El reverso de la ingenuidad

May 6 • destacamos, Lecturas, Miradas • 800 Views • No hay comentarios en El reverso de la ingenuidad

 

Ernesto Sabato revisa en Uno y el universo la condición humana en un mundo secuestrado por el populismo autoritario de mediados del siglo XX

 

POR BENJAMÍN BARAJAS
Ernesto Sabato agrupó su primer libro de ensayos en la obra Uno y el universo, la cual publicó en 1945 y reeditó, a petición de sus amigos y editores, en 1968. Se trata de una colección de 65 textos breves, muy cercanos al aforismo por su tono sentencioso, directo, moral y mordaz, cuyo propósito es llamar la atención sobre la condición humana, su extrema orfandad, en un mundo secuestrado por la ciencia y el populismo autoritario de mediados del siglo XX.

 

Los ensayos de Ernesto Sabato tienen el justo equilibrio entre la confesión personal y la reflexión académica; esa tensión que es una marca de origen del género y que nos recuerda a sus primeros progenitores. Michel de Montaigne hizo uso del acopio de sus vivencias y lecturas para alumbrar a una criatura tierna y lírica, mientras que Francis Bacon la introdujo a la razón y acaso le dio las primeras lecciones de ciencia y argumentación filosófica. Afortunadamente, como dice Enrique Anderson Imbert, buena parte del ensayo que hoy conocemos se parece más a su madre que a su padre.

 

En medio de esta polaridad se sitúa Ernesto Sabato, cuya formación en física y matemáticas le permitió visitar los arcanos científicos, donde la objetividad tiene su reino, sin que en esos paraísos mentales haya encontrado respuesta a sus preguntas existenciales, razón por la cual tomó la bandera del socialismo, luego se contagió del sueño de los surrealistas e impugnó con vehemencia el fascismo para quedarse finalmente con el arte y la literatura, espacio desde el cual perpetró sus “apologías y rechazos”.

 

Ernesto Sabato fue un hombre apasionado. Por su formación en física fue enemigo de las ingenuidades, de las creencias cotidianas que impidieron por siglos avanzar a la ciencia. En Uno y el universo se aprecia la batalla entre el amor y el odio por esta actividad del pensamiento, iniciada con los griegos, entre quienes descuellan Demócrito, Pitágoras, Ptolomeo y Aristóteles, para cobrar nuevo aliento con Copérnico, Galileo y Newton, sin olvidar a Giordano Bruno, quien fuera “cuidadosamente quemado” por poner en duda la visión geocéntrica del universo.

 

Sabato clausuró su vocación científica en 1944, no sin antes impartir cátedra de relatividad y mecánica cuántica en la Universidad de la Plata; en ella seguramente puso en perspectiva las dos teorías opuestas y complementarias entre las visiones de un orden universal sujeto a leyes y otro instruido por la danza infinitesimal de las partículas, cuya descripción de eventualidades nos coloca en la incertidumbre; de ahí la importancia, según nuestro autor, de no perder la dimensión humana en la ciencia y en las demás actividades “objetivas” que realicemos; de lo contrario, se corre el riesgo de que la ciencia, al no ser comprendida, se convierta en una nueva religión que se deba aceptar por la fe y no por la razón griega.
En consecuencia, si el “uno” es el hombre y el “universo” una entidad paralela, sería necesario un proceso de conjunción mediante la literatura y el arte.

 

 

FOTO: El escritor argentino Ernesto Sabato publicó en 1945 Uno y el universo, una colección de 65 textos breves; fue reeditado en 1968.

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