Reportazgos e interviús: La influencia anglosajona

May 6 • destacamos, principales, Reflexiones • 4101 Views • No hay comentarios en Reportazgos e interviús: La influencia anglosajona

POR YANNA HADATTY MORA 

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El Universal Ilustrado “se hace solo”. Es decir, va sedimentándose cada ocho días, gracias al proceso de la intuición, hasta plasmar cada número. Y es necesario decir que esta obra —como todas las obras del periodismo moderno— es una obra común. Desconfiemos de los directores de periódico que se bastan a sí mismos para llenar su tarea, juzgándose pequeños dioses menores, con un rayo infalible de latón.

Carlos Noriega Hope, “Del moderno periodismo. Cómo se hace El Universal Ilustrado”, El Universal Ilustrado, 313, 10 de mayo de 1923, p. 17.

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Varias características de El Universal Ilustrado. Semanario Artístico Popular en los años 20, leído en consonancia con la historia de la prensa mexicana, resultan cualidades determinantes del entonces denominado moderno periodismo. Podemos señalar entre otros, como ha sido estudiado previamente por especialistas, la aparición de la mesa de redacción en fotos y reportajes que hablan del colectivo que forma el semanario en consonancia con la cita de su más recordado director con que damos inicio a este texto, o bien la exaltación de la figura del reporter como héroe de novelas cortas que el semanario edita. Igualmente modernos resultan el diseño de portadas e interiores, la selección de tipografía y papel, y el anuncio del tiraje y el circuito de difusión del semanario para la venta de publicidad. Destaca el muy afortunado balance entre texto e ilustración, que nunca satura la página ni dificulta su lectura. Lo caracteriza la cobertura de eventos y protagonistas de otras latitudes gracias a enviados o corresponsales para entrevistar a las estrellas de la cultura de manera exclusiva y publicar los interviús con la inclusión de pruebas: fotos y autógrafos originales; así como el despliegue de encuestas y reportajes que no atrapan únicamente el interés de los lectores sino que generan la noticia cultural. Estas estrategias hablan de consideraciones de mercado, al tiempo que de la adopción de los para entonces modernos formatos periodísticos.

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Escaparate de lo nuevo, en las páginas de El Universal Ilustrado de manera manifiesta el medio es el mensaje. Jóvenes periodistas, prácticas de cultura moderna (box, radio, jazz, cine, tenis, fox-trot, estilos de vestir, de maquillarse, de llevar el cabello), innovadores concursos para profesionales o diletantes convocados por el semanario, lo mismo de caricaturas, del bebé más rollizo, de cuento, de la obrera simpática, de la tiple del año, de la india bonita que de colorear imágenes para niños; entrevistas, reportajes. La buscada proximidad con los lectores dota de inmediatez a la publicación, y otorga a los mismos una sensación de verdadera participación.

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De acuerdo con el sociólogo e historiador de la prensa Jean K. Chalaby1, ciertas prácticas discursivas periodísticas, como la entrevista y el reportaje, se inventaron y desarrollaron por parte de la prensa anglosajona durante la segunda mitad del siglo XIX. A grandes rasgos, Chalaby enumera las mejoras de la prensa anglo-americana sobre la francesa: la cantidad de artículos informativos, así como el total de páginas de los periódicos, más numerosas en los diarios de Inglaterra y EEUU; información más reciente y más frecuente (gracias a los servicios informativos) e incluso más exacta (completa, objetiva y neutral), pues los periodistas franceses conservaron mayor lealtad a las políticas editoriales de sus diarios que a la objetividad periodística. Se contaba asimismo con mayor cantidad de información internacional, al existir mayores recursos para mantener corresponsales en el extranjero al menos hasta la I Guerra Mundial. Como ejemplo de esta vanguardia periodística anglosajona, para la década de 1880 las conocidas agencias informativas Associated Press y Reuters ya empiezan a funcionar con servicios cablegráficos. De igual manera señala que en el mundo anglosajón resulta común que periodistas de referencia ocuparan inicialmente el cargo de reporter, como un escalafón de inicio en la carrera; así ocurrió, por ejemplo, con Joseph Pulitzer o con William Randolph Hearst. Esto resulta impensable en cambio para la prensa francesa, la cual, por su parte, mantuvo una natural reserva contra los reporters como símbolos de la americanización del periodismo: el reporter era visto en Francia como un personaje advenedizo de cuño americano, oficinista curioso obsesionado por rellenar páginas informativas, sin ningún aura de prestigio. Se lo exhibe además como emblema de la descastada modernización de la prensa local, y el mismo novelista y periodista Émile Zola acusará en 1888 al periodismo moderno de dejar de lado la opinión y la crítica para priorizar la información, valorar a los reporter e interviewer (la utilización de estas palabras en inglés en el original es extendida a varios idiomas) por encima de los periodistas de tradición.

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En cuanto a México, reportear e interviuar (dicho en términos de época) constituyen prácticas de la prensa moderna de modelo anglosajón para principios del siglo XX, y así ocurre con el semanario. Con distancia de la tradición del periodismo de opinión, que sigue presente por parte de las firmas sobresalientes, y que constituye además siempre una afirmación a título personal, una importante galería de reporters nutren las abundantes páginas de El Universal Ilustrado, y, al parecer, el escalafón resulta propicio para luego hacer carrera: entre otros destacan el mismo Carlos Noriega Hope (en sus inicios reporter, luego corresponsal en Hollywood, y finalmente director del semanario), Arqueles Vela (más adelante jefe de redacción del semanario y corresponsal en España), Fernando Ramírez de Aguilar (quien en lo cultural firma con el seudónimo de Jacobo Dalevuelta, y bajo su nombre llega a ser jefe de redacción en El Universal en 1922), Gregorio López y Fuentes (quien antes de ser conocido como narrador, mantiene en El Universal Gráfico la columna “La novela diaria de la vida real”), Manuel Horta (futuro director de Revista de Revistas y de Jueves de Excélsior), Óscar Leblanc (seudónimo de Demetrio Bolaños Espinosa) y Guillermo Castillo (bajo el seudónimo de Júbilo).

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En cuanto a las encuestas culturales, puede objetarse que su aparición en El Universal Ilustrado se debe en gran medida a la herencia editorial de Zig-Zag. Semanario Popular Ilustrado (publicado durante 1920), a cuyo cierre el semanario contrata a los periodistas desempleados. Pero en Zig-Zag, éstas oscilan entre personalidades y profesiones llamativas y preguntas muy generales a modo de “¿Cuál ha sido el momento más angustioso de su vida?”, “¿En qué época habría usted deseado vivir?”, “¿Por qué mujer de la antigüedad habría deseado Ud. ser amado”; y cuando pasan a producir noticia arriesgan débilmente: “¿Qué héroe o heroína de novela o drama ha impresionado más su imaginación?” o bien “¿Cuál fue su primera producción y dónde la publicó usted?”. El Universal Ilustrado, en cambio, lleva esto a niveles inéditos: las encuestas se dirigen sin pudor a los escritores de diferentes estéticas, para interrogarlos acerca del mejor y del peor libro del año, del peor escritor, de quién debe ser el director del semanario; los reportazgos resultan igualmente sorprendentes, se dedican a cómo pintan los escritores, cómo escriben los pintores, y muchos otros temas destinados a causar noticia o a provocar polémica.

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En esta perspectiva, se puede sostener que el tránsito del modelo de la prensa decimonónica al periodismo moderno se puede datar en el caso mexicano ejemplarmente a partir de las décadas de 1920 y 1930, más aún al revisar los semanarios de cultura de la prensa comercial de circulación masiva, que no pertenecen de manera exclusiva a movimientos literarios, grupos o cenáculos. Como toda vitrina de almacén, en ellos lo visible es noticia, y con la variedad de la oferta se alcanza una mayor clientela. Adicionalmente, la cooperación colectiva de educadores, artistas, bibliógrafos, funcionarios, críticos, escritores y periodistas postrevolucionarios convergen en estos espacios, que en sus variaciones muestran los distintos proyectos que en torno a la cultura se establecen durante los primeros gobiernos posteriores a la lucha armada. Este fenómeno no ocurre por primera ocasión en esos años: tanto en México como en Argentina se documenta décadas antes la emergencia de periodistas que incursionan en la cultura sin ser artistas o escritores. Pero quizás en el caso mexicano la movilización del ámbito cultural, visible en especial por los cambios de editores y de su equipo durante el periodo revolucionario, den otro carácter al reconocimiento de que periodismo moderno significa unas cuantas cosas que se combinan en distintos grados: americanización de los formatos, renovación de la planta editorial, mexicanización de los contenidos, puesta al día de diseño, imagen y contenido de vanguardia, actualización tecnológica, despliegue de publicidad e involucramiento del lector como colaborador y cliente.

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Si bien son varias las publicaciones periódicas semanales que establecen un diálogo entre cultura, letras, arte, actualidad política, espectáculos, al ofrecer como mayor novedad un espíritu profundamente democrático e incluyente, El Universal Ilustrado sobresale visiblemente entre ellas por el balance logrado entre información y opinión, reportajes y entrevistas, crónicas y narraciones, editoriales y caricaturas, contenidos nacionales y materiales extranjeros, frivolidad y vanguardia, desarrollo de un público lector y conciencia de empresa comercial, visualidad y letra escrita. Como prueba de esta apreciación generalizada, abundan los estudios recientes sobre el siglo XX mexicano en torno a la historia del periodismo, de la fotografía, de la caricatura, de la literatura, de la historia del arte y del diseño editorial, de la historia intelectual y cultural, de la historia política y urbana, al llegar a su centenario, han abrevado de los materiales del semanario para consignar con mayor detalle lo que éste representó para todos estos contextos y disciplinas.

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1  Chalaby, Jean K., “Journalism as an Anglo-American Invention: A Comparison of the Development of French and Anglo-American Journalism, 1830s-1920s”, European Journal of Communication, 1996, 11: 303.

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FOTO DESTACADA: El Universal Ilustrado introdujo el modelo periodístico anglosajón y  la figura del repórter. En la imagen, un reportero de esta casa editorial entrevista a un grupo de expedicionarios./Archivo EL UNIVERSAL.

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