Ballet contemporáneo en México

Jul 11 • Escenarios, Miradas • 8364 Views • No hay comentarios en Ballet contemporáneo en México

 

POR JUAN HERNÁNDEZ

 

El ballet contemporáneo —como se denomina al estilo del arte coreográfico que recurre a la técnica clásica y a la libertad en el desarrollo de los temas y las variaciones de movimiento— es una tendencia propia del siglo XX.

 

 

Con George Balanchine a la cabeza, quien innovó el lenguaje dancístico y creó un estilo conocido como neoclásico, el ballet contemporáneo se desligó de la rigidez del repertorio tradicional clásico y romántico para emprender búsquedas modernas y contemporáneas.

 

 

De ahí que el siglo pasado haya sido el de las grandes figuras del arte de Terpsícore, entre quienes se encuentran Paul Taylor, Robert Joffrey, Maurice Béjart, William Forsyhte, Jiri Kylian, Nacho Duato y Marie Choinard, de manera sobresaliente, aunque no sólo ellos.

 

 

Mientras en el mundo los creadores arrobaban con sus propuestas fenomenales, que partían de cuerpos entrenados en la técnica clásica, pero con discursos y estéticas acordes con la época en la que se producían, en México se daban los primeros pasos hacia una profesionalización de la danza gracias al empuje de Guillermina Bravo, quien en la década de los 60 introdujo la técnica Graham y creó la infraestructura para el desarrollo de lo que hoy conocemos como danza contemporánea.

 

 

Por eso no extraña que apenas hoy, entrado el siglo XXI, se empiecen a ver, yo diría que ya muy tarde, las primeras iniciativas “independientes” de lo que llamaríamos ballet contemporáneo.

 

 

En México el ballet ha sido monopolio de la que hasta hace no muchos años fue la única agrupación de esta expresión dancística: la Compañía Nacional de Danza (CND) del INBA. Hoy hay otras más en Monterrey, Guadalajara y Yucatán, pero no queda la menor duda de que es la nacional de danza la máxima representante del arte del ballet en el país.

 

 

Eso nos habla de un desarrollo lentísimo del ballet contemporáneo, ya que la CND se ha dedicado, casi exclusivamente, a montar el repertorio tradicional de este arte y sólo en periodos excepcionales se ha permitido abrir el espacio a la creación contemporánea. Los directores artísticos van y vienen y el proyecto de la compañía sigue basado en la tradición artística coreográfica decimonónica.

 

 

Necesario era hablar de esta circunstancia como antecedente de dos compañías de reciente creación, comandadas, cada una, por creadores que se escindieron de la Compañía Nacional de Danza. Ellos son: el cubano Jasmany Hernández, al frente del Mexico City Ballet, y Francisco Rojas, en la dirección de Convexus Ballet Contemporáneo.

 

 

Compañías independientes que buscan abrir camino en una vertiente del ballet hasta ahora poco explorado en México y que responden a necesidades específicas en relación con el desarrollo de los profesionales formados en la técnica clásica de la danza en el país.

 

 

Iniciativas artísticas que parecen encaminadas a superar los límites conservadores que la Compañía Nacional de Danza ha impuesto al ballet en el ámbito de las búsquedas creativas; y, por otro lado, que buscan ser una respuesta a la necesidad laboral del creciente número de bailarines clásicos formados en la Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea, y la Academia de la Danza Mexicana.

 

 

Al tiempo veremos si estas iniciativas perduran, generan frutos y logran que otros creadores las imiten para abrir al ballet contemporáneo un espacio protagónico en la escena coreográfica del país y, porqué no, del mundo.

 

 

Recientemente asistimos a ver la función de Convexus Ballet Contemporáneo, compañía que presentó la obra The joy of the evident, con los bailarines clásicos Debby Alarcón, Marina Bretado, Pamela Castro, Salim Lara, Ana Paula Oropeza, Lizeth Rosano, Marcos Radosh y Francisco Rojas, en el Teatro de la Danza.

 

 

La coreografía de Francisco Rojas es una miscelánea de influencias, en la que resalta la de George Balanchine (San Petersburgo, 1904-Nueva York, 1983) en la musicalidad de los cuerpos y el valor que da al movimiento en sí mismo. Convexus cuenta con bailarines profesionales, entrenados y capaces; el reto, en ese sentido, es para el coreógrafo, quien en esta propuesta revela una cierta limitante creativa, al recurrir a fórmulas vistas con anterioridad y no atreveverse a expresar un discurso transgresor y pertinente con voz propia.

 

 

       Sin embargo en un país como México, en donde la veta del ballet contemporáneo se había mantenido prácticamente inexplorada, resulta esperanzador que haya iniciativas de esta naturaleza. Sólo el tiempo dirá si este es el comienzo de un proceso artístico relevante. No lo sabemos. Los elementos están sobre la mesa: la necesidad de una comunidad que requiere espacios para expresarse, oportunidades de desarrollo para bailarines clásicos profesionales y la opción independiente de la expresión del ballet que termine por distanciarse del perfil conservador y la estructura vertical burocrática de la Compañía Nacional de Danza.

 

*The joy of the evident, con la compañía Convexus Ballet Contemporáneo, dirigida por Francisco Rojas, con los bailarines Debby Alarcón, Marina Bretado, Pamela Castro, Salim Lara, Ana Paula Oropeza, Lizeth Rosano y Marcos Radosh, se presentó del 2 al 5 de julio, en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque.

 

*FOTO: The joy of the evident, con la compañía Convexus Ballet Contemporáneo, dirigida por Francisco Rojas, con los bailarines Debby Alarcón, Marina Bretado, Pamela Castro, Salim Lara, Ana Paula Oropeza, Lizeth Rosano y Marcos Radosh, se presentó del 2 al 5 de julio, en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque./Cortesía INBA

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