Anish Kapoor: un escultor arqueobiólogo
POR ANTONIO ESPINOZA
Es la obra que da nombre a la exposición. Se llama Arqueología y Biología (técnica mixta, 2007) y produce un efecto desconcertante en el público. Si se coloca uno de frente a la pieza y a cierta distancia, parece que es tridimensional y que está colgando. Conforme se acerca uno a la obra, la percepción de volumen se va perdiendo, hasta que finalmente se cae en cuenta de que la obra es una especie de “grieta” en la pared. Con gran ingenio, el artista trabajó sobre la pared del museo para construir una forma rojiza y caprichosa que lo mismo puede representar una fisura, una herida o una vagina. En un acto poético a un tiempo arqueológico y biológico, el autor nos ofrece el poder del arte en una ficción espectacular y trascendente. Arqueólogo del arte, desentierra los secretos de la civilización; biólogo del arte, exalta la naturaleza y la vida.
La obra en cuestión forma parte de la espectacular y multipromocionada exposición: Arqueología: Biología, del escultor hindú afincado en Londres Anish Kapoor, en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC). Bajo la curaduría de Catherine Lampert, la muestra incluye 22 obras, entre esculturas e instalaciones, realizadas en el período que va de 1980 al año en curso. La muestra ha convocado a numerosos visitantes, ansiosos por conocer la obra del reconocido escultor y tomarse una selfie para presumir su “cultura” en la red. Brenda Caro ha cuestionado la “estrategia comunicacional” del MUAC, que pretende atraer mucho público y persuadirlo para compartir su “experiencia” a través de las redes sociales. Cuestiona, asimismo, que el propósito de la exposición sea el “conocimiento”, cuando más bien es provocar un fenómeno parecido al de Yayoi Kusama en el Museo Rufino Tamayo (Código, 7 de junio). Tiene razón la curadora, aunque ya es tiempo de admitir que los tiempos han cambiado y que las visitas multitudinarias a los museos son un signo de nuestra época, la del “perfecto turista posmoderno”, inmerso en la civilización del espectáculo (Mario Vargas Llosa dixit).
Camino a la fama
Anish Kapoor (Bombay, India, 1954) es uno de los escultores contemporáneos más prestigiados. Se formó como artista en la Gran Bretaña, donde se estableció a principios de los años setenta. En esa década se forjó una generación de escultores británicos que transitaron por el camino abierto por la generación anterior, la que encabezó Anthony Caro (1924-2013). Caro, en efecto, fue el líder del movimiento conocido como New Generation, integrado por artistas británicos, en su mayoría colaboradores o discípulos suyos en la St. Martin´s School of Art de Londres. Deudores de los procedimientos industriales y de la abstracción pospictórica norteamericana, estos escultores confirmaron definitivamente el fin de la “fidelidad” a los materiales y al pedestal. Kapoor formó parte de la generación siguiente, la posCaro, que tomó como referencia los objetos de la vida cotidiana, convirtiendo la escultura en un proceso de arqueología industrial y urbana.
La exposición que consagró a la generación de Anish Kapoor se realizó hace treinta años: Entre el objeto y la imagen. Escultura británica contemporánea (Palacio de Velázquez. Parque del Retiro, Madrid, 1986). Fueron 15 los artistas que participaron en la muestra, exponentes de la nueva escultura británica, quienes compartían la fascinación conceptual por el objeto, el assemblage, el bricolage y el decoupage. El interés de estos escultores era superar los límites del propio trabajo escultórico y adentrarse en cuestiones relativas a la imagen y a la realidad del mundo. Para estos maestros (Tony Cragg, Michael Craig-Martin, Richard Deacon, Anthony Gormley, Richard Long y Kapoor, entre otros), el trabajo escultórico tenía que centrarse más en el discurso, el tema, el concepto y la imagen, haciendo a un lado la obsesión por la forma, la estructura y la técnica.
Arqueología y biología
Desde la exposición arriba mencionada eran evidentes las preocupaciones conceptuales y formales de Anish Kapoor. Su interés se centra en la creación de discursos arquetípicos y universales, materializados en esculturas que son analogías de realidades trascendentes. Kapoor reflexiona sobre el origen del objeto escultórico, se acerca poéticamente a la realidad material e inmaterial y exalta a la materia como la esencia misma de la obra. Partiendo de la premisa de que el planeta tierra es la primera y la mayor obra escultórica existente, el escultor indo-británico construye objetos que no desmerecen de su belleza primigenia y que se mueven en un territorio de ficción e incertidumbre. La exposición del MUAC, en sus cuatro ejes temáticos, revela claramente las búsquedas estéticas del maestro. Aquí lo real, lo imaginario y lo simbólico, se funden en invenciones de alto nivel conceptual que exigen la mirada atenta del espectador, aún la de los “perfectos turistas posmodernos” que sólo quieren tomarse selfies.
Frente a la obra más grande y espectacular de la exposición, Mi patria roja (cera, acero y motor, 2003), una mujer exclama: “¡cuánta megalomanía!”. Puede que así sea. Varias toneladas de cera “producidas” por una máquina son difíciles de asimilar, pero si bien pensamos podemos relacionar la magna obra con temas como el cuerpo, la sangre, el sacrificio y la muerte. Lo mismo podemos decir de tres obras cercanas a la mencionada: 3 días (mixta, silicón y pigmento, 2016), Memoria de la lengua (silicón y pigmento, 2016) y Madre, madre (mixta, silicón y pigmento, 2016). Pero junto a este Kapoor más biólogo, está el Kapoor más arqueólogo. Las piezas de la serie Ga Gu Ma (concreto, 2011-2012) son espléndidas en su deliberado exotismo. Hay dos obras “arqueológicas” que están hermanadas: Sin título (piedra arenisca y pigmento, 1992) y Lugar abajo (resina y tierra, 2015). No hay obra que no merezca un comentario. Las piezas que son espejos ponen el toque lúdico a la muestra, aunque en lo personal me recuerdan la frase de Borges sobre los espejos y la paternidad. Igualmente lúdica es la pieza: Parecido a una oreja (ónix rosa, 2014). Por último, un Kapoor astrónomo: Laboratorio para un nuevo modelo del universo (acrílico, 2016). Una pieza maravillosa. A Stephen Hawking le encantaría.
*FOTO: “Madre, madre”, técnica mixta, silicón y pigmento, 2016. Esta es una de las piezas que forman la exposiciónArqueología y Biología, que estará abierta al público hasta el 27 de noviembre de 2016/ Cortesía. Museo Universitario de Arte Contemporáneo.