El instante del latido

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El magnetismo y magisterio de la lírica de Dolores Castro estaba vinculado a una especie de comunión entre la poesía y la vida

 

POR BENJAMÍN BARAJAS
El 30 de marzo de 2022 murió la poeta Dolores Castro, después de una larga y fructífera relación con la poesía que, para ella, siempre fue sinónimo de vida, como lo expresara en sus talleres y, sobre todo, en sus poemas, tal es el caso de este fragmento de Cantares de vela: “Quiero decir ahora,/ que yo amo la vida:/ que si me voy sin flor,/ que si no he dado fruto en la sequía/ no es es por falta de amor.// Quiero decir que he amado/ los días de sol, las noches,/ los árboles, el viento, la llovizna”.

 

La obra de Dolores Castro fue mesurada en comparación con otras empresas literarias de sus compañeros de generación, como Rosario Castellanos, quien en su corta vida incursionó en el teatro, la narrativa, el ensayo y, desde luego, en la poesía lírica. En un lejano diálogo entre ambas figuras relevantes de las letras mexicanas del siglo XX, supimos con claridad lo que esperaba cada una de su futuro profesional. “Rosario —nos confesó Dolores Castro— ante todo anhelaba ser escritora, mientras que yo elegí la vida”.

 

Con el paso de los años ambos destinos se cumplieron, pero también se imbricaron gracias al milagro de la amistad y el amor por la poesía, situación que las mantuvo unidas aun después del trágico accidente en el que murió Rosario Castellanos, pues Dolores Castro, con una fidelidad no tan común en el universo de las letras, continuó difundiendo su obra con cálidas y emotivas palabras, a lo largo de los siguientes 40 años.

 

El magisterio y el magnetismo que ejercía Dolores Castro estaban vinculados a una especie de comunión entre la poesía y la vida; para ella no se trataba de dos polaridades sino de un todo que constituía la esencia del ser humano, pues la poesía era, para ella, participación en una experiencia nueva, suscitada a través de la expresión poética. Por eso decía con entusiasmo: “En los límites de la vida humana determinados por el espacio y el tiempo, la poesía abre una ventana desde donde ilumina las limitaciones nuestras, pero también descubre nuevos espacios habitables, intemporales: esplendores de la realidad, caminos del sueño…”.

 

De este modo, su concepción poética implicaba la autenticidad, para ella sí era posible hablar de la verdad en el arte, pues, en lo profundo del ser, solía decir, todo lo diverso se convierte en uno. Asimismo, retoma la estética de Hegel, para quien el discurso del poeta no es ficción sino palabra verdadera, y también nos recuerda a Heidegger, quien al estudiar a Hölderlin reconoce en la palabra el templo del ser.

 

Finalmente, en su ensayo Dimensión de la lengua en su función creativa, emotiva y esencial, concibe a la poesía como participación, conocimiento y esencia del hombre y la mujer. La poesía es el ritmo de la existencia: “En el centro del latir/ y en el instante del latido:/ fulgor, sombra,/ silueta, cuerpo/ que ha vibrado,/ que vibra/ hacia el fondo/ sin fondo/ del ritmo”.

 

FOTO: La poeta Dolores Castro fue fundadora de Radio UNAM y productora de varios programas radiofónicos. FOTO: Cortesía UNAM

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