Numancia: la muerte victoriosa detrás del muro
POR JUAN HERNÁNDEZ
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Si Miguel de Cervantes Saavedra quiso hacer una exaltación heroica, de amor y solidaridad sobre la naturaleza de los habitantes de Numancia quienes se suicidan antes que entregarse a sus rivales romanos, vista desde la actualidad la obra del autor de mayor fama en lengua española es una figuración del caos, la sinrazón y el horror que la humanidad vive en el mundo contemporáneo, en medio de la confusión absoluta.
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El cerco de Numancia, escrita en 1585 por Cervantes, recupera el drama de los numantinos, quienes tras sufrir el cerco de los romanos —comandados por Escipión, uno de los más grandes guerreros de la Roma imperial, en el año 134 a. C.— destruyen su ciudad y acaban con su vida para no dejar algo que conquistar al enemigo. El drama tiene elementos de la tragedia clásica, pero ofrece virajes estilísticos que buscan caminos nuevos que, en términos de estructura, rozan ya con el teatro del Siglo de Oro español.
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En México, la Compañía Nacional de Teatro recupera el texto de Cervantes y la lleva a escena para conmemorar el 400 aniversario de la muerte del autor de la obra clásica El ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha. Montaje presentado en el Festival Internacional Cervantino y actualmente en temporada en el Teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.
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La puesta en escena tiene el toque majestuoso y de rigor escénico que hemos podido observar en la mayor parte de la producción de la compañía teatral mexicana. El montaje es visualmente impactante a la mirada, gracias al uso virtuoso de los recursos tecnológicos teatrales, que se despliegan con gran limpieza para construir una atmósfera lúgubre, sustento de una tragedia de grandes dimensiones humanas.
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Dirigida por Juan Carrillo, cuya juventud y poca experiencia, de apenas seis años, contrasta con la gran solvencia que tiene a la hora de la figuración escénica. Ya lo hizo en Mendoza, adaptación de Macbeth, de William Shakespeare, y ahora resuelve con rigor y tremenda capacidad la dirección de una obra de gran complejidad tanto por el dilema humano que pone sobre la mesa, como por la necesaria adaptación al mundo contemporáneo.
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Numancia es la versión que la Compañía Nacional de Teatro hace de la tragedia original, escrita por Miguel de Cervantes hace más de cuatro siglos. Un texto escrito en verso, cuya musicalidad debe sonar natural y transparente a los oídos de los espectadores contemporáneos, no obstante de no ser el lenguaje corriente.
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Por si eso fuera poco, el director se enfrentó al gran reto de dirigir a un elenco de 26 actores y tres cantantes. Intérpretes de distintas escuelas y de registros diversos, que debieron ser dirigidos en función del tono que se buscaba dar a la puesta en escena. Carrillo sobrepasa las expectativas al concretar una obra de inmensa dimensión poética, con actores que se ciñen de manera rigurosa a la búsqueda de la dimensión trágica de la puesta escena.
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Numancia, versión de Ignacio García de El cerco de Numancia, de Miguel de Cervantes Saavedra, busca la actualidad de la tragedia; y lo consigue al referirnos no sólo a la revisión histórica, sino al dilema espiritual que enfrenta la humanidad en el mundo contemporáneo.
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La lectura de esta obra maestra ofrece la posibilidad de hacer una lectura sobre lo que ocurre en el mundo en la actualidad, en donde se vive la destrucción sistemática de la especie, a causa del nulo entendimiento de las diferencias culturales, de la férrea necesidad de imponer la visión de los poderosos como única y legítima, sin importar las consecuencias y denostando el valor de la vida humana.
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Impactante es, por otro lado, la escenografía que propone, de entrada, una pared, un muro, que sirve para contener a un pueblo aislado por el poder imperial. En aquella ciudad amurallada hombres y mujeres mueren de hambre y aunque buscan negociar de manera razonada la paz con sus enemigos, éstos no escuchan pues saben de manera sobrada que gozan de superioridad bélica.
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Numancia es la metáfora escénica del exterminio a causa de la barbarie, de la imposición del más fuerte, de las luchas por poseer al otro y esclavizarlo. Se trata, pues, de una tragedia actual, que invita a reflexionar sobre lo que ocurre hoy en el mundo, con su caos, guerras, genocidios, conflictos raciales y religiosos; amén de ser una puesta en escena sensible al México de la actualidad, agraviado por la amenaza de la construcción de un muro en su frontera norte; una pared que tiene mucho más impacto en su realización simbólica que concreta.
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La Compañía Nacional de Teatro vuelve a ofrecer teatro de excelente factura, con un elenco sólido y una estructura que no habíamos visto hasta la intervención de Luis de Tavira, quien tomó la tarea de reconstruirla en los últimos ocho años, para darle la dignidad que merece y ofrecer a distintos público el mejor teatro posible. Menuda misión le ha dejado el maestro del teatro mexicano a Enrique Singer, recién nombrado director de la más importante institución escénica del país.
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Volviendo a Numancia podemos decir que se trata de una tragedia que pone sobre la escena un dilema humano tremendamente conmovedor: vivir como esclavo o morir con dignidad. Los numantinos se deciden por la segunda opción y en el acto de perecer encuentran, paradójicamente, una forma de victoria, la única posible frente al hambre que destruye el cuerpo pero despierta la grandeza del espíritu. Al no haber qué poseer, qué vencer, los romanos son derrotados. La muerte se levanta, del otro lado del muro, como una fuerza intocable e indestructible que lo avasalla todo.
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FOTO: Numancia, versión de Ignacio García, de El cerco de Numancia, de Miguel de Cervantes Saavedra, dirigida por Juan Carrillo, escenografía e iluminación de Jesús Hernández, diseño de vestuario de Jerildy Bosch, asesoría de movimiento de Antonio Salinas, dirección coral y composición musical de Juan Pablo Villa, con actores de la Compañía Nacional de Teatro, coproducción CNT-FIC, se presenta dentro del octavo ciclo Patrimonio Universal del Teatro, en el Teatro Julio Castillo, del Centro Cultural del Bosque, de miércoles a viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18 horas, hasta el 4 de diciembre.
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