Cuatro visiones del paraíso

Abr 18 • Escenarios, Miradas • 3493 Views • No hay comentarios en Cuatro visiones del paraíso

 

POR JUAN HERNÁNDEZ

 

 

 

Recientemente asistimos a la función del programa 4 visiones del paraíso (tetralogía coreográfica), integrado por obras de Leticia Alvarado, Juliana Faesler, Cecilia Lugo y Miguel Mancillas —creadores escénicos experimentados y en plena madurez artística—, en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario.

 

Adentro paraísos, de Alvarado; Cristalino, 9no cielo, de Mancillas; Breve intuición, de Faesler, y En la piel de la memoria, de Cecilia Lugo, son las obras de la tetralogía coreográfica, trabajadas alrededor de una pregunta: ¿Qué es el paraíso?

 

Montadas con bailarines de la compañía Contempodanza (fundada en 1986), dirigida por Cecilia Lugo, las obras expresan, en primera instancia, una asepsia formal que denota el oficio, la experiencia y la capacidad para la composición escénica de los creadores.

 

El cuidado en la corrección formal —la técnica dancística, la interpretación, el uso del color a través de la iluminación, diseño de vestuario concebido como parte del lenguaje escénico, el código de movimiento, la edición musical y su acoplamiento al ritmo coreográfico, entre otros aspectos—, es también una característica que da identidad a la compañía Contempodanza. Cabe señalar que esta agrupación ha trabajado 29 años de manera estable, gracias a lo cual ha consolidado búsquedas estéticas.

 

El acoplamiento de los creadores en el programa 4 visiones del paraíso es automático y casi natural, pues si bien es cierto que Alvarado, Mancillas, Faesler y Lugo tienen estilos e inquietudes diferentes dentro del arte escénico, también lo es que son muchas las coincidencias que les permiten colaborar sin enfrentamientos estéticos radicales.

 

Adentro paraíso se ciñe a una línea convencional de la danza de concierto. Alvarado —quien es directora de TANDEM Cia. de Danza, fundada en 1994— apela a la capacidad de los bailarines para realizar dinámicas de movimiento extenuantes, que buscan la construcción de una visualidad asombrosa y, desde luego, atractiva para los espectadores.

 

La pieza resulta un tanto complaciente si consideramos que su planteamiento no trasciende a la composición oficiosa; y su resolución se consigue a través de fórmulas conocidas y no por medio de la búsqueda de un lenguaje cuyo origen sea la necesidad expresiva —que se descubre en el trabajo profundo de experimentación y el estudio de fuentes diversas alrededor del concepto que se aborda, entre el coreógrafo, los bailarines y los creativos participantes en la concepción de la puesta en escena—.

 

El punto de vista sobre el paraíso que presenta Miguel Mancillas —director de la compañía Antares, de Hermosillo, Sonora, fundada en 1987— con la obra Cristalino, 9no cielo, por otro lado, responde al interés del creador de llevar al límite la potencia del cuerpo, la fuerza y la musculatura; no desde un punto de vista atlético, sino de la energía que permite desentrañar la animalidad de los impulsos, del deseo, de la sensualidad y la sexualidad como formas de trasgresión radicales.

 

Mancillas logra equilibrar dos componentes básicos para la consolidación de la creación artística: lo apolíneo y lo dionisiaco. El reino de la forma bajo una disciplina férrea y sofisticación estética, y la incursión en el misterio del alma, manifiesta en las pasiones y en la naturaleza de la condición humana. Desde la escena, el coreógrafo sonorense reta, cuestiona, plantea rutas de pensamiento y se aferra al deseo como expresión máxima de vitalidad.

 

Es interesante observar como los bailarines de Contempodanza —quienes manejan un estilo etéreo— trabajan y resuelven con capacidad deslumbrante la propuesta de Mancillas, coreógrafo acostumbrado al tipo de corporalidad y entrenamiento de los intérpretes de Antares, cuya musculatura y conciencia del peso y de la gravedad son esenciales para enfrentar los retos escénicos del coreógrafo.

 

Por otra parte Juliana Faesler, directora de teatro, ofrece una propuesta escénica con evidente intención lúdica. Con base en Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, en la pieza Breve intuición la creadora hace guiños a la ciencia ficción, al futurismo, pero sobre todo alude a aquello que se vuelve mítico por inexplicable e inalcanzable para la especie humana.

 

Los intérpretes utilizan cascos transparentes, que refieren a los astronautas. Los cascos producen un encantamiento de la mirada y la ilusión de estar en otro lado, al mismo tiempo que una sensación de asfixia al poner al ser humano fuera de su ambiente. Un juego escénico eficaz y convincente.

 

El programa lo cierra la obra En la piel de la memoria, de Cecilia Lugo, quien es fiel a su estilo, al lenguaje que ha consolidado en casi tres décadas de trabajo con su compañía. La obra de la coreógrafa hace alusión a la reminiscencia, a la nostalgia, a una delicadeza en el movimiento y en la composición de la escena. Su pieza busca generar imágenes oníricas, tiempo-espacio que le permite escudriñar en los rincones más profundos del alma humana.

 

4 visiones del paraíso nos deja una inquietud que no podemos dejar de expresar: los creadores escénicos, sobre todo Alvarado, Lugo y Mancillas, han alcanzado una madurez artística irrefutable. La cuestión es: ¿Qué sigue? ¿Cómo superarse a sí mismos para no caer en la tentación de aferrarse a sus hallazgos? Ese, creemos, es el dilema.

 

*4 visiones del paraíso, con Contempodanza, se presentó en la Sala Miguel Covarrubias del CCU, del 10 al 12 de abril, y se escenificará en el Teatro de la Danza, el 19 de abril, a las 18 horas. 

 

 

*Los creadores escénicos de 4 Visiones del paraíso han alcanzado una madurez artística irrefutable /Cortesía: Contempodanza

 

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