El artista del maíz

Mar 7 • Miradas, Visiones • 3250 Views • No hay comentarios en El artista del maíz

 

 

POR ANTONIO ESPINOZA

 

 

Una amiga nutrióloga me comentó en una ocasión que la hamburguesa es uno de los alimentos más equilibrados. Su contenido nutritivo, me dijo, depende de su forma de elaboración y de los ingredientes empleados. Una hamburguesa contiene proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y grasas. El problema con la hamburguesa es su alto contenido calórico, por la carne y el pan y sobre todo por el tamaño de la hamburguesa: a mayor tamaño, mayor número de calorías. Aún la hamburguesa más simple tiene exceso de grasa, debido al origen animal de la carne, por lo que es una fuente riesgosa de colesterol si se consume en exceso. Pasa lo mismo con alimentos típicamente mexicanos como las gorditas, los huaraches, el pozole, las quesadillas, los tamales… “Todo en exceso es malo. Lo recomendable es el consumo moderado de estos alimentos. Desafortunadamente, en México la mayoría de la gente no se modera y come en exceso”, concluyó mi amiga, que no es de derecha ni de izquierda sino todo lo contrario, pero que se preocupa porque nuestro país tiene el primer lugar en obesidad en el mundo.

 

Hay gente a la que no le gustan las hamburguesas… y está en su derecho. Tal es el caso de Francisco Toledo (Juchitán, 1940), quien en el año 2002 encabezó un movimiento social para evitar que un restaurante McDonald´s se estableciera en el Centro Histórico de Oaxaca. La historia es bien conocida. El entonces presidente municipal de la ciudad de Oaxaca, Gabino Cué, autorizó la construcción del restaurante. Muy pronto vino la reacción por parte del Patronato Pro Defensa y Conservación del Patrimonio Cultural y Natural del Estado de Oaxaca (Pro-Oax), encabezado por Toledo, quien acababa de regresar de Estados Unidos, donde seguramente no comió hamburguesas. Se realizaron marchas, se recabaron firmas y hasta se organizó una “tamaliza” el 18 de agosto en el centro de la ciudad. La idea era celebrar al tamal como un alimento bien “mexicano” y rechazar a la hamburguesa como una imposición del imperialismo norteamericano: “chatarra del neoliberalismo”, le llamó Toledo. Finalmente, el movimiento tamalero-antineoliberal-antihamburguesero triunfó pues el 8 de diciembre el alcalde priísta anunció que el restaurante no se construiría donde se había dicho.

 

En su lucha contra McDonald’s, Toledo tuvo aliados de mucho peso, entre ellos Elena Poniatowska, quien escribió un artículo celebrando el triunfo del maestro juchiteco. En su texto, la prestigiada escritora afirma que la carne de las hamburguesas es de “dudosa procedencia, de pura vaca loca, de puro perro callejero, de pura gata desvelada, de pura rata de alcantarilla”. Además de ocurrente, Doña Elena se envuelve en la bandera nacional y se pregunta: “¿En qué cabeza cabe que pueda competir la gorda infame bovina hamburguesa (que lleva el horrible nombre de big mac y obliga a abrir unas fauces de león para poder darle la primera mordida) con nuestro mole de Oaxaca, nuestros tacos de rajas y de diversos guisados, nuestras quesadillas de huitlacoche y de hongos en tiempo de lluvias? ¿Por qué entronizar la mala comida ajena en vez de valorar la nuestra, que es extraordinaria?” Aún más, dice que somos “malinchistas”, pero que afortunadamente “Toledo logró un tratado de no intervención gringa en la cultura de nuestro país” (“Toledo versus McDonald´s”, en La Jornada, 13 de noviembre de 2002). ¿De verdad?

 

Otro aliado de Toledo fue el crítico y curador Fernando Gálvez de Aguinaga, quien entonces era director del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. Gálvez de Aguinaga participó el pasado mes de enero en el XII Simposio Internacional de Teoría sobre Arte Contemporáneo (SITAC), realizado en el Teatro Julio Castillo. Fue un evento abiertamente antineoliberal, que giró en torno al tema de la “justicia” y a la muy discutible idea de que el arte es un instrumento efectivo para apoyar las causas justas. Gálvez de Aguinaga participó en una mesa sobre “Justicia Alimentaria” y recordó la lucha tolediana de 2002 entre “tamales artesanales y hamburguesas industriales”. Tan ocurrente como Poniatowska, Gálvez de Aguinaga lanzó la propuesta de que todos los mexicanos hagamos un “performance colectivo” y durante un día comamos solamente alimentos hechos con maíz: gorditas, tamales y tlacoyos. Me pregunto: ¿y los otros días podemos volver a comer hamburguesas, hot dogs y pizza, que ya forman parte de nuestra cultura culinaria?

 

Toledo orientó muy pronto su activismo en contra de los alimentos transgénicos, porque considera que son una amenaza para la industria agroalimentaria nacional. El artista juchiteco está convencido de que los organismos genéticamente modificados forman parte de un plan de dominación imperialista que tiene como objetivo destruir nuestra agroindustria e imponer la tecnoindustria transgénica, en detrimento de nuestra historia y nuestra identidad. Congruente con esta postura –tan respetable como cuestionable–, el artista ha llevado recientemente su activismo al arte. Todo inició cuando Rafael Donis adquirió un viejo cuaderno con más de setenta negativos. El fotógrafo rescató el material, lo digitalizó y lo imprimió con inyección de tinta sobre papel de algodón. Son fotografías de autor anónimo captadas en los años veinte y treinta del siglo pasado en un lugar no precisado, y en las que se aprecian diversos personajes, actividades e instrumentos relacionados con el cultivo del maíz: campesinos que preparan la tierra, siembran y cosechan; arados, granos, mazorcas, molinos, yuntas.

 

Concluida su tarea, Donis entregó a Toledo las impresiones, de las cuales el artista seleccionó 42 y las intervino con pastel. Con sentido lúdico, el autor introdujo en las fotos numerosos elotes con el fin de exaltar su valor intrínseco. Estas obras conformaron la exposición: El maíz de nuestro sustento, que se presentó en la Galería Juan Martín entre septiembre y noviembre del año pasado. Ahora la muestra se presenta en la estación del Metro Zapata, en un pasaje que va de la Línea 3 a la Línea 12 (perdón: a la “Línea Dorada”). No se exhiben las obras originales que se exhibieron en la galería de Polanco, sino 24 reproducciones de gran formato en lona. Durante la inauguración de la muestra, ante el acoso de los reporteros, el maestro juchiteco sufrió un ataque de pánico y no pudo realizar un volanteo para informar al público usuario del Metro sobre el peligro transgénico (El Universal, 30 de enero de 2015). Ni modo: seguiremos comiendo hamburguesas.

 

 

 

 

*Exposición El maíz de nuestro sustento en la estación Zapata de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México / Foto: Stephanie Zedli

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