“Si amas a México, también lo odias”

Nov 19 • Conexiones, destacamos, principales • 2698 Views • No hay comentarios en “Si amas a México, también lo odias”

Entrevista con Flaviano Bianchini

POR LEONARDO TARIFEÑO

@leotarif

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Hubo un tiempo en el que el ambientalista y escritor italiano Flaviano Bianchini dejó de ser el director de la ONG Source International para adoptar la identidad de un tal Aymar Blanco, peruano de nacimiento, en viaje a la frontera de México con Estados Unidos sobre el tren más peligroso del mundo. “Cuando decidí que quería contar esa historia sabía que iba a ser fundamental vivirla en carne propia –explica–. Así que me organicé e intenté mimetizarme lo más posible”. Meses después de planear el proyecto, los miedos e ilusiones de Aymar se convirtieron en los de Flaviano, y el disfraz resultó tan convincente que ni la policía ni los narcos advertirían en ese migrante alto y blanco al activista europeo que poco más tarde se transformaría en el autor de Por el camino de la Bestia (Pepitas de calabaza), la crónica que reconstruye todo el trayecto del tren en el que viajan los sueños y la desesperación de cientos de migrantes mexicanos y centroamericanos. Ganador del premio Bruce Chatwin 2010 por In Tibet. Un viaggio clandestino, Bianchini reconoce que la mirada de sus libros –como, también, Taraipú. Viaggio in Amazzonia corresponde más a la de un activista que a la de un reportero, y que el relato de su viaje sobre la Bestia no es la excepción. “Lo que yo quiero es promover la discusión sobre un asunto, porque el primer paso para cambiar una situación es narrarla”, señala, ya como el militante que es, quizás todavía con huellas de su vida como Aymar.

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¿Por qué un día decidiste que te subirías a la Bestia para contar esa historia?

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Viví mucho tiempo en Guatemala, Honduras y El Salvador, donde trabajé con comunidades indígenas que sufren violaciones a sus derechos humanos por parte de empresas mineras. Allí, todo el tiempo escuché los relatos de los migrantes sobre la Bestia, así que me propuse contar aquello de lo que tanto me habían hablado.

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¿Cuál crees que es el aporte de tu libro? ¿Qué lo diferencia de, por ejemplo, Los migrantes que no importan, de Óscar Martínez?

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Por el camino de la Bestia muestra todo el recorrido del tren, es la historia completa. Pero más allá de eso, la diferencia con el libro de Óscar Martínez es que el suyo es el relato de un reportero, él entrevistaba gente y estaba ahí con cámaras. Tiene otra perspectiva. La mía es una historia en primera persona.

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¿La intención de tu libro es la denuncia?

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Sí. Y presentarle esta historia, sobre todo, al público europeo. Porque si aquí en México se habla poco de esto, en Europa no se sabe absolutamente nada. De hecho, al europeo medio no le interesa lo que ocurre en América latina. Además, en este momento lo que más impacta allá en cuestiones de migración es el conflicto en el Mediterráneo, que por supuesto es importante, pero eso no significa que haya que cerrar los ojos ante las otras migraciones, como la de América.

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Ambas son partes de un mismo fenómeno, ¿no?

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Así es. En este momento, México es una representación del mundo. Una enorme frontera entre el sur y el norte, rodeada de violencia, corrupción y poderes ocultos, que le da un nuevo significado al valor del ser humano.

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¿Cómo es ese “nuevo significado”?

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La Bestia es un tren de carga que lleva todo tipo de productos de sur a norte, que viajan libremente por el Tratado de Libre Comercio, sin fronteras, y sobre ese mismo tren viajan cientos de personas ilegalmente. Es decir: cuando estás en el tren, las bananas que viajan a tu lado valen más que tú. Si alguien mata a esas personas, nadie las reclama; si te robas tres bananas, alguien va a hacer un escándalo por ello. No se me ocurre mejor representación de la actualidad: un mundo en el que las mercancías y los capitales circulan sin las restricciones que sí tienen las personas.

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¿Cuál es el aporte que tu libro le hace al lector mexicano, que ya conoce esta situación?

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Creo que un conocimiento más profundo y completo. Y también una voz crítica, a pesar de yo amo México y lo considero mi segunda patria. El mensaje del libro es un llamado a cambiar un poco las cosas en este país, que es uno de los más bellos del mundo y tiene una gente maravillosa, pero donde al mismo tiempo ocurren cosas horribles. Yo digo que si amas a México, también lo odias. No puedes amarlo nada más, ni odiarlo nada más. Es un espejo del mundo actual, donde hay mucha violencia y brutalidad, pero también cosas buenas.

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Para subirte a la Bestia, cambiaste de identidad. Es una decisión controvertida, que obliga a preguntarse por el lugar de la verdad en tu narración.

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Sí, yo entiendo que esa decisión mía pueda ser cuestionable, aunque para mí esta es una de las maneras más eficaces de hacer periodismo. Es verdad que yo usurpé un lugar destinado a un migrante real; mi ilusión es que mi libro y la información que ahí difundo pueda restituir lo que usurpé.

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De las historias que has visto y vivido, ¿cuál fue la que más te conmovió?

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Muchas. Ahora recuerdo un día en la sierra de Puebla, después de una noche de lluvia. Muchos caminábamos absolutamente congelados y sin saber qué hacer. Entonces, un campesino que nos vio llegar nos hospedó durante dos días. Nos dio comida y mezcal, nos abrigó con mantas, nos lavó la ropa. Su generosidad fue espontánea y maravillosa. El tipo de cosas que, como decía, hace que uno ame este país.

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Pero el libro también narra historias violentas.

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Sí. Una es la detención de mi grupo por parte de la Policía Federal. Nos tuvieron dos días en la cárcel. Ver cómo la policía trata como animales a la gente es algo muy fuerte. Y descubrir que lo hacen de manera organizada y sistemática.

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En el momento de la escritura, ¿cuáles fueron los principales retos?

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El mayor fue el de transmitir lo que había sentido. Fue muy difícil para mí. Yo escribí mi segundo libro en tres semanas; aquí me tardé tres años. Escribirlo me llevó a situaciones que había borrado de mi memoria para seguir adelante, y me costó mucho exponerlas como quería. Los capítulos sobre la cárcel me exigieron un año de escritura.

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Tras tu experiencia sobre la Bestia, ¿qué se acentuó más? ¿El amor o el odio a México?

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Los dos. Y en mi relación con el mundo, también.

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FOTO: Con el nombre de Aymar Blanco, el periodista Flaviano Bianchini se hizo pasar por un migrante peruano y así convivir con migrantes centro y sudamenricanos en su travesía por México abordo de la Bestia.

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