Experimento escénico digital endeble

Abr 24 • Escenarios, Miradas • 3220 Views • No hay comentarios en Experimento escénico digital endeble

/

Los experimentos teatrales que proliferan en plataformas digitales demuestran las dificultades que implica adaptar un texto dramático a un espacio virtual

/

POR JUAN HERNÁNDEZ
Abril comenzó con el estreno de la obra Instrucciones para saltar, de Víctor Velo, dirigida por Ro Banda, en la Sala Virtual La Capilla, vía Zoom. La pieza digital, como la definió el presentador, en este momento pantanoso en el que el nacimiento de nuevas formas estéticas esperan a ser definidas, generó expectativa en relación con las nuevas maneras de concretar el suceso escénico en las plataformas de Internet.

 

La espectativa creció en la medida que el equipo creativo era integrado por jóvenes que conocen y han vivido con la tecnología digital; es decir: conocen el lenguaje del espacio de la virtualidad y la comunicación no presencial.

 

El asunto se complicó desde el inicio de la transmisión, cuando fue evidente que uno de los actores no se había aprendido el texto y estaba leyendo, acción que distraía la ya de por sí dispareja mirada de los espectadores en el ordenador.

 

Es necesario detenerse entonces a pensar en cómo se están elaborando las estrategias de producción de las piezas digitales, cuáles son los planteamientos y cuestionamientos que los creativos deben hacer para desprenderse de las categorías del teatro de la comparecencia y trabajar desde otro lugar: la virtualidad como condicionante de la efectividad de aquello que se quiere comunicar y que, desde nuestro punto de vista, debería dejar de definirse en esta plataforma como teatro.

 

La explicación de esta nueva categoría estética puede esperar, lo urgente ahora es encontrar la manera eficaz de producir contenidos para Internet y sus plataformas; comprometerse con la búsqueda del lenguaje, buscar el sentido de no tener a un público sino como una abstracción detrás de la pantalla y, de todos modos, lograr la comunicación con él.

 

Instrucciones para saltar de Víctor Velo es un texto que profundiza en un tema actual y doloroso para la sociedad; exhorta a reflexionar en relación con las trampas de la moral. Recurre a la “narraturgia”, es decir contar la historia desde la memoria y la evocación y no desde la acción.

 

Si ya en el teatro la “narraturgia” resulta altamente arriesgada, porque se dificulta la manera de colocar la historia en el espacio escénico, en el Zoom el resultado resultó, al menos en este caso, desafortunado.

 

La historia que cuenta Velo en Instrucciones para saltar es trepidante, fuerte, desarrolla una línea de acción emocional, como en toda “narraturgia”. Narra la vida de tres amigos, dos hombres y una mujer, que crecen con el sentimiento de ser un núcleo de amistad inquebrantable.

 

Y así es hasta el día en que los varones descubren que su amiga no sólo es eso, sino también una mujer deseable. La violencia sexual es presentada desde una perspectiva efectiva en el texto de velo. La actualidad del tema en la discusión pública la convierte en una historia polémica y de alta sensibilidad.

 

El director de escena Ro Banda no aparece con una propuesta contundente para que el texto de Velo llegue a Zoom con toda la fuerza y encuentre en este soporte el lugar para proyectar sus ideas y proposiciones dramáticas.

 

Retomamos la premisa de que el texto fue escrito y pensado para un escenario convencional y no para la impronta de la virtualidad a la que nos ha llevado el confinamiento por la pandemia.
Aún se busca la respuesta correcta a la coyuntura que parece haber llegado para quedarse; toda vez que consideramos que si bien la pandemia quede superada en algún momento, las nuevas formas digitales para la comunicación humana se habrán consolidado y “normalizado” en la vida humana contemporánea.

 

Esto incluirá no sólo a las relaciones cotidianas, a las formas de distribuir productos o de consumir contenidos, también alcanzará a las poéticas, que seguramente encontrarán un camino para colocarse en este ámbito de la virtual que no se puede tocar, pero que es en donde el mundo del siglo XXI se manifiesta.

 

El oficio del actor, del dramaturgo, del director de escena, en este sentido, habrán de modificarse y encontrar un nuevo sentido en el quehacer virtual. Porque el espacio y el tiempo son distintos radicalmente de la experiencia del teatro presencial; y quizá su entendimiento permita lograr tener mejores resultados en las propuestas que se realicen para las plataformas de la red.

 

Difícil sería instrumentar un criterio certero para analizar el trabajo actoral en Instrucciones para saltar, toda vez que este se diluye en la narración de una historia que cuentan tres personas, que podrían ser o no actores. Tampoco se puede definir la fuerza de una dirección de escena por parte de Ro Banda, de quien apenas se puede apreciar su interferencia como el guía de una lectura para zoom. La creación de atmósfera está ausente, así como la profundidad emocional de la historia contada.

 

En Instrucciones para saltar participan en la narración: Fernanda Albarrán, Germán Bracco y David López, a quienes seguramente esta experiencia habrá de dejarles una enseñanza profunda en relación con la evolución de su oficio en la actual coyuntura de la historia. El teatro se ha transformado, desde luego, y se ha producido de manera distinta con la aparición de nuevas tecnologías a lo largo de la historia, pero nunca como ahora había enfrentado una tecnología tan distinta a su naturaleza: la comparecencia, el espacio físico y el tiempo del teatro experimentado como un acontecimiento sensible en relación con los temas esenciales de la humanidad.

 

FOTO:  Instrucciones para saltar se presenta en la Sala Virtual La Capilla hasta el 29 de abril./ Especial

« »