Jorge Ayala Blanco: El cine mexicano e internacional en 2021

Dic 18 • destacamos, principales, Reflexiones • 16691 Views • No hay comentarios en Jorge Ayala Blanco: El cine mexicano e internacional en 2021

 

El crítico de cine Jorge Ayala Blanco hace un listado de las mejores cintas de este año, la gran mayoría de ellas estrenadas en plataformas digitales

 

POR JORGE AYALA BLANCO
Año resiliente por virtud y excelencia, año menos inesperado y pungente de lo temido, año híbrido de retorno a viejas prácticas fílmicas y consolidación de otras nuevas, año de esperanza y de temor a la vez, año de aplazamientos y desconfianzas, año de reposiciones y reposicionamientos, año de cambios en distintos sentidos de lo previsto o deseado, año de los estrenos efímeros y las plataformas digitales que llegaron para quedarse, año de reactivaciones del consumo y la producción del cine, año no obstante de películas disfrutables y valiosas abiertas al futuro.

 

Las 5 mejores del cine mexicano

 

1. La civil de Teodora Ana Mihai, conmovedor retrato-relato en femenino que se vale de la formidable madurez interpretativa de Arcelia Ramírez en una encarnación llena de matices y sostenimiento unidireccional superriguroso, dentro de una milagrosa y arborescente progresión anímica aun estando el 95 por ciento del metraje en pantalla como émulo de una Madre Coraje de Brecht, con la mirada fija e inflexible y haciéndose de continuo seguir por una infatigable body camera serpeante, una experiencia vivida en su límite extremo de angustia, desesperación e impotencia rabiosa que poco a poco va mermando a la heroína para socavar su cotidianidad y su carga individual, para convertirla en lo opuesto de lo que era, para mimetizarla con el agresor e identificarse con él.

 

 

2. El hombre búfalo de David Torres, duplicación en blanco/negro post mortem del carácter de un mártir periodístico, cual disidente y poético Minotauro de Julio Cortázar que debe ser muerto por un Teseo al servicio del Poder, elaboración estructural a imagen y semejanza de su comportamiento límite, una estructura propositivamente posReygadas a saltos, por episodios-secuencias-segmentos casi desprendibles como dotados cada uno de autónoma vida propia y excluyente porque cuenta con su propia estrategia expresiva y estilo, una estructura que se finge incoherente, de rompecabezas vectorial, tan constante cuan progresivamente explosiva y detonante, de disruptivo ballet conformado por piezas distorsionadas, con simetría radiada que parece concederle tanto espacio e importancia al héroe muerto/redivivo como a una irresistible lumpen patinadora en paralelo y a los demás personajes reciamente asertivos, de incontenible realismo pulsional.

 

 

3. Nos hicieron noche de Antonio Hernández, sabia fábula ubicada en la comunidad fundada de urgencia postciclónica que prefigura el cine que se considera acaso más digno de ser apoyado por el nuevo ente gubernamental Focine, un cine de las ternuritas infantiles o ancianas entrañables, un cine tácitamente redescubridor y encomiástico de las minorías originarias refundidas en lugares recónditos e inhóspitos del vasto territorio nacional, un cine que da indirectamente la voz a quienes se expresan a través de una media lengua dialectal en ocasiones incomprensible, un cine de los asentamientos microcósmicos como lo fueron las ínfimas aldeas del cine clásico africano, un cine del corte transversal socioantropológico desde miradas extremas, un cine que rescata identidades culturales con alegre gravedad, un cine abruptamente depurado que parece primitivo sin serlo, un cine de la aplazada empatía vuelta emplazada sin perder estatus vigente e incuestionable.

 

 

4. El otro Tom de Rodrigo Plá y Laura Santullo, estilización sólo anómala en apariencia que finca, con audacia formal y sobre arenas movedizas, el drama de la madre en revuelta contra las prácticas médicas psicotizantes del niño hiperkinético, a modo de un relato de sobria denuncia y exposición de una compleja problemática irresoluble, narrando en sustancia una historia límite de exilio múltiple, a un tiempo físico, mental, geográfico, social y existencial, insumisa ante los abusos múltiples y en cadena del Sistema representado por una superlucrativa infamia burocrática y cuestionando los tratamientos con drogas en aumento al gusto de los intereses farmacéuticos, con bordes muy claros en el movimiento heroico y detonador antipsiquiátrico clásico que encabezaban los británicos Ronald D. Laing y David Cooper en la prodigiosa década de los 70, registrando al mundo circundante como una confabulación de expertos invasores y depredadores de la intimidad afectiva, defensores del statu quo y perpetuadores/perpetradores del prejuicio establecido.

 

 

5. Las hostilidades de Sebastián Molina Ruiz, zambullida sin escafandra en la suburbia mexiquense asfixiada por el crimen organizado, según lo plantea con toda la intensidad posible y la máxima elocuencia, el polémico cine documental disyuntivo absoluto, ostentando por un lado una banda sonora testimonial-declarativa o multívoca más o menos shocking, y por el otro una banda imágenes neutra o divagante apenas temática o moralmente alusiva, un tipo de cine súbitamente en boga y expansión local que puede ser valorado tanto como una facilidad, un reduccionismo, un fenómeno histórico, un problema teórico, o una hostilidad contra el espectador, desintegrada, para bloquear por completo, o excitar de otra manera, tanto su emoción como su conciencia discursiva.

 

 

Con ganas de incluir, por supuesto, cintas tan originales y destacadas como Te nombré en silencio de José María Espinosa de los Monteros, Los Lobos de Samuel Kishi Leopo, Laberinto Yo’eme de Sergi Pedro Ros, Selva trágica de Yulene Olaizola, Sanctorum de Joshua Gil, El camino de Sol de Claudia Sainte-Luce, Blanco de verano de Rodrigo Ruiz Patterson, Ricochet y El exorcismo de Carmen Farías de Rodrigo Fiallega, ¡Ánimo Juventud! de Carlos Armella, La recua de Darío Higuera Meza y Trudi Angell, Los fundadores de Diego Hernández, Estanislao de Alejandro Guzmán Álvarez, Ciudad de Carlos F. Rossini, Maya Goded, Julio Hernández Cordón y Nuria Ibáñez Castañeda; la deliberadamente efímera Luz viaje oscuro de Tin Dirdamal y Eva Cadena, El compromiso de las sombras de Sandra Luz López Barroso, Leona de Isaac Cherem, Una mecanógrafa perdidamente enamorada de Iván Ávila Dueñas, Los hermosos vencidos de Guillermo Magariños, Te llevo conmigo de Heidi Ewing, Los días francos de Ulises Pérez Mancilla, Pobo’Tzu’/ Noche blanca de Yollotl Alvarado Gómez y Tania Ximena Ruiz Santos, Red privada: ¿quién mató a Manuel Buendía? de Manuel Alcalá, Una película de policías de Alonso Ruzpalacios, Sanguinetti de Christian Díaz Pardo, Noche de fuego de Tatiana Huezo, Los paisajes de Rodrigo Cervantes, A morir a los desiertos de Marta Ferrer, Romina de Diego Cohen, Fauna y Querida Chantal de Nicolás Pereda, Yo Fausto de Julio Berhely, La vocera de Luciana Kaplan, Fiesta nacional de Augusto de Alba, Alex Winter de César Demián, Fuego adentro de Jesús Mario Lozano, Mírame de Pavel Cantú, Ermitaños de Daniela Uribe, Sangre de nuestro lado de Elpida Nikou y Rodrigo Hernández Tejero, Corazón de mezquite de Ana Laura Calderón, o Canción de invierno de Silvana Lázaro, o bien estrenos tardíos de cintas notables ya consideradas en anteriores recuentos, tipo Cosas que no hacemos de Bruno Santamaría Razo, Ocho de cada diez de Sergio Umansky Brener, o Clases de historia de Marcelino Islas Hernández.

 

Y por añadidura, con fugitiva o sensata permanencia principalmente en línea, la ya acostumbrada recolección de sorprendentes y valiosos cortos y mediometrajes, siempre por fortuna en abundancia aunque para muchos aún clandestinos, entre los que destacan con mínima justicia: Paralelo 28 de Santiago Bonilla, David de José Luis Elizalde González, Somos pequeñas de Fernanda Galindo, Tu’un Savi: la lengua de la lluvia de Uriel López España, Se habla de Gabriel de Adrianna Maldonado, Donde el frío quema y Un silencio prolongado y El soplo del viento de Paulina Verdalet, El sueño más largo que recuerdo de Carlos Lenin Treviño, La libertad interna de Porfirio López Mendoza, Flores en la llanura/ Ljaa´Suljaa’ de Mariana Xochiquétzal Rivera García, Otoño rojo/ 1918 chichil otlahuetz de Martín Juárez Montes, No doy risa de Rodrigo Bazán Bautista, Lo que nos queda de Yudiel Landa, Cuatro paredes de Matthew Porterfield, Mata al niño de Juan Pablo Villavicencio Borges, Progresión de Diego Y. López, Traviatas de Manuel Alejandro Villaseñor González, Donde nace el agua de Luciana Herrera Caso, El 33 de Nina Chávez Góngora, Kii Nche Ndutsa (El caracol y el tiempo) de Itandehui Jansen, Sol y Tud y Las mariposas vuelan de Valeria Annemick, Fragmentos de Daniela Alatorre Benard y Alexandra Délano Alonso, Desterradas de Irene Sánchez, Remover el corazón de Melissa Elizondo, No seré la vida de mi recuerdo de Isabela Ripoll, Dios te salve María de Edlyn Castellanos, Hola, abuelo de Manuela Eguía, La casa de la memoria de Sofía Rosales Arreola, Llueve de Carolina Corral Paredes y Magali Rocha Donnadieu, La espera de Celia Yunuen Manuel Piñón, o Victoria de Eloísa Diez.

 

Todo ello tal y como será debidamente fundamentado, mediante análisis in extenso, en los próximos volúmenes: La Q, La R y La S, de nuestro Abecedario del Cine Mexicano.

 

Las mejores del cine mundial

 

1. Memoria de Apichatpong Weerasethakul (Tailandia-Colombia-Francia-Alemania-RU-China-Suiza-México-Qatar), itinerario obsesional-fantástico de una científica en pos de cierto sonido interior/exterior, a través de la geografía y las edades de la Tierra, que va a dar lugar y parsimoniosamente fundirse, mitad real mitad onírico, en una experiencia estética visionaria.

 

 

2. Cogida caótica o porno loco de Radu Jude (Rumania), fábula en tiempos de covid-19 sobre el más retrógrado escándalo de la web, reveladora del atraso sexual y social, cine lúdico e inteligente, satírico y antisocial, desternillante y agudo.

 

 

3. Benedetta de Paul Verhoeven (Francia-Bélgica-Holanda), semblanza explosiva de una monja toscana lésbica y visionaria del siglo XVII, sujeto de antirreligioso desmembramiento, entre milagros posibles/imposibles, alucines, represión conventual, y una escritura fílmica de espléndido filo provocador.

 

4. Spencer de Pablo Larraín (RU), revisión biográfica y sugerente despliegue de los insospechados pliegues existenciales de la célebre Lady Di, incrustada a jirones en la pesadillesca realeza británica, pero rescatada para resignificarse como la gran desconocida crucificada Diana Frances Spencer.

 

 

5. Cordero de Valdimar Jóhannsson (Islandia), narrativa perturbadora en torno al perfecto sucedáneo afectivo, el que no por exceso irónico y bordear tanto el horror pintoresco absurdo como el cuento de hadas envenenado, deja por eso de ser íntimo y limítrofe.

 

 

Con ánimo entusiasta de incluir varias fabulosas películas de ficción o documentales previamente comentados en este espacio: Anette de Leos Carax (Francia-Suiza-Bélgica-EU-Japón-México), La crónica francesa de Wes Anderson (EU), Claroscuro de Rebecca Hall (EU), El poder del perro de Jane Campion (RU-Australia-EU-Canadá-Nueva Zelanda), Shirley de Josephine Decker (EU), Lazos de familia de Ken Loach (RU-Francia), Titane de Julia Ducournau (Francia-Bélgica), La noche de los reyes de Philippe Lacôte (Costa de Marfil-Senegal-Francia-Canadá), La virgen de agosto de Jonás Trueba (España), El olvido que somos de Fernando Trueba (Colombia), La voz humana de Pedro Almodóvar (España), La portuguesa de Rita Azevedo Gomes (Portugal), Sé natural: la vida de Alice Guy-Blaché de Pamela B. Green (EU), Cry Macho de Clint Eastwood (EU), Blanco sobre blanco de Théo Court (Chile-España-Francia-Alemania), Catorce: historia de una amistad de Dan Salitt (EU), Al final bailamos de Levan Akin (Georgia-Suecia), Little Girl de Sébatien Lifschitz (Francia), La verdad de Hirokazu Koreeda (Francia-Japón-Suiza), El padre de Florian Zeller (RU-Francia), Hermosa venganza de Emerald Fennel (EU), Nomadland de Chloé Zhao (EU), Estaba en casa, pero de Angela Schanelec (Alemania), Pastor o impostor de Jan Komasa (Polonia), El discípulo de Chaitanya Tamhane (India), Lux AEterna de Gaspar Noé (Francia), El despertar de la fiera: Dogman de Matteo Garrone (Italia-Francia), Mathias y Maxime de Xavier Dolan (Canadá-Francia), Fragmentos de una mujer de Korneél Mundruczó (Canadá-Hungría-EU, Beginning de Dea Kulumbegashvil (Georgia-Francia), La fiera y la fiesta de Laura Amelia Guzmán e Israel Cárdenas (República Dominicana-Argentina-México), Una ronda más de Thomas Vintenberg (Dinamarca), Bacurau: tierra de nadie de Kleber Mendonca Filhio y Juliano Dornelles (Brasil-Francia), La Llorona de Jayro Bustamante (Guatemala-Francia), La isla Bergman de Mia Hansen-Love (Francia), o bien algunos estrenos inabordados o inminentes: La flor del kilométrico Mariano Llinás (Argentina), Vitalina Varela de Pedro Costa (Portugal), Luz roja de Lois Patiño (España), Juana de Arco y Francia de Bruno Dumont (Francia) La maldad sí existe de Mohammad Rasoulof (Irán), Algunas bestias de Jorge Riquelme Serrano (Chile), Queridos vecinos de Fabio y Damiano D’Innocenzo (Italia), La ruleta de la fortuna y la fantasía y Drive My Car de Ryusuke Hamaguchi (Japón).

 

Y como diría el clásico Philippe Sollers: “Son los militantes de la inercia, en suma, los más peligrosos”.

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