El delirante mundo de Camille Claudel al teatro
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Camille Claudel, obra de Gaël Le Cornec, dirigida por Diego Vázquez, una versión idílica sobre el universo íntimo de la célebre escultora francesa, quien fue discípula y pareja amorosa del también creador Auguste Rodin
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POR JUAN HERNÁNDEZ
Camille Claudel… sin Rodin, de la dramaturga y actriz franco-brasileña Gaël Le Cornec, con la actuación de Yuriria Fanjul y la dirección de Diego Vázquez, es una puesta en escena que tiene como eje dramático la vida de un personaje sobresaliente en la historia del arte, así como la relación amorosa y creativa que tuvo con el escultor Auguste Rodin y el papel de la mujer en un mundo dominado por la figura masculina.
En la obra de Le Cornec priva la postura feminista en un sentido no militante y sí como un punto de vista amplio del mundo. La dramaturga dimensiona al personaje múltiple y cambiante, abordando la postura rebelde de Camille Claudel en relación con los roles impuesto a las mujeres en su tiempo, así como el costo que debe pagar cuando transgrede el paradigma patriarcal y asume la libertad de ser y de estar en el mundo como le da la gana.
La obra resalta la relevancia artística de la escultora (nacida en 1864 y fallecida en 1943), al mismo tiempo que presenta a una mujer que vive las pasiones desde una posición exigente y a contracorriente de los usos y costumbres de la sociedad conservadora. A partir de esa ruptura con las convenciones se fortalece el drama que Le Cornec desarrolla para brindar, desde la ficción, un destino glorioso para el personaje.
El unipersonal evita el tono melodramático y apuesta por un lenguaje que potencia la figuración en escena de una mujer que escandaliza a la sociedad francesa de finales del siglo XIX y principios del XX; un personaje sólo vulnerable en el ejercicio de su pasión creativa y en la relación amorosa con su maestro: Auguste Rodin.
El montaje, a cargo Diego Vázquez, tiene una estructura coreográfica. De principio a fin, la puesta en escena se sumerge en una ambiente simbólico; el poder expresivo es hallado en la construcción de imágenes surgidas de una danza, una ola rítmica construida en el flujo de los pasos de un vals, o en la forma escultórica de los cuerpos como captación de un momento vital para la eternidad.
El Teatro La Capilla es vestido con paredes lisas que buscan el efecto del mármol trabajado, mientras que el piso se llena de telas corrugadas, en referencia a los pliegues que el escultor delinea de manera firme en la piedra que esculpe para captar el instante del movimiento efímero de un momento sublime de la existencia humana.
Tanto la escenografía como el vestuario de Edyta Rzewuska apuntalan el ritmo dancístico de la puesta en escena, presente tanto en la composición de los elementos en escena, como en la interpretación del personaje que busca la gloria. Se trata, pues, de una propuesta idílica para vindicar a la escultora francesa.
Camille Claudel es una puesta en escena contemporánea en la que intervienen lenguajes diversos. El objetivo es lograr un montaje de cámara, intimista, con un espectador que participe de los momentos delirantes del drama y, finalmente, se consiga tender un puente comunicante entre el pasado y los paradigmas del mundo actual.
La actriz Yuriria Fanjul se apropia del personaje con gran solvencia. Trabaja a detalle en la construcción de esta Camille Claudel de enorme talento y tremenda rebeldía. Fanjul tiene afinadas sus herramientas como intérprete. Maneja registros variados de la voz para la enunciación con sentido de los textos, además de cantar, bailar y construir en su cuerpo la idea metafórica de una vida que se apaga y queda en grabada en el montículo de mármol, tallado por la mano casi divina del artista.
Camille Claudel es un montaje transdisciplinar en el que se cruzan la danza, el drama, la música, la voz, la intervención espacial, el performance y la plástica en busca de una teatralidad que exprese un punto de vista sobre el mundo, a partir de un personaje que ya tiene un lugar enorme en la historia de la cultura occidental.
Teatro al momento
La directora Lorena Maza lleva a escena 3 días en mayo, de Ben Brown, sobre el momento en que Hitler alcanzaría la conquista de Europa. Un momento crucial en la historia de la humanidad, representado por los actores Sergio Zurita, José Carlos Rodríguez, Luis Miguel Lombana, Fernando Bonilla, Miguel Conde y José Carriedo, entre otros, en el Teatro Helénico (Revolución 1500, Guadalupe Inn), lunes y martes, a las 20:30. Hasta el 16 de abril.
Orejotas, un gigante con ojitos, espectáculo coreográfico de la compañía Athosgarabathos, de María Laura Zaldívar, dirigido al público infantil, que apela a la imaginación para recrear la historia de un gigante que sale de un libro y cobra vida en la cotidianidad. Se presenta en el Teatro de la Danza “Guillermina Bravo” del Centro Cultural del Bosque (atrás del Auditorio Nacional), sábados a las 13:00 y domingos a las 13:00 y 18 horas.
Y para los más pequeños (a partir de 3 años) se presenta Los estrouberry clowns, con la compañía Vagabondo Circo. Un espectáculo circense que cuenta, sin palabras, la historia de dos clowns que viajan por el mundo. Se escenifica en el Teatro Isabela Corona (Eje Central 445), sábados y domingos a las 12:30 horas. Hasta el 28 de abril.
FOTO: Camille Claudel… sin Rodin, de Gaël Le Cornec, dirección de Diego Vázquez, actuación de Yuriria Fanjul, escenografía y vestuario de Edyta Rzewuska e iluminación de Patricia Gutiérrez, se presenta en el Teatro La Capilla (Madrid 13, Coyoacán), viernes a las 20 horas, hasta el 17 de mayo. / Paulo García / Cortesía de la producción
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