Páginas de espuma, 20 años de cuentos y aventuras literarias

Nov 23 • Conexiones, destacamos, principales • 4248 Views • No hay comentarios en Páginas de espuma, 20 años de cuentos y aventuras literarias

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La editorial española Páginas de espuma recientemente fue reconocida con el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial Cultural 2019, en España; galardón que distingue la ardua labor de Encarnación Molina y Juan Casamayor, a lo largo de 20 años ininterrumpidos de trabajo que hoy rinde frutos y elimina las fronteras literarias entre continentes

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POR HUGO ALFREDO HINOJOSA

 

Para mantener con vida una editorial independiente se necesita una pasión desmedida que trascienda a la palabra impresa, a los sueños en todo caso. Las gestiones de presupuestos y los derechos de autor, la distribución y la apuesta editorial misma, son tópicos que pueden llevar al fracaso un proyecto literario que pretenda dar a conocer nuevas voces (o rescatar a escritores olvidados), cosmovisiones y vanguardias literarias para este nuevo siglo. A lo largo de 20 años, la editorial española Páginas de espuma se ha encargado de acercar a los lectores al mundo del cuento, esa síntesis de universos imaginativos que se abren paso en el mercado editorial hispanoamericano.

 

Durante este largo periplo en el universo literario, tanto Juan Casamayor como Encarnación Molina, tuvieron claro al fundar el sello editorial que apostarían por la literatura de calidad, por supuesto, sobre todo por el cuento como el género abanderado de la editorial para hacer frente al mercado predominante de la novela por encima de otra literatura.

 

Páginas de espuma es un proyecto que podríamos equiparar con el de Harriet Monroe y su revista Poetry, un parteaguas en la manera de percibir el mercado literario a principios del siglo XX en Estados Unidos, plataforma que publicó en sus páginas, abiertas a todo público lector y con aspiraciones literarias, a poetas históricos como T.S. Eliot, Ezra Pound, Langston Hughes y John Ashberry, voces que forman parte de la literatura universal. En este sentido la editorial concentra a las voces fundamentales de la narrativa contemporánea como Jorge Volpi, Socorro Venegas, Enrique Serna y Samanta Schweblin, entre otras.

 

Tuvimos la oportunidad de conversar con Juan Casamayor durante su visita a la Ciudad de México, región fundamental de este proyecto editorial que conquista el mercado en ambos lados del Atlántico, con el objetivo de descubrir nuevas voces que enriquezcan el catálogo. Casamayor rompe con el estereotipo del editor sobrado, es un hombre sencillo que escucha, atiende y tiene una claridad con respecto a su labor como lector profesional. El editor arriba en México para celebrar las primeras dos décadas Paginas de espuma, un sello como pocos ocupado también en la compleja labor de crear lectores, de ir a las escuelas y dialogar con los jóvenes sobre la literatura contemporánea, el futuro está en esas aulas donde el papel aún puede triunfar por encima de la palabra digital.

 

 

¿Cuál es el motivo de tu visita a México?
Venir a este país es algo cotidiano, vengo como mínimo a la Feria del Libro de Guadalajara y procuro venir también después de esta feria que absorbe a editores y autores, a los distribuidores. Nuestro trabajo va más allá del despacho. Hay que trasladar la pasión lectora, y nuestro mensaje editorial a esos espacios donde podemos descubrir más lectores. Hay que venir, conocer y respirar la vida de las ciudades donde vas a vender tus libros. Esta visita es especial porque celebramos el vigésimo aniversario de la editorial y voluntariamente he querido que sea en Latinoamérica, y en México particularmente.

 

 

¿Cómo surgió la idea del catálogo de Páginas de espuma; una editorial dedicada a la publicación de narrativa breve?
Es una decisión que se tomó antes de tener una editorial. Yo era lector de cuentos, a mí lo que me apasionaba era su lectura y veía en mi entorno una tradición en español del cuento que es indiscutible. Los grandes escritores del siglo XX en nuestra lengua han escrito cuentos. ¿Por qué no había una editorial dedicada a esto? Si había de poesía y teatro; a partir de ese germen es como se crea la editorial y la coherencia del catalogo que 20 años después sigue vivo.

 

 

¿Cómo se abrió paso la editorial en el mercado nacional e internacional?
Hay dos formas de entender la edición; una de ellas tiene que ver con entender el mercado, la otra se trata de entenderlo todo desde un aspecto cultural. No soy independiente al mercado: como todos los días y pago mis facturas, por eso tengo que vender libros. Puedo decir que creo en una edición que genera espacios de lectura y comunidades de lectores. En respuesta al ¿por qué la industria editorial no apostaba por el cuento? La pescadilla se muerde la cola, como decimos en España: como yo no hago que el cuento se venda, el cuento no se vende; como el cuento no se vende, yo no lo vendo y entonces entramos en un círculo vicioso. La novela es el género predilecto de las grandes editoriales y la empujan, en muchas ocasiones, para desfavorecer al cuento. A lo largo de 20 años, Páginas de espuma demostró que existe un público para este género. Hoy cada vez más editoriales apuestan por el cuento y esto tiene que ver con que a los grandes sellos les ha empezado a ir bien con autoras como Lucia Berlin y la ganadora del Nobel Alice Munro. Además los tiempos invitan a lo breve.

 

 

Varias editoriales entraron a la competencia del mercado digital y ahora, al parecer, los lectores están cansados de lo digital y quieren regresar al papel, ¿cómo viven ustedes este momento?
El formato del papel es un modelo de lectura que va a prevalecer, creo que es una realidad absoluta. Sin importar cuan rápido avance la tecnología, el libro sigue con una salud inquebrantable. Páginas de Espuma tiene un catalogo de peso en lo digital, pero en el formato electrónico no pasamos de un 5% de facturación de nuestras ventas. Nosotros tenemos libros electrónicos porque hay lectores que lo leen así; algunos autores quieren tenerlo y las agencias literarias lo piden; entonces a partir de allí estoy dispuesto a hacerlo y trabajarlo. Pero el pan a mí me viene envuelto en papel.

 

 

¿Qué diferencia existe entre los autores latinoamericanos y los europeos? ¿Qué hay en estas literaturas que cautivan a unos y otros mundos?
Te diría que hay un error en la pregunta. Yo te puedo decir: ¿qué diferencias hay entre un escritor mexicano y un escritor colombiano, frente a un chileno y un ecuatoriano? Estamos enfrente a una complejidad muy grande, de muchas literaturas, son 20 literaturas vivas que tienen respuesta a unos problemas internos, a situaciones culturales, políticas y económicas distintas, pero también tienen vínculos y pasillos que se comunican entre sí. Luego podríamos hablar del manejo de lo fantástico, una distorsión de la realidad y un grado insólito en la literatura –me cuesta untrabajo decirlo– latinoamericana frente a lo mejor a la española que es de un cuño de herencia más, a lo mejor, realista aunque el registro de literatura fantástica en España en estos momentos es importantísima. En el cuento encuentro muchos lazos creativos entre ciertos escritores y escritoras de ambos lados. Pero es muy complejo comparar un país con 19 países de un continente, es como si te dijera ¿en qué se parece México a la literatura europea? Me hablas de Suecia, los rumanos, los ingleses y los rusos.

 

 

¿Qué tan importante es para literatura abordar los fenómenos políticos y sociales?
No es una obligación, pero me estoy tropezando continuamente con esta decisión por parte de autores que incorporan en su ficción contenido militante o político. El contenido crítico en sí es es habitual. La ficción es un buen instrumento para analizar las sociedades en las que vivimos y las debilidades y problemas que existen. En ese sentido sí hay un fenómeno subrayable en el cuento que tiene que ver con la irrupción de las escritoras, y ahí sí que hay una vocación muy importante de reflexión feminista, de reflexión de género, de reflexión inclusiva; y autoras como María Fernanda Ampuero, Liliana Blum y Socorro Venegas abordan este tipo de discurso sobre cómo vemos a la mujer, la sociedad, cómo se ven ellas, cómo se ven reflejadas, cómo se ve un ejercicio tan mitificado por la sociedad como la maternidad, y eso en el fondo no deja de ser un pensamiento crítico y político.

 

 

¿Retomando la máxima de la muerte de las cosas, en este momento estamos frente la muerte de qué?
La palabra muerte me pesa un poco, pero sí estamos en un profundísimo cambio de paradigma, lo que se puede llamar una crisis. Creo que es el fin de entender una forma de comunicación entre las personas y las sociedades, eso se ha acabado.

 

 

¿El universo digital está pesando más?
Por supuesto. Que tú y yo nos podamos enterar de lo que esta pasando en Hong Kong, o que si hay un ciclón en Japón, al mismo momento que se está enterando un señor de Osaka, quiere decir que las cosas han cambiado y que no hay vuelta atrás. Esa sociedad con una información dilatada, una información a plazos quedó en el pasado. Hoy cada persona se convierte en un prosumidor, es decir, consume información y la produce.

 

 

Mencionaste que la gente consume más la brevedad ¿Qué tan potente es aplicada a la literatura?
La brevedad es un elemento que siempre ha estado presente. Es un elemento intrínseco a la poesía y desde luego al cuento; la narración breve, el contar de una forma sintética ha existido desde que existe el mundo. Siempre ha habido gente que quiere contar una historia, siempre ha habido gente que ha querido escucharla y eso ha implicado un tiempo breve. Ser breve supone ser elíptico, ser elíptico es ser silencioso eso lleva a que un lector sea cómplice. La brevedad es absolutamente mágica y eso lo tiene el cuento, lo siento, novela, tú no la tienes.

 

 

¿Al inicio qué no querías hacer con Páginas de espuma y qué lugar ocupa en el mercado?
Lo primero que negocié en la editorial fue la distribución, antes de publicar cualquier libro en España quería tener una primera distribución garantizada. Y busqué la distribución de Anagrama o de Tusquets, en ese momento. No hubiera arrancado la editorial si no hubiera logrado eso. La verdad es que nunca quise publicar novela, eso lo tengo clarísimo. Luego pese a que ha habido momentos duros en España, estoy pensando en la crisis económica, no he querido transformar el catalogo, es una editorial de las primeras que al final de los años 90 protagonizó un movimiento que ha continuado hasta ahora en distintos países de latinoamericanos y en España, de un boom editorial independiente que ha creado una oferta editorial que está presente junto con la hegemónica de los grandes grupos.

 

 

¿Qué relación tienes con la juventud?
Si alguien tiene pasión por la vida es un chaval o una chavala de 16 años, esa gente tiene mucha pasión, si tú sabes trasladar eso a otros ámbitos. Yo no he visto mejores momentos en mi vida de lectura que 30, 40 ó 50 chavales que han leído un libro en torno a un autor, eso es una fiesta de la pasión y de la literatura. Te diría que todo este espíritu también tiene su parte fenicia porque yo cada vez que voy a un instituto donde se ha leído un libro previamente tuvo que ser comprado porque no voy a crear un hábito de la lectura sin la existencia del libro, eso no tiene sentido. Y el hábito de la lectura empieza con un joven entrando en una librería, ese es el primer paso que se debe dar. Hay que llevar al joven a esa librería y entonces éste o varios adquieren el libro, lo leen en soledad, para luego compartir la lectura con el grupo de clase, además de recibir la visita del autor, todo esto les ayuda a descubrir el mundo. De verdad es sorprendente oír hablar a los jóvenes de los libros, y no nos detenemos en eso. Yo trabajo con gente joven, siempre me ha interesado colaborar con jóvenes de menos de 25 años, ellos nos enseñan bastantes cosas. Es verdad que el mundo esta cambiando y en los jóvenes debemos depositar la esperanza, aunque sea por una lógica de superveniencia.

 

 

¿Qué autores te hicieron descubrir tu pasión por la lectura y la edición?
Para mí un escritor vehícular del cuento y que me hizo acercarme al género de una forma absolutamente radical fue Julio Cortázar; él tuvo una capacidad de seducción y atracción como pocos y descubrir su mundo fue “yo quiero que leer tenga esta misma intención y voluntad literaria”. Luego he estado con gente que lo conoció y dicen que tenía el mismo color que mis ojos o yo tenía el mismo color que Julio Cortázar, entonces en ese sentido parece que es el autor que para mí ha sido un fetiche absoluto. Hay muchos más que me gustan como Emilio Salgari o Marguerite Duras.

 

 

¿Qué sigue para Juan Casamayor, para su equipo y Páginas de espuma?
A lo largo de 20 años hemos creado una cartografía de amistades en torno a la editorial, en quienes depositamos nuestra confianza. En el caso de México es con Colofón, es como un matrimonio, llevamos dos décadas juntos. Como editor o editorial, como agente cultural, creo que tenemos una responsabilidad de seguir fomentando la lectura en los jóvenes, creo que ese es un objetivo frente a un cambio tan radical en los hábitos de consumo, con respecto a otras opciones de entretenimiento; tenemos que validar ante todo la lectura. Y después pensar en esos nuevos modelos de negocio y venta de libros.

 

FOTO: Juan Casamayor es el editor de Páginas de espuma, editorial que ha dado proyección a las voces más relevantes del cuento latinoamericano contemporáneo./ Iván Stephens / EL UNIVERSAL

 

 

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