La sexualidad y el erotismo en la obra de Marie Chouinard

Ago 10 • Escenarios, Miradas • 13246 Views • No hay comentarios en La sexualidad y el erotismo en la obra de Marie Chouinard

POR JUAN HERNÁNDEZ

En el mundo de la danza la coreógrafa canadiense Marie Chouinard se ha revelado como una creadora de excepción. El lenguaje que utiliza se caracteriza por el poder que otorga al cuerpo del bailarín para expresar los misterios de la existencia y la fuerza de la naturaleza.

 

Una de sus piezas más relevantes es La consagración de la primavera, que estrenó en el Centro Nacional de las Artes de Ottawa, Canadá, en 1993, con la cual ha recorrido el mundo. Se trata de una pieza consagratoria, que expresa la renovación del ciclo de la vida y el despertar de la naturaleza.

 

La visión de Chouinard en esta pieza no es, de ningún modo, idílica. Si bien su estética es de un refinamiento y sobriedad sobresalientes, la búsqueda de los colores que refrendan la fundación del mundo está cargada de una energía “bestial”. La naturaleza, en definitiva, no es en la obra coreográfica de la canadiense la imagen de una tarjeta postal.

 

Arranca en los bailarines la animalidad perdida en el proceso civilizatorio. El vocabulario, los códigos de movimiento, se enfocan en la liberación de la bestialidad que habita a todo ser humano como parte de la naturaleza.

 

En la obra no hay una relación hombre-naturaleza sino el ser humano como expresión misma de esa naturaleza erigida como sacralización del mundo en la puesta en escena.

 

Tanto en La consagración de la primavera, obra coreográfica realizada a partir de la música de Igor Stravinski, como en Preludio a la siesta de un fauno, con música de Debussy, piezas que la Compañía de Marie Chouinard presenta como uno de sus programas de repertorio, el acento se pone en la búsqueda de un tipo de movimiento que sea contundente, fuerte y orgánico; es decir, que figure en su expresión simbólica la renovación del ciclo de la vida.

 

El resultado son dos obras que si bien fueron creadas con un año de diferencia (La consagración de la primavera en 1993 y Preludio a la siesta de un fauno en 1994), manejan un código de movimiento semejante: la bestialidad y una referencia explícita a la sexualidad como fuentes de energía vitales.

 

En La consagración de la primavera el erotismo representa la posibilidad de renovación de la existencia; pero aún más, el erotismo es vida y renovación cíclica constante. En Preludio a la siesta de un fauno, la referencia a la sexualidad es abiertamente falócrata, cargada de animalidad; en esa expresión del instinto sexual no hay lugar para la mojigatería y la hipocresía, toda vez que en la obra coreográfica se busca mostrar a la naturaleza y no hacer un juicio sobre ella.

 

La reconciliación del hombre con su ser animal, su condición primigenia, reconstruye una relación en apariencia perdida entre el ser humano y la naturaleza en el mundo contemporáneo. Conquista el espacio interior y exterior del cuerpo del bailarín para habitar la escena y representar con gran eficacia el mito de la fundación del cosmos.

 

El carácter contundente de la obra de Chouinard no es casual; es el resultado de su natural genialidad, desde luego, pero también de un trabajo de experimentación, búsqueda y hallazgo constantes, a partir del quehacer colectivo en una compañía estable desde su fundación en 1990.

 

Lo que hace genial a la coreógrafa es que su expresión en la danza es el pensamiento que complejiza los problemas esenciales de la condición humana para darles salida a través del cuerpo del bailarín. Sus imágenes están cargadas de una profunda reflexión filosófica y sus obras figuran una manera contundente de ver y estar en el mundo.

 

En otro sentido, sus creaciones son también un ejemplo de la ruptura con los corsés que establecen un clasicismo que en la danza ha sido determinante; no abandona el modelo clásico, de hecho parte de él, pero sólo para desestructurarlo y encontrar un nuevo paradigma para expresarse libremente.

 

La Compañía Marie Chouinard presentó La consagración de la primavera y Preludio a la siesta de un fauno en el Palacio de Bellas Artes, el 1, 2 y 3 de agosto, obras artísticas a las que les auguramos larga vida ya que, como toda obra maestra, trascienden el tiempo y el espacio históricos, para insertarse en la existencia perenne del espíritu.

 

FOTO: La Compañía Marie Chouinard presentó La consagración de la primavera y Preludio a la siesta de un fauno en el Palacio de Bellas Artes /Cortesía INBA

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