Alaíde Foppa, una poeta rescatada del olvido
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En el 40 aniversario de la desaparición forzada de la poeta, recordamos a la poeta que hizo de la literatura su herramienta para hablar de la vida
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POR YANET AGUILAR SOSA
Un mecanuscrito inédito en tamaño carta, de alrededor de 60 páginas, mecanografiado en papel cebolla –que deja sentir al tacto los tipos de la máquina de escribir–, con pastas en cartulina color azul pastel, y lomo en cartulina azul turquesa, y que lleva por título “Alaíde Foppa, Memorias y transfiguraciones, México, 1965”, contiene más de 20 poemas inéditos de la poeta, ensayista, feminista, activista política, crítica de arte, traductora y profesora Alaíde Foppa, quien fue desaparecida por la dictadura guatemalteca, el 19 de diciembre de 1980.
El cuadernillo –del que no hay hasta ahora referencias sobre su existencia en la bibliografía de la autora ni sabía de él su familia–, tiene anotaciones al margen en algunos de los poemas, hechas a mano, con tinta color azul turquesa; son apenas correcciones de minucias como que hierba, va con “hi” y no con “y”.
Se trata de un poemario inédito y singular en la obra poética de Foppa: todos los poemas comienzan con el pronombre Ella, tienen una extensión más larga de lo normal en su poesía, y no contienen dibujos, que era una característica de la poesía de Foppa, pues a esta pionera del feminismo en México y fundadora de la revista feminista FEM, le interesaba establecer en su obra un diálogo entre la literatura y las artes plásticas.
El poemario, que de acuerdo con la bibliografía de Alaíde habría sido escrito en la misma época en que la autora publicó Guirnalda de primavera (1965) y antes de su Elogio de mi cuerpo (1970) y de Las palabras y el tiempo (1979), que fue su último libro publicado en vida, fue hallado por la escritora, traductora y doctora en Letras Diana del Ángel, mientras realizaba la investigación sobre Alaíde Foppa para escribir el prólogo, en conjunto con el investigador Alejandro Palma, de la antología Las palabras y el tiempo, que fue publicado en 2018 por Malpaís Ediciones, en su serie “Archivo negro de la Poesía Mexicana”.
“Recuperar esos textos y editarlos sería muy interesante, se trata de un trabajo singular en el que todos los poemas comienzan con el pronombre de Ella, y eso es muy significativo; de alguna manera en estos poemas Alaíde Foppa se está narrando a sí misma, aunque están escritos en tercera persona. Me parece muy significativo que justo este libro, que retrata de una manera tan íntima a una mujer, reapareciera justamente ahora, después de todo el proceso de violencia por el que pasó ella en vida y en muerte”, afirma la integrante desde 2016 del Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea, que ha sido becaria de la Fundación para las Letras Mexicanas entre 2010 y 2012, del FONCA, en su programa de residencias artísticas, y que obtuvo la primera residencia de creación literaria Fondo Ventura/Almadía.
Del Ángel recrea el momento en que dio con este poemario que está encuadernado de manera sencilla, con cartulina en color azul sólo como una forma de que no se desprendieran las cuartillas mecanografiadas; una obra de alrededor de 60 páginas que está dedicada a Antonio Castro Leal, el abogado y escritor que formó parte del grupo de “Los siete sabios” y que fue rector de la UNAM entre 1928 y 1929, y en cuya biblioteca personal, que se localiza en la Biblioteca de México, hizo el hallazgo Diana del Ángel.
En un principio, la estudiosa de la poesía moderna en México escrita por mujeres, pensó que se trataba del mecanuscrito de una obra de Alaíde que había llegado a la colección personal de Castro Leal, pero al continuar con la investigación pudo confirmar que se trata de una obra inédita y única pues en varias de las páginas tiene anotaciones hechas a mano con pluma de tinta azul turquesa, en la que se anotan correcciones, y sobre las cuales, hasta el momento, aún no ha emprendido la investigación para saber si se trata de la letra de la propia Alaíde Foppa o de Antonio Castro Leal.
“En algunas páginas del mecanuscrito se aprecian anotaciones con tinta azul, un azul turquesa, que son marcas muy breves sobre erratas o sobre cambios de grafías, por ejemplo aquí, en la primera versión aparece yerba con la y griega, y en la anotación indica que hay que poner ‘hi’, son de ese tipo de anotaciones, minucias; casi todas son de ese estilo”, señala Diana del Ángel.
Lo que la investigadora y traductora del náhuatl al español pudo iniciar fue la transcripción de las primeras 39 páginas del mecanuscrito que supera las 60 cuartillas, pero la pandemia le impidió continuar con la recuperación del trabajo; aun así ya tiene transcritos 14 poemas, y más lo que puedan contener las 20 páginas restantes, que estima serán por lo menos otros diez. Esa transcripción de 14 poemas la envió hace unos meses a Julio Solórzano Foppa, el hijo de Alaíde que vive en Guatemala, y le contó del hallazgo y de su deseo por comenzar a difundir algunos de los poemas, y de su interés por editar el libro, llegado el momento. Solórzano Foppa se entusiasmó y le dio su anuencia de trabajarlo y difundirlo.
Tres poemas del libro inédito de Alaíde Foppa fueron autorizados para ser publicados en Confabulario; previamente tres poemas se publicaron, a mediados de diciembre, en Periódico de Poesía, en el marco de la conmemoración del 40 aniversario de la desaparición de Alaíde Foppa, mismo periodo en que la UNAM lanzó la antología de poesía Alaíde Foppa. Material de Lectura como parte de la nueva serie: “Vindictas. Poetas Latinoamericanas”, con selección de poemas y prólogo de Elisa Díaz Castelo.
Introspección poética
Memorias y transfiguraciones tiene cualidades distintas de otros libros de Alaíde Foppa: todos son textos de largo aliento, de dos o tres cuartillas, y eso también es significativo con respecto a otros de sus poemas que son más bien breves, asegura Diana del Ángel, quien señala que otra cualidad es que en este libro tampoco hay dibujos, que es algo que a la poeta nacida en Barcelona, en 1914 siempre le interesó, tenía un interés de establecer un diálogo con la plástica. Pero sobre todo a la investigadora le atrae esa persistencia de Foppa de abrir todos sus poemas con el pronombre de Ella. Así están: “Ella y sus recuerdos”, “Ella y el tiempo”, “Ella y el olvido”, “Ella y su cuerpo”, y “Ella y la música”.
Para la autora de los libros Vasija (2013), Procesos de la noche (2017) y Barranca (2018), estos poemas tienen la cualidad de que son sumamente reflexivos, de introspección, y algunos –vistos a la luz de todo su trágico final–, dicen muchas cosas, “de pronto, en algunos poemas, pareciera que la poesía cobra un carácter anticipatorio o de revelación ante algo que va a ocurrir”.
Alaíde Foppa tenía 66 años cuando fue secuestrada, a plena luz del día, por policías del G2 del ejército guatemalteco. Sólo hasta 1982 se supo que la poeta y activista murió al tercer día de su detención en los separos militares: la tortura le provocó un paro cardiaco. Su cuerpo no ha sido encontrado, pero su palabra sigue viva”, escribió Diana del Ángel en Periódico de Poesía, al presentar los poemas de su libro inédito Memorias y transfiguraciones. Del Ángel, también poeta, ensayista y defensora de derechos humanos, vocaciones que comparte con la autora de El ave Fénix: Las palabras y el tiempo (1945) La sin ventura (1955), Los dedos de mi mano (1958) y Aunque es de noche (1959), descubrió a Alaíde Foppa cuando estudiaba la preparatoria y se iniciaba en el activismo político, y desde entonces la comenzó a leer y a estudiar. Asegura que Alaíde Foppa perteneció a una generación de la que hay poco material testimonial porque las escritoras tenían pocos espacios para hablar sobre la escritura. “Hoy en día es mucho más sencillo encontrar entrevistas, reseñas o notas donde se habla de las escritoras o donde las escritoras hablan de lo que están escribiendo, pero en la época de Alaíde ese espacio no estaba abierto para las escritoras en general, incluso de una autora tan conocida como Rosario Castellanos a veces es difícil encontrar textos auto referentes sobre su propia escritura poética; hay mucho más sobre su narrativa pero poco sobre su obra poética”.
Pero además dice que como en el caso de Alaíde Foppa es aún más difícil hallar material referente a su obra pues estaba muy concentrada en otras cosas, tenía muchas actividades, estaba desde luego el trabajo de crianza, pero también las clases y toda su vida social, más el activismo político, las luchas feministas que dio, más su obra creativa, “entonces creo que tenía poco tiempo para hacer esta otra parte de difusión o de promoción de su propia obra”. Encontrar los libros de Alaíde Foppa es complicado. Algunos están en bibliotecas púbicas y privadas o en la Hemeroteca Nacional. Dice Del Ángel que en México es difícil conseguirlos y eso que la mayor parte de sus libros los publicó en México, casi todos los ejemplares ella los pudo consultar en la Biblioteca Nacional de México y algunos otros en la Biblioteca personal Antonio Castro Leal en La Ciudadela, donde hizo el hallazgo del mecanuscrito.
“Tiene sentido que el mecanuscrito haya estado aquí, porque Castro Leal fue un crítico importante dentro de su época y lo es aún para quienes vinimos después. Entonces mi presunción es que Alaíde compartió este libro con él, un poco porque justamente estaba terminando el libro y quizás querría alguna lectura de alguien especializado, de un lector especializado. Esa es mi hipótesis y creo que por eso es que Memorias y transfiguraciones terminó en esa biblioteca con Antonio Castro Leal”, afirma Diana del Ángel.
Lo que comparten estos poemas inéditos con los anteriores libros de Alaíde Foppa y en una constante en su obra literaria es que no están cargados de sus luchas feministas y su activismo político. “Yo creo que en la poesía de Alaíde este tipo de temas aparecen de una manera sutil pero constante. Es decir no es una poesía de rabia, no es una poesía combativa como podemos pensarla en el caso de Aurora Reyes, que sí tiene una poesía más combativa; tampoco es una poesía más cercana al panfleto como en algunos poemas de Margarita Paz Paredes. Pero, por ejemplo, en Alaíde este poema de ‘Ella y su cuerpo’, habla de una manera muy honesta, muy clara y también muy universal de la relación entre una mujer con su cuerpo. Creo que en ese tipo de textos una se puede reflejar, puede reflejarse en ese conflicto, y lo mismo ocurre con otros de los textos. Por ejemplo, en este de ‘Ella y la muerte’ también está presente esta reflexión en torno a todas las otras fuerzas que están en nuestra vida cotidiana”, dice Diana del Ángel.
La estudiosa de Foppa y de otras poetas como Rosario Castellanos, Enriqueta Ochoa, Margarita Michelena, Guadalupe Amor y Dolores Castro, entre otras, dice que hay otros textos en Alaíde sobre la ausencia o sobre el olvido que también están señalando de alguna manera esas luchas que ella daba pero las plantea de una manera más sutil y quizás por esa sutilidad es más universal. “Creo que ella resaltaba esta repetición del pronombre porque el hecho de escoger que este pronombre aparezca constantemente también nos habla de una voluntad de hacer presente a una persona femenina, con cuerpo, con pensamientos, con reflexiones; me parece que es ponerse en la escritura desde esta perspectiva y desde esta situación del cuerpo, del pronombre femenino; creo que eso también habla mucho de lo que ella estaba buscando con respecto del resto de las actividades que llevaba a cabo en cuanto al feminismo y en cuanto a su activismo político”.
Ahora, dice Diana del Ángel, lo que hace falta es volver a leerla, a adentrarse en su poesía que ya está circulando, al menos en dos antologías, la de Malpaís Ediciones y recientemente la antología de Material de lectura de la UNAM. “Lo primero es justamente esta voluntad de investigar, de indagar sobre ella y después está otra parte de publicar sus textos para que la gente los lea. Pienso que algo que está ocurriendo con respecto a las escritoras de la generación de Alaíde, e incluso anteriores, es que no estábamos listas, listos para escucharlas y ahora hemos estado trabajando por construir esos espacios de escucha en donde su voz tiene un sentido para nosotras y nosotros. Ese sería uno de los valores de Alaíde Foppa, que su voz tiene sentido para nosotras ahora. También por eso hay un interés y una respuesta muy favorable del público; ahora que se publicaron estos tres poemas en Periódico de Poesía también tuvieron una buena acogida”.
Ella, Diana del Ángel, por lo pronto está retrabajando su tesis doctoral titulada Cuerpos centelleantes. La corporalidad en la obra poética en la obra de Rosario Castellanos, Enriqueta Ochoa y Margarita Michelena para sumar la larga lista de poetas que tenía previstas: Guadalupe Amor, Dolores Castro y Alaíde Foppa “porque es una mujer a la que los distintos feminismos le debemos mucho”.
FOTO: Alaíde Foppa a mediados de la década de 1970./ EFE
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