintero y mi Pluma”: “Sería insincero si ocultase mi júbilo al borronear las primeras cuartillas destinadas a El Universal“.
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De ese artículo destaco tres aspectos, en función de la coyuntura política y el escenario de la vida pública. El sentimiento de volver al periodismo, citado por Taracena, ya citado, para redondear este sentimiento dice líneas adelante el escrito de Palavicini: “…Y vuelvo al periódico, recojo mi tintero y mi pluma con alegría y entusiasmo. Como este cargo no lo confiere nadie, ni lo refrenda persona alguna, yo hago ante el público mi solemne protesta de cumplir con mis deberes de hombre de bien y demócrata sincero; hago solemne protesta de seguir —como lo he hecho desde 1909, en que la lucha se inició— consecuente con mis ideas y fuerte en mis propósitos”.
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Me interesa destacar de este artículo otros dos aspectos, la idea de su función administrativa (secretario de Instrucción Pública) y su vida política. Al respecto:
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“…Las labores administrativas, tuvieron para mí el interés de una acción política inmediata, serví al Gobierno Constitucionalista en los días de prueba, fui gustosamente parte suya cuando el gabinete seguía al Poder Ejecutivo trashumante en su peregrinación por Puebla, Córdoba, Veracruz y Querétaro. Acompañé al Jefe que representaba entonces, tanto como hoy, el principio legal y la fuerza moral; cuando muchos se marearon ante la proximidad de poderosas columnas militares y el prestigio bélico de la División del Norte; cuando muchos pensaron que “ser fuerte” era serlo todo; cuando muchos civiles y no pocos militares dudaron entre el Primer Jefe y el grupo disidente”.
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Sigue: “Mi cartera no tuvo en esos hermosos días, ni misión concreta, ni jurisdicción definida; fui, sin embargo —tengo la inmodestia de afirmarlo— un buen Secretario…”.
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Hasta aquí, esa vida fungiendo al servicio del Jefe del Poder Ejecutivo, como lo expresó.
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Pero también de su vida política escribió ahí mismo, lo siguiente:
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“De la política no traigo decepciones, pues se han compensado en mi ánimo las penas y disgustos constantes con las breves satisfacciones […] pero mi buena fortuna no habría sido completa si no hubiese podido observar cómo al lado de los grandes giran también las miserias de la vida, las pobrezas de espíritu; cómo hay minúsculas podredumbres, egoísmos feroces, envidias locas y ambiciones ciegas…
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“Yo saludo a nombre de El Universal a mis colegas de la metrópoli y de los Estados, los invito a continuar cordialmente en la laboriosa tarea de difundir ideas generosas en las masas populares, les tiendo la mano de amigo y les ofrezco guardar la más delicada forma en toda discusión o polémica”.
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Pero volvamos a la página uno y pensemos en lo que llamo “bastión político” en la parte central hay una nota informativa: “Comienza la lucha electoral para el Congreso Constituyente” en la nota se informó de la asamblea del “Partido Constitucionalista Fronterizo”, donde se nominaron candidatos a diputados; pero llama la atención que entre ellos hay al menos dos directivos del periódico. Se trata de Palavicini y de Breceda, hombres de acción de Venustiano Carranza.
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Volvamos a la fundación del periódico. Es una empresa, ya mencionamos, y nominalmente es Periodística Nacional, S. A. Con capital social de 20 mil dólares, dividido en cinco mil acciones. Socios ya los mencionamos.
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Sobre este evento, el propio Palavicini comentó en 1944 en una entrevista lo siguiente: “…Ese periódico lo fundamos un grupo de particulares con muy pocos recursos y vieja maquinaria. Su independencia, su honradez y su vivacidad lo convirtieron en el diario más leído de toda la nación. Como empresa ‘productiva’ despertó la codicia de alguno, y como ‘independiente’ la hostilidad oficial, la dictadura había vuelto con el obregonismo. Me vi obligado a abandonar la empresa (1918) pero mi salida del diarismo fue una lección para todas las otras empresas periodísticas, las que juzgaban que era mejor negocio vivir como empresas industriales y no como orientadoras de opinión…” (Ruiz C. 1980, p. 285).
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Ya casi para terminar, retomo la columna “Los Universales”, de Taracena, que da su versión, en efecto, de la pugna entre el Gral. Obregón y Palavicini, al respecto escribió: “Cuando El Universal se suspendió por varios días […] fue el 29 de marzo [de 1917] al ser conducido Palavicini a la comandancia militar… […] por reproducir un artículo de Gonzalo de la Parra con el título ‘El privilegio de las águilas’ considerado ofensivo para el Ejército. Los más indignados eran Benjamin G. Hill y Álvaro Obregón…” (Taracena, “Los Universales”, 26/11/1977). En efecto, poco después, en 1918, Palavicini tuvo que dejar la dirección del periódico en manos de Ugarte, al entrar en distancia con Obregón.
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Este fue el escenario del surgimiento del Periódico El Universal…
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¡Gracias!
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Leído el 11 de octubre 2016 en el IIB/UNAM .
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Tomado de http://www.eluniversal.com.mx/historia-breve. 10/10/2016.
FOTO: El 1° de octubre de 1916 se publicó el primer ejemplar de EL UNIVERSAL.
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