Tres poemas

Mar 21 • destacamos, Ficciones, principales • 5333 Views • No hay comentarios en Tres poemas

 

POR LUIS JORGE BOONE
Autor de Cavernas (Era, 2014); @luisjorgeboone

 

 

Cada vez menos

 

Una dedicatoria.
Marina Tsvetáyeva.
50 pesos.

 

 

Una foto dentro del libro usado:
bonus track en colores
o basura nada más.

 

La huella de un hombre en la arena.
Dos huellas de pájaro en la arena.
Marcas de neumáticos.

 

Todo en close up.
Las pisadas en tridente se pueden fingir.
Pero al menos la llanta del auto seguro pasó.

 

Era de esperarse el poema detrás de la foto.
En el pentagrama un silencio
Y este viento polar

 

Eso logro entender.
Ni un subrayado, marca o doblez en las palabras de la rusa.
Es un ataúd para la historia ajena.

 

Las historias incompletas.
Los cuerpos que se rozan sin articularse.
Anotaciones extrañas, hojas, dibujos.

 

Cada vez menos razones para escribir.
Pero están esos fragmentos
leídos una vez, o doscientas, sin entenderlos.

 

Alguien afirma: la prosa es el lujo de los poetas.
Y dice, como en clave: “Una oda al cuaderno vacío”,
“A pesar de las toneladas de hojas escritas”.

 

La segunda es una exclamación, la última una pregunta.
Con poco que los sacudas los libros olvidan.
Siempre tambaleándose en manos ajenas.

 

 

Trabajos del retratista

 

Quimera,
paisaje alucinante,
caleidoscopio, pintura
que no seca: el retrato
de un espejo.

 

¿Qué matiz para tanto color?
¿Qué pincel para cada detalle?
¿Qué mano,
qué lienzo podría sostener
ese retrato múltiple, esa batalla
entre mundos:
el espejo?

 

Alguien se asoma
y la cara del espejo se esconde detrás.

 

Escurridizo, volátil:
cada rostro es una piedra que lo deforma
como a la superficie de un lago.
O viceversa: el espejo es la piedra
y ese que vemos no es
el que somos.

 

Cuento fantástico, quimera,
biografía de una mancha de humedad,
paisaje imaginario:
este autorretrato.

 

 

Descampado

Era sabio el tiempo
en aquel tiempo,
o yo así lo creía. Creía en él
con la misma firmeza
con que uno se refugia en su ignorancia
y busca el abrigo de los árboles más grandes
en medio de la tormenta.
Queríamos creer y así lo hicimos.
Nada detenía
nuestra fe.
Eran buenos tiempos para el alma, eran
otros tiempos

 

cuando pensaba que la vida
sabía lo que hacía
y me dejaba conducir por su mano
igual que un objeto a medio armar
se deja llevar por la banda sin fin
y recibe piezas y confía
en el Plan Maestro,
en el Gran Diseño
que lo contiene
y lo ampara.
Sombra de un árbol inabarcable,
innumerables ramas que dan frutos distintos.

 

Las manos en los bolsillos,
los ojos cerrados,
caladas las ropas y fríos los huesos,
creyendo que los rayos
caerían siempre y solamente
allá a lo lejos.

 

 

*Ilustración: Mark Rothko /  Especial

 

 

 

Poemas incluidos en el libro Por boca de la sombra, ganador del Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2013, que editorial Atrasalante pondrá en circulación en los próximos días

 

 

 

 

 

 

 

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