El cuerpo de la literatura del cuerpo

Ene 21 • Sin categoría • 4591 Views • No hay comentarios en El cuerpo de la literatura del cuerpo

POR ARMANDO OVIEDO R.

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El cuerpo literario de Gilberto Prado Galán (Coahuila, 1960) está sostenido por dos sólidas columnas: la poesía y el ensayo. Dejemos para otra ocasión sus palíndromos, un divertimento imaginativo que lo ha llevado a ser un “matemágico” de ese juego de palabras y que se ha publicado en un monstruoso –por desmesurado volumen titulado Efímero lloré mi fe (2010).

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Su caminar por la poesía ha sido discreto pues apenas cuenta con cuatro títulos donde los versos hacen su nido y su nudo metafórico: Exhumación de la imagen (1985), Fundación del deseo (1988), Palabras contra el tiempo (1998) y El canto de la ceniza (2004). En cambio, la veta ensayística le ha dado más presencia, tanta que gracias a la práctica de este género obtuvo los destacados premios Luis Cardoza y Aragón 1988, Malcolm Lowry 1989 y Lya Kostakowsky 1993, entre otros.

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El ensayo es la ruta natural donde el poeta Prado Galán se desplaza con maestría. Sus registros, que incluyen más de una veintena de libros y muchas antologías, han trabajado el ensayo académico de rigurosa metodología, como Huellas de Salamandra (1993), sobre la poesía de Octavio Paz, o El oro amotinado (1997), sobre la autores del Siglo de Oro español. Sin embargo, el autor de El esplendor del canto deja que el ensayo literario sea su preferido camino referido a temas como el deporte, en Sobre héroes y hazañas (2011) o la guerra, la narrativa y la violencia en Los ojos de la Medusa (2013).

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En Mapa del libro humano veremos el ensayo literario diligente e inteligente, de pensamiento ligero más no banal, donde el autor lidia cuerpo a cuerpo con el tapiz humano y más allá, donde el cuerpo es descrito con el tacto que toma la palabra.

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Es este un cuaderno breve y de buen diseño, con ensayos diversos del interior y exterior del cuerpo, que se emparienta con libros amenos de anatómicas consecuencias y que tienen como eje las funciones motoras o presencias orgánicas, así como la enfermedad, el dolor y la defunción, de este ser para la muerte que todos llevamos puesto.

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Si bien es cierto que el doctor Francisco González Crussí es el notable ensayista de las decadencias y aventuras del cuerpo humano, o que hay libros que tratan con conocimiento y amena prosa la causa médica, como Desde el cuerpo de Cristóbal Pera o Las voces del cuerpo de Alberto Palacios Voix, e incluso donde la enfermedad es una crónica de varios instantes del tránsito hacia el lado moridor como el libro del periodista José Comas (1944-2008), Crónicas del linfoma, Prado Galán establece sus propias coordenadas para dibujar el Mapa del libro humano.

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El Mapa…, a diferencia de los citados anteriormente, es un viaje descriptivo, poético en muchos casos, con puntualizaciones científicas de los órganos y sus funciones, de las estructuras y cimientos físicos, de los aparatos y sistemas en movimiento, de los movimientos y latencias de compuestos que componen y destruyen o transforman el interior y exterior de esto que llamamos consistencia mortal. En estos textos hay curiosidad y hallazgos de un ser vivo, en constante movimiento interno; el autor de Minas y teodolitos elabora una carta del viajero dando santo y seña de una “isla de las manos reunidas”, que navega a la deriva del tiempo.

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Los breves ensayos que componen el volumen, citan lugares ya nombrados y no olvida mencionar a los viajeros del cuerpo que descubrieron esos pabellones, esas miasmas, esas órbitas. Vemos en esta cartografía el júbilo del ser aún latiendo con “un dios inasible que lo ahoga”. El libro es una guía elemental para el lego que invita a conocerse a uno mismo, sin ego, empezando por la casa del espíritu. Sabemos que a cierta edad, el cuerpo se nos impone con sus dolencias. Así que, el Mapa… nos dice que hay que empezar con las querencias antes de que lleguen las carencias.

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Prado Galán tiene, con este libro, una nueva práctica del ensayo: sabiduría en pequeñas dosis, mismas que aprendió de sus dioses tutelares como Montaigne y Baltasar Gracián, pues en ellos bebió la intensidad del lenguaje preciso y precioso –más no artificioso–.

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Del duro y rudo ensayo académico, Prado Galán aprendió el rigor; de la poesía, la fina observación y la precisión del lenguaje para abordar temas destacando los detalles. Es así como tenemos en estos textos lo preciso y pertinente: “…caminamos en octosílabos dice Prado—, como imaginó Dámaso Alonso: Iba yo por un camino/ cuando con la muerte di: cada cuatro pasos se pronuncia un verso: un paso implica la duración de dos sílabas. Por eso, porque el ritmo habitual de la conversación en nuestro idioma es el verso de ocho silabas, debemos fomentar el olvidado oficio de caminar. Hagamos poemas con el desnudo ritmo de nuestros pasos”. (p.18).

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Mapa del libro humano es una alabanza del cuerpo y sus secuelas que se cuelan en cada acción vital. Este libro está dividido en dos territorios concretos y visibles: el exterior y el interior, los intramuros y extramuros. Están, desde luego, las referencias al hombre y a la mujer en sus humores y protuberancias.

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El lector de a pie que quiera leer y comprenderse a sí mismo desde el “adentro”, encontrará en Mapa del libro humano perlas de sabiduría anatómica así como definiciones poéticas más allá de los consabidos y ya consagrados por la poesía popular, por ejemplo, cuando se dice que los ojos son “las ventanas del alma”; Prado Galán dirá que es “la mar de los enigmas”, ¿por qué? Búsquenlo y lo sabrán. Los ingredientes de este libro son la poesía y la frase justa, el conocimiento y el asombro, los datos y las referencias. Además, en su interior y desarrollo se hace alabanza de los cuerpos; y, del conocimiento que de él tengamos será para conocernos mejor. Este libro da cuenta de ello, pues la miseria del cuerpo es inevitable y depende del trato y contacto que le demos, pues una vez que lo conozcamos podremos pasar a la siguiente fase: amar al prójimo –y más a la prójima—como a nosotros mismos.

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La educación de la mirada, máxima virtud del ensayista, y la poética del cuerpo capturada con el verbo justo, son las mejores coordenadas del mapa ensayístico de Gilberto Prado Galán.

Gilberto Prado Galán, Mapa del libro humano. Arteletra/ Axial. México, 2015. 164 pp.

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