Andrés Manuel López Obrador: Entre el ideario de Juárez y la poesía de Pellicer

May 12 • Conexiones • 21528 Views • No hay comentarios en Andrés Manuel López Obrador: Entre el ideario de Juárez y la poesía de Pellicer

Político, politólogo y autor de varios libros, Andrés Manuel López Obrador, el candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, es un apasionado de la historia de México y de la poesía. Alabado y criticado por la intelectualidad mexicana, el tabasqueño ha trabajado con comunidades indígenas y está orgulloso de la creación de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México

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POR YANET AGUILAR SOSA
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La cultura no le es ajena a Andrés Manuel López Obrador, aunque a veces dé la impresión contraria, como en el pasado debate o en varias de sus intervenciones públicas. No sólo se dice orgulloso de haber creado escuelas cuando ha ocupado varios puestos públicos, también se ufana de ser un político que ha estado muy cercano a intelectuales y a gente de la cultura; de ser un autor de varios libros y un gran lector de historia y de literatura.

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El candidato de la coalición Juntos Haremos Historia también ha asumido como propio el reconocimiento a los pueblos indígenas desde que fue director del Centro Coordinador Indigenista Chontal entre 1977 y 1982, gracias a la cercanía que tuvo con el tabasqueño Carlos Pellicer (1897-1977), uno de los poetas mexicanos más importantes de la primera mitad del siglo XX, cuando éste hizo campaña para senador por Tabasco.

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Sea porque de verdad lo marcó o porque el personaje le da un gran atractivo a su historia, Andrés Manuel López Obrador siempre que puede asegura que su existencia está marcada por la figura del autor de Hora de junio y Práctica de vuelo, al que considera “su gran inspiración”, y a quien conoció siendo muy joven cuando estudiaba en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

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AMLO se asume un pelliceriano a mucho orgullo. “Realmente es suculento leer a Pellicer. Nuestra relación fue muy estrecha. Yo estaba en una fase formativa, me ayudó mucho conocer a un gran poeta consecuente con sus ideas y actitudes, pues el maestro Pellicer era un hombre entero, con ideales, principios y un sentido del humor incomparable”, le dijo en 2002 al periodista Roberto Ponce.

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Resalta cómo a través de él se acercó a los indígenas y asumió como propio el deseo del poeta de trabajar por los pueblos de Tabasco. Tras la muerte del poeta y como coordinador del Centro Indigenista Chontal, en pleno corazón de la Chontalpa, construyó escuelas y centros de salud, editó libros en lenguas indígenas y echó a andar una emisora de radio indígena bilingüe que transmitía en español y chontal.

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El mismo López Obrador ha dicho que su cercanía al poeta de Los Contemporáneos, grupo al que también pertenecieron José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Jorge Cuesta y Gilberto Owen, se dio justamente cuando era estudiante de Ciencias Políticas en la UNAM.

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Más de una vez López Obrador ha contado que Pellicer marcó a varias generaciones de artistas tabasqueños, que también fueron influyentes para él, como los poetas José Carlos Becerra —quien murió en Italia a edad muy temprana—, y Ciprián Cabrera Jasso; o cómo influyó al también poeta Ramón Bolívar, quien durante años fue vicepresidente de las Jornadas Internacionales Carlos Pellicer sobre literatura mexicana y escritores tabasqueños.

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José Agustín Ortiz Pinchetti, autor del libro AMLO. Con los pies en la tierra (Harper Collins México, 2018) afirma en entrevista que durante seis años López Obrador trabajó con los chontales, experiencia que lo marcó de forma decisiva: “Durante esos años vivió con los chontales de sol a sol. Llegó allí porque la muerte le arrebató a Pellicer la oportunidad de hacerlo él y como Andrés Manuel había colaborado en la preparación de la campaña de Pellicer para senador, en todo el trabajo con los indígenas, estaba ya preparado para atender el asunto indígena de Tabasco y lo logró”.

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López Obrador se ha mantenido, pues, cerca de los pueblos indígenas. Por eso es característico que en sus actos de campaña sea investido con collares y coronas de flores, porte bastones de mando o vestimentas tradicionales indígenas, algo que no ha pasado inadvertido para cartonistas políticos, que lo caricaturizan así.

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Los libros de AMLO

El político y politólogo nacido el 13 de noviembre de 1953 en Tepetitán, municipio de Macuspana, es una de las figuras políticas más importantes de México desde hace cerca de cuatro décadas; la sola búsqueda de las siglas de AMLO arroja en Google cerca de 14 millones 100 mil resultados en menos de un minuto.

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Graduado con la tesis Proceso de formación del Estado Nacional en México 1824-1867, con la que obtuvo la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública en 1987 por la UNAM, López Obrador ha mencionado a la cultura, al menos en alguna de sus acepciones. En el documental biográfico Este soy yo, producido por su amigo el periodista Epigmenio Ibarra, asegura: “La cultura es la que nos ha permitido resistir todas las calamidades; somos lo que somos, no nos hemos desintegrado por nuestras culturas, por eso hemos resistido epidemias, terremotos, malos gobiernos, por nuestra cultura”.

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A la muerte de Pellicer, López Obrador trabó amistad en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM con Enrique González Pedrero, y en especial con su esposa, la escritora de origen cubano Julieta Campos, quien de inmediato sintió simpatía por el joven que vivía en la Casa del Estudiante Tabasqueño en la Ciudad de México.

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Esa amistad le fue abriendo a AMLO las puertas a otras lecturas, tanto de literatura como de historia. Fue por esa época cuando el ahora líder del Movimiento de Regenación Nacional (Morena) escribió el himno del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

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Su cercanía con intelectuales creció cuando fue jefe de gobierno del Distrito Federal entre 2000 y 2005. Si bien es cierto que llegó a ser muy amigo de Carlos Monsiváis, José María Pérez Gay, Luis Villoro, Gabriel García Márquez, Hugo Gutiérrez Vega y Carlos Fuentes, también lo es que de varios de ellos se fue distanciando.

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Otro de sus amigos fue el periodista Jaime Avilés, fallecido el año pasado, quien se convirtió en su biógrafo, pues escribió el libro AMLO: Vida privada de un hombre público (Grijalbo, 2012). En su columna “Minutario” de EL UNIVERSAL, del pasado 31 de abril, Guillermo Sheridan asegura que Avilés “le ayudó a escribir a AMLO sus libros, de cuyas regalías vive AMLO”.

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Hayan sido escritos o no no con la participación de Avilés, López Obrador cuenta con 15 libros firmados por él sobre diversas temáticas. Asimismo, el candidato ha escrito prólogos para libros de amigos y de su propia esposa. Quizá no esté de más decir que existen 35 tesis de licenciatura y maestría, tan sólo de estudiantes de la UNAM, que analizan su figura, su trayectoria y discursos.

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Ariel Rosales, editor del sello Debate (Random House) —y su editor por varios años— asegura que es López Obrador un autor riguroso. “Libros como el del Fobaproa, el del petróleo o el del neoporfirismo son libros de investigación pura. No es que trabaje los libros con un equipo, pero siempre tiene interlocutores, como lo fueron José María Pérez Gay y Jaime Avilés, en el desarrollo del texto y ya luego él hablaba con nosotros cuando el texto estaba prácticamente listo. Por supuesto que había que hacer trabajo de edición, pero no como sucede con otros políticos”.

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En Debate publicó entre otros libros: Entre la historia y la esperanza. Corrupción y lucha democrática en Tabasco (1995); FOBAPROA: Expediente abierto. Reseña y archivo (1999); La mafia nos robó la presidencia. Sólo le han quitado una pluma a nuestro gallo (2007); La gran tentación: el petróleo de México (2008); No decir adiós a la esperanza (2012); y Neoporfirismo. Hoy como ayer (2014). Luego se cambió a Grupo Planeta, donde ha publicado sus más recientes obras.

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Y, por supuesto, sobre él han escrito —tanto a favor como en contra— autores tan diversos como José Antonio Crespo, Luis González de Alba, Jaime Avilés, Francisco Cruz, Alejandro Trelles y Héctor Zagal; y una infinidad de ensayos que van desde Moisés Sinuhé García Bartolo, Adolfo Gilly y Enrique Krauze, uno de sus críticos más duros.

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En materia cultural, el gran orgullo de López Obrador es la creación, en 2001, de la Universidad de la Ciudad de México, que él considera una de sus más grandes obras de gobierno, con carreras como Creación Literaria y Arte y Patrimonio Cultural y sedes en zonas populares como Cuautepec y San Lorenzo Tezonco. También se siente orgulloso de las 16 preparatorias que se construyeron en zonas con mayores índices de marginación (Iztapalapa, Gustavo A. Madero, Iztacalco y Venustiano Carranza). Igualmente abrió un servicio de préstamo de libros en el Sistema de Transporte Colectivo Metro y creó los corredores Reforma y Alameda Central.

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Sus amistades culturales

Alrededor de López Obrador se mantienen leales escritores y artistas como Elena Poniatowska, Paco Ignacio Taibo II, Laura Esquivel, Jesusa Rodríguez y Jesús Ramírez. Con varios de ellos ha compartido su interés por la historia, la política y la literatura. Taibo II asegura que nunca hablan de literatura, pero sí de historia y lo hacen muy frecuentemente.

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“Es un apasionado de la historia de México, no sólo como lector sino como ensayista, siempre está buscando referencias en el pasado. Además están claros cuáles son sus referentes. Yo creo que ha estado respondiendo históricamente a la pregunta: ¿hay otra manera de gobernar a este país? Y ha ido a la historia a buscar la respuesta y la ha encontrado, no era muy difícil si estás buscando realmente eso. Encontró sus tres referentes más potentes: el liberalismo juarista, el maderismo democrático y el Lázaro Cárdenas presidente”, afirma el autor de la saga del detective Héctor Belascoarán Shayne.

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El secretario de Arte y Cultura del Comité Ejecutivo Nacional de Morena dice que a lo largo de todos estos años de lucha social, la disidencia que encabeza Andrés Manuel ha estado intensamente vinculada a una parte fuerte de la comunidad cultural: cineastas, gente de teatro, actores, bailarinas, pero sobre todo escritores

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“Yo marché en manifestaciones con Carlos Monsiváis de un lado y (el poeta) Juan Bañuelos del otro. Intervine en temas de conformación de una disidencia contra el sistema, con gentes como Carlos Montemayor o Elena Poniatowska. A veces conversamos y discutimos: yo no soy tan maderista como Andrés, tengo respeto y admiración por Madero y su valentía, pero políticamente no es uno de mis santos laicos”, dice Taibo II.

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Ortiz Pinchetti celebra la pasión de López Obrador por la obra del historiador Daniel Cosío Villegas. Destaca su interés por Tolstói y por Gandhi; dice que de éste último ha aprendido la lucha y la resistencia pacífica que ha aplicado en la vida real. Y asegura que una de las citas más recurrentes del político tabasqueño es del filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella, no me salvaré yo”.

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Refrenda que López Obrador es un buen lector. “Está leyendo continuamente, le gusta mucho la poesía de Octavio Paz y de Carlos Pellicer. Es un hombre que ha leído multitud de libros sobre política y sobre historia”.

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Elena Poniatowska, Paco Ignacio Taibo II y Ortiz Pinchetti reconcen el papel que ha tenido su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, en la vida del candidato. “Beatriz es una mujer muy sólida, curiosa, muy honesta en sus planteamientos. No hay duda que tener a alguien como Beatriz al lado es muy positivo. Es una mirada fresca y crítica. Creo que Andrés le debe a Beatriz una parte de su maderismo”, dice Taibo II.

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Beatriz Gutiérrez Müller es licenciada en Comunicación, maestra en Lenguas iberoamericanas y doctora en Teoría literaria. Es autora de varios libros, entre ellos Dos revolucionarios a la sombra de Madero (Ariel, 2016) y Viejo siglo nuevo: un país sumido en la miseria y la desigualdad (Planeta, 2012). Se dice que ha acercado de manera más directa a Andrés Manuel López Obrador a la historia y a la literatura. Se declara una #AMLOver en las redes sociales virtuales: “Estar con mi esposo creo que es mi mayor atrevimiento. Él es una persona con mucho arrojo y con mucho atrevimiento y si estoy con él, pues quiere decir que tengo una parte de ese arrojo y de ese atrevimiento. Esa es la gran osadía”, dijo en una entrevista.

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Para Poniatowska, “Andrés Manuel es muy querible. Tiene una cosa como interrogantes en los ojos, es una gran interrogación en su mirada que te hace quererlo. No es alguien que te echa las toneladas”. La escritora Laura Esquivel tiene una opinión parecida: “Confío en Andrés Manuel, he visto cómo le interesa de verdad la gente, lo he visto querer hacer más por ellos; creo en él y en que le interesa mucho hacer todo por México”.

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El historiador Enrique Krauze ha dicho que hay dos maneras de animar la conversación con López Obrador: hablar de beisbol o hablar de Tabasco. Mucho se sabe de su pasión por este deporte tan extendido en el sureste de México; y también mucho se conoce su pasión por Tabasco, el pescado frito, el plátano con arroz, el pejelagarto.

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Así lo define en Los suspirantes 2018 (Temas de hoy, 2017), Jorge Zepeda Patterson: “Tiene gustos, pero muy pocas aficiones. Fumaba Raleigh, como su padre, pero nunca en público. Tiene debilidad por el pescado fresco, en especial el pejelagarto… El beisbol sigue siendo su pasión, aunque cada vez es menos frecuente que se escape los miércoles por la noche a Iztacalco a su ‘cascarita’”.

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Ilustración: Boligán.

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