Descalabro escénico de Garcini

Ene 27 • Escenarios, Miradas • 9229 Views • No hay comentarios en Descalabro escénico de Garcini

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La improvisación y la toma de decisiones a la ligera en la cartelera del Centro Cultural del Bosque dan como resultado este descuidado y decepcionante montaje

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POR JUAN HERNÁNDEZ

Salvador Garcini se equivoca cuando dice tener derecho a ocupar los escenarios administrados con recursos públicos, sólo por ser un ciudadano que paga impuestos. Erra también cuando, en un arranque melodramático, con lágrimas, decide ocultar el fracaso de su obra, tras el supuesto de no ser aceptado, por el sacrilegio, según él, de haber trabajado para Televisa.

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Cuarteto de una pasión no es ni “teatro comercial” ni “teatro de arte”, a estas alturas conceptos rebasados; es, simple y llanamente, mal teatro. Hay muy buen teatro en el circuito “comercial” y también propuestas pésimas en el teatro con aspiraciones artísticas, por así nombrarlo con su consecuente redundancia.

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La obra, escrita, dirigida y producida por Salvador Garcini, causó molestia entre creadores escénicos, quienes están a la espera de un lugar en la programación del INBA y no lo han obtenido. Visto el “producto”, no queda más que darles la razón. ¿A quién se le ocurrió programar una obra de tan mala factura? La hora y 40 minutos de duración de la pieza, transcurre como una eternidad; tiempo sobrado para ver cómo las cosas en la escena se van poniendo cada vez peor; carente la propuesta, incluso, del mínimo sentido común.

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El texto adolece de estructura, repleto de lugares comunes, clichés melodramáticos y una tendenciosa manipulación de valores, a partir de un discurso maniqueo. Una disertación que ambiciona una profundidad filosófica y no le alcanza, siquiera, para colocarse en el nivel de una conferencia de superación personal, en relación con las pasiones humanas: los celos, la envidia, la deslealtad, la amistad, el amor; sin olvidar, por supuesto, ¡ah, ironía!, las acotaciones sobre el arte del actor.

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Esto nos lleva al otro punto penoso del montaje: la propuesta actoral, concediendo que la hubo. Una Olivia Collins con una dicción incomprensible, lenguaje corporal de autómata y ese tono declamatorio infame, al que recurrió para la enunciación del texto. Y si uno pensó que después de Olivia Collins la cosa no podía empeorar, se equivocó del todo. El resto del elenco terminó por acabar con cualquier esperanza de vindicación del rigor que supone el ejercicio del teatro.

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Las otras dos jóvenes, Gema Garoa (Alma) y Fernanda Vizzuet (Esperanza), se la pasaron gritando el texto, sin buscar la intención, el sentido, y mucho menos la construcción, al menos oficiosa, de los personajes. Asistimos a la trivialización del trabajo del actor, en esta exaltación desproporcionada de las actrices, incompetentes a la hora de enfrentar la verdad del teatro.

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La trama de Cuarteto de una pasión enlaza las historias imaginarias de la narradora (Olivia Collins), sobre un triángulo amoroso entre dos mejores amigas y un hombre guapo y exitoso, interpretado por Alex Sirvent. Entre efectos especiales inverosímiles y el perpetuo orgasmo de los personajes femeninos, así como el penoso papel del actor —desnudo del torso, caminando como modelo en pasarela—, quien no pronunció palabra hasta casi la última escena, el montaje se fue, sin freno, al precipicio.

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No importa que Garcini pague impuestos. Tampoco es suficiente su deseo de estar en ese escenario, que alguna vez fue su aula de clases de actuación. Lo único que justifica que una obra sea programada en espacios institucionales es su pertinencia artística. Ni más ni menos.

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Se sabe que Cuarteto de una pasión no pasó por el filtro de la convocatoria, a través de la cual se programan los recintos escénicos del Centro Cultural del Bosque, que administra la Coordinación Nacional de Teatro, actualmente encabezada por Alberto Lomnitz. Sabemos también, por un trascendido publicado en la columna editorial “Crimen y castigo”, de la sección Cultura de EL UNIVERSAL (24 de enero de 2018), que quien tomó la decisión de programar esta obra fue Juan Meliá, cuando fue coordinador nacional de teatro del INBA, antes de ir a presidir el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).

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¿La comunidad teatral reclamará el desatino al actual administrador de los recursos para el otorgamiento de las becas? Eso está por verse.

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FOTO: Cuarteto de una pasión, escrita, dirigida y producida por Salvador Garcini, con Olivia Collins, Gema Garoa, Fernanda Vizzuet y Alex Sirvent, se escenifica en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, jueves y viernes a las 20:00, sábados a las 19:00 y domingos a las 18 horas, hasta el 18 de febrero. / Cortesía INBA

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