Los grandes muertos, hito del teatro mexicano

Abr 26 • Escenarios, Miradas • 8360 Views • No hay comentarios en Los grandes muertos, hito del teatro mexicano

 

POR JUAN HERNÁNDEZ 

 

El teatro mexicano tenía una deuda con la dramaturga, novelista y maestra Luisa Josefina Hernández y, de algún modo, el montaje de seis de las once obras que componen el tomo Los grandes muertos, de la entrañable escritora, busca resarcir el olvido en el que se había tenido a su exquisita y notable literatura dramática.

 

La tarea estuvo a cargo de José Caballero, director maduro y sólido, con una gran capacidad para convocar en escena a la vida. El montaje de las obras de Luisa Josefina Hernández resultó ser un proyecto monumental por sus dimensiones artísticas y ha marcado un hito en la historia del teatro mexicano.

 

Pocas veces se emprenden aventuras creativas de esta naturaleza. El reto artístico fue supremo, toda vez que el resultado no pudo ser otro que excelente; eso por un lado y, por el otro, requirió de recursos que en esta puesta en escena no faltaron gracias a que contó con la coproducción de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) a través de la Compañía Nacional de Teatro y del gobierno del estado de Campeche.

 

Los grandes muertos constituye el montaje de seis obras: El galán de ultramar, La amante, Fermento, Tres perros y un gato, La sota y Los médicos, todas parte de una misma historia, la de una familia dueña de haciendas en el sureste mexicano, que transcurre en el siglo XIX.

 

José Caballero establece un diálogo desde la estética de la puesta en escena que recrea la arquitectura de arcos de Campeche —aunque no se dice el nombre del sitio, sino sólo la expresión: “en un lugar del sureste en el Golfo de México”—, el paisaje del mar —nostálgico y esperanzador al mismo tiempo— y el clima caluroso que enciende las pasiones humanas, con la palabra excelsa y la complejísima historia, en términos de detalle en el estudio de la condición humana, escrita por Luisa Josefina Hernández.

 

Se trata de una obra mayor de la literatura dramática mexicana. El conocimiento maestro del lenguaje que trasluce la escritora en las obras, la construcción minuciosa de los personajes –todos dotados de un protagonismo a partir de la expresión de un drama personal que se entreteje con el de los demás-, la estructura impecable  y dotada de sentido mágico en la concepción del tiempo y el espacio en el que transcurre la trama, cuya verdad en el instante es absoluta, hicieron de este proyecto escénico una experiencia memorable.

 

La historia de la familia Santander aunque lejana y con olor a tiempo es una trama que nos pertenece a todos; esa es una de las cualidades de la obra que la hace trascendente. En ella están la tradición y la renovación; la historia de las castas del México de españoles, criollos, mestizos, mayas, negros provenientes de Cuba y los yaquis de Sonora esclavizados y desarraigados de su tierra para ser explotados en las haciendas del sureste mexicano. Está también la tradición europea, con sus aires de progreso y modernidad, la sofisticación, el buen gusto y el sentido cosmopolita.

 

Retrato en sepia de un paisaje emocional o, mejor, de un universo mágico que transcurre en un época y un lugar precisos, pero que despega de esa concreción realista para dialogar con el misterio de la subjetividad humana. Los personajes expresan una dimensión trágica y luchan contra un destino que se manifiesta inapelable. Sin embargo, las mujeres en la obra de Luisa Josefina son la punta de lanza del cambio social y espiritual en un mundo regido por costumbres inflexibles.

 

Mujeres que cumplen su destino trágico con un alto sentido de dignidad; mujeres enfrentadas a la asfixia por sus propias pasiones en un mundo en donde no pueden ser plenas, y otras decididas a transgredir su condición y desafiar el círculo de la maldición que les aqueja.

 

Las seis obras de Los grandes muertos se montaron con los mejores actores de México, entre ellos Emma Dib, Carmen Mastache, Mariana Gajá, Gabriela Núñez, Eduardo Candás, Óscar Narváez, Marta Aura, Arturo Beristain y Esteban Soberanes, de la Compañía Nacional de Teatro, entre otros, y de algunos invitados como Edgar Sagarra, Muriel Ricard, y la sobresaliente participación de Azalia Ortiz.

 

Un proyecto que le devuelve identidad al teatro mexicano y recupera para la escena la dimensión literaria de altos vuelos, estableciendo una vez más el duelo entre autor y director en una experiencia artística que trastoca, desde un lirismo espléndido, la dimensión del alma humana.

 

*Los grandes muertos, de Luisa Josefina Hernández, dirigida por José Caballero, ofrecerá temporada en la Sala Héctor Mendoza de la Compañía Nacional de Teatro (Francisco Sosa 159, Coyoacán), del 23 al 4 de mayo. La entrada es gratuita con reservación al correo electrónico: pú[email protected]

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