Poemas de Hwang Heu-Chun

Dic 20 • Ficciones • 3653 Views • No hay comentarios en Poemas de Hwang Heu-Chun

 

VERSIONES Y NOTA DE LEÓN PLASCENCIA ÑOL

 

Hwang Heu-chun (1418-1456): murió ejecutado por intentar recuperar el trono del rey Danjong, quien fue despojado injustamente por su tío, el rey Sejong.

 

Hwang Heu-chun es un sadaebu, un “letrado neoconfuciano” (mezcla la cosmología del taoísmo, el idealismo metafísico del budismo Ch’an y el humanismo del confucianismo clásico) que viajó por la península coreana a la manera de Matsuo Basho y va dejando anotadas sus impresiones del viaje realizado. Los poemas sijos recuperados son visiones del mundo desde una mirada ebria y sensual que intenta reconstruir lo visto. Su último sijo lo escribe minutos antes de ser ejecutado por el rey Sejong.

 

Los sijos, de estructura 14-14-16 sílabas, son poemas coreanos clásicos antecesores del haikú, cercanos a los poemas breves chinos y que “se asemejan a una pintura oriental […] Se busca [en ellos] una visión orgánica en la cual cada parte contiene el principio de la totalidad y cada descripción abre el camino hacia la infinitud, y viceversa. A esta comunión armónica entre el cielo, la tierra y el hombre quiere llegar el poeta del sijo”, escriben los estudiosos Hwang Te-jun y María Isabel Filinich.

 

Octavio Paz escribió lo siguiente para referirse a la obra de Basho: “el proverbio europeo es falso; viajar no es ‘morir un poco’ sino ejercitarse en el arte de despedirse para así, ya ligeros, aprender a recibir. Desprendimientos: aprendizajes”. Lo mismo podría decirse del poeta y viajero coreano Hwang Heu-chun.

 

Mientras la tarde crece con lentitud informal el mundo de los muertos es una simple sombra entre los cerezos que ayer nombré para que fueran tuyos.

 

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Los ojos de la kisaeng[1] no son como los tuyos. Dejó en mi almohada una nota de despedida. Huyo todos los días: el que no es mi rey quiere matarme.

 

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El vuelo de las grullas en el silencioso Han[2] distrae mi mirada de las montañas Inwangsan.[3] Quisiera irme tan lejos que ni mi sombra me alcance.

 

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Las nubes negras del largo camino a casa

son manchas de grullas en el cielo rojo.

El pintor dejó inconclusa una hoja de arroz.

 

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No tengo preguntas para ti mientras bebo soju.[4]

La tarde se agiganta lenta. Una luz ardiente

crece en el pelaje de los animales solitarios.

 

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Los árboles se mueven despacio. Es el soplo del dios

de las cosas inmóviles…[5]

 

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El espíritu es un animal perdido entre el bosque

de bambués. La luz permanece quieta en las flores.

El mundo envejece en la mirada del Buda silencioso.

 

*Fotografía: Retrato de tres kisaeng (cortesanas coreanas). Autoría anónima del siglo XIX / Especial.

 

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[1] Kisaeng es una mujer que se dedicaba a amenizar las veladas, a la manera de las geishas. (Nota del traductor)

[2] El Han es el río que cruza Seúl. (Nota del traductor)

[3] Inwangsan son un grupo de montañas en los alrededores de Seúl. (Nota del traductor)

[4] Bebida tradicional coreana que se prepara con papa. Su sabor recuerda un poco al sake. (Nota del traductor)

[5] Este poema aparece incompleto en las obras del poeta. Algunos estudiosos señalan que se trata de un poema animista que tiene su contraparte en la obra pictórica del Hwang. (Nota del traductor)

 

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