El cine mexicano e internacional en 2020
El maestro de la crítica de cine en México, hace su recuento de los filmes nacionales y extranjeros proyectados vía los canales de streaming que alimentaron el séptimo arte en tiempo de crisis
POR JORGE AYALA BLANCO
Año inesperado, año extraño y errático, año anómalo para el cine entre otros muchos órdenes, año de emergencia y cambio, año de confinamiento y refugio expansivo en plataformas digitales, año de festivales pospuestos o híbridos y raudos hasta lo efímero, año de inerme desmantelamiento financiero e industrial, año difícil de tragar y sin embargo providente en lo fílmico, año de películas gozosas y memorables pese a todo.
Las 5 mejores del cine mexicano
1. Sin señas particulares de Fernanda Valadez, desolador periplo quimérico de la madre soltera pueblerina en busca de su joven hijo que desapareció rumbo al norte, recorrido fronterizo que es también nacional, clamoroso aullido de dolor incallable en términos geográficos y de encuentros humanos límite, reflexión antiburocrática y política en contra del desamparo feminerme, viaje con predomino de espacios off porque a ciegas y sólo guiado por su insumiso instinto materno e intuiciones solidarias y sustituciones de figura entrañable, inmersión poética en el inferno introyectado de una víctima propiciatoria más en el México profundo e inocultablemente devastado.
2. La paloma y el lobo de Carlos Lenin Treviño, evanescente errancia de una pareja de tristísimos obreros neoleoneses añorando los hogares que han debido abandonar por la normalizada violencia dominante, conflictivos comportamientos laborales determinados ahora por la propia violencia psicológica que impide el arraigo en cualquier lugar del vasto e inhóspito territorio estatal incluyendo su desalmada megalópolis, ella insumisa explosiva arrastrando las huellas del bullying ominoso y el estigma de la expulsión de una fábrica por transgredir reglas esclavizantes, él presa de una depresión paralizadora y agresiva contra la expoliación instituida, conjunción fugitiva del largamente cebado deterioro invisible de la relación amorosa y el inadmisible sueño hirviente del regreso a casa.
3. 499 de Rodrigo Reyes, erizada docuficción heterodoxamente híbrida del rudo Conquistador imperial sin nombre pero dotado del temor de Dios que se descubre vencedor vencido nadando con su pesada armadura en aguas veracruzanas para rehacer la travesía medio milenio antes realizada junto con su gran capitán Hernando Cortés, antiépica conmemorativa sarcástica y virulenta de la poscaída de Tenochtitlan en 1521 prolongada hasta el México alevemente clasista y sangriento actual, inmenso registro histriónico y documental para romper silencios, pavorosa incomunicación contemplativa y desdeñosamente observadora de nuestras miserias fundacionales y congénitas con mil viles soluciones de continuidad.
4. Vaquero del mediodía de Diego Enrique Osorno, limítrofe documental de investigación político-vivencial en torno a la desaparición del lumpenpoeta regiomontano otrora efímeramente encumbrado y sobreprotegido Samuel David Noyola García, divagante montaje lírico relativamente largo que ensarta picos y flamazos y un epígrafe tatuado sobre un pecho masculino que reza con propositivas fallas gramaticales: “Nadar sabe mi alma la agua fría/ y perder el respeto a ley severa”, monumental indagación en directo y testimonialista donde las confesiones de los más desfavorecidos declarantes de sórdidas barriadas se codean ventajosas con una amplia red de entrevistas reveladora a literatos y especialistas, extraña encuesta medio shocking medio irónica pero siempre distante e involucrada, averiguación cámara en mano entre el cine directo vagamente ficcionalizado y la feroz embestida antintelectual.
5. Oblatos, el vuelo que surcó la noche de Acelo Ruiz Villanueva, terminante recreación documental de la audaz y hoy ignorada fuga carcelaria-guerrillera urbana del siglo pasado en voz de tres de sus protagonistas ya sexagenarios otrora miembros de la antes satanizada hoy legendaria Liga Comunista 23 de Septiembre en su antiguo núcleo de Guadalajara, novela de aventuras y apasionadas/apasionantes sorpresas, desafío exitoso en el apogeo de la represión gubernamental contra las organizaciones estudiantiles y de trabajadores durante la después denominada guerra sucia, ayuda histórica para revivir emocionantes y duraderas historias de clandestinidad y presos políticos con sus pormenores anecdóticos y contextuales y detalles de caricatura satírica, elogio nostálgico a la hazaña escapista y a la mentalidad de cincos permanentes y un desertor justo el 26 de enero de 1976 en retrospectiva cuestionadora de singular sutileza.
Con ganas por supuesto de incluir dos largometrajes ya analizados en estas páginas, la docuficción Tote_Abuelo de María Sojob y la ficción Ya no estoy aquí de Fernando Frías de la Torre, pero también otras cintas formidables, por streaming, aunque a veces apenas un día, tales como Las tres muertes de Marisela Escobedo de Carlos Pérez Osorio, Sísifos de Nicolás Gutiérrez Wenhammar y Santiago Mohar Volkow, Yo necesito amor y Uzi de José Luis Valle, Fragmentos en la vida de un músico de Pablo Chavarría González, ColOZio de Artemio Narro, Bad hombres de Juan Antonio del Monte y Rodrigo Ruiz Patterson, Dibujos contra las balas de Alicia Calderón, Territorio de Andrés Clariond Rangel, Piérdete entre los muertos de Rubén Gutiérrez, Tío Yim de Luna Marán, Retiro de Daniela Alatorre Benard, Club Internacional Aguerridos (C.I.A.) de José Leandro Córdova, Rencor tatuado y La diosa del asfalto de Julián Hernández, Silencio radio de Juliana Fanjul, Identidad tomada de Gabriel Retes (qepd), Soy yo Charlie Monttana de Ernesto Méndez, La sombra del desierto o el paraíso perdido de Juan Manuel Sepúlveda, Tierra mía de Pedro González-Rubio, Etiqueta no rigurosa de Cristina Herrera Bórquez, Mensaje interrumpido de Jaime Fraire Quiroz, Toda la luz que podemos ver de Pablo Escoto Luna, Se escuchan aullidos de Julio Hernández Cordón, Maricarmen de Sergio Morkin, Una isla en el continente de Juan Pablo Miquirray Soto, Rendez-vous de Pablo Olmos Arrayales, Pacífico Norte de Valentina Sachetti, Las flores de la noche de Eduardo Esquivel y Omar Robles, El deseo de Ana de Emilio Santoyo, Observar las aves de Andrea Martínez Crowther, El club de los idealistas de Marcelo Tobar de Albornoz, El secreto del doctor Grinberg de Ida Cuéllar, Fractal de Mariana González, El paraíso de la serpiente y Fuego negro de Bernardo Arellano, El mar entre las casas de Juan Pablo García Gordillo, Huachicolero de Édgar Nito, Antes del olvido de Iria Gómez Concheiro, Clases de historia de Marcelino Islas Hernández, Pólvora y gloria de Viktor Jokovleski, Toro entre aguas de Muriel Escalera Pale, Feral de Andrés Kaiser, Volverte a ver de Carolina Corral Paredes, Iluminados de Jorge Curioca, (((((/*\))))) Ecos del volcán de Saúl Kak y Charles Fairbanks, Tiempo de lluvia de Itandehui Jamsen, Cosas que no hacemos de Bruno Santamaría Razo, o Conversaciones de Eduardo M. Clorio.
Y además, con presencia como nunca y reiterada permanencia en línea, una fructífera y muy abundante cosecha de originales cortos y mediometrajes, entre los que se cuentan, en una lista casi abrumadora, pero que intenta ser justa: Ricardo sin cabeza de Deniss Barreto, La felicidad en la que vivo de Carlos Morales, Photomaton de Roberto Fiesco Trejo, Carmina de Luis Flores Rábago, Yolik/ Despacio de Epifanía Martínez Rosete, Inmune de Martín Bautista, El amor dura tres meses de Rafael Martínez García, Las rancheras de Hermann Neudert, 32-RBIT de Víctor Orozco Ramírez, Vera de Juan Ordorica Fernández, Cascajo de Santiago Bonilla, Semillas contra el despojo de María Antonieta de la Puente Díaz, Rojo de María Candelaria Palma Marcelino, Llamar a la puerta de Isabel Barajas, ¿Por qué los matas? de Ludovic Bonleux, Acuitzeramo de Miguel Ángel Caballero, Lorena, la de pies ligeros de Juan Carlos Rulfo, La bruja del fósforo paseante de Sofía Carrillo, Infinitos de Roberto López Vaca, La Bruja de Texcoco de Alejandro Paredes y Cecilia Villaverde, El retratista de Joaquín Gutiérrez, Playa Gaviotas de Eduardo Esquivel, Kuxlejal (Vida) de Elke Franke, Los no nacidos de Christian Cornejo, Arreglo napolitano de Rodrigo Ruiz Patterson, Expiatorio de Manuel Acuña, La frontera de Érika Oregel Espinoza, Las desaparecidas de Astrid Domínguez, Junction de Hari Sama, Los últimos recuerdos de Abril de Nancy Cruz, Cándida vida de Alejandro Álvarez del Castillo, Pablo Balderas y Omar Gómez Arias, Coche de Santiago Fábregas, Eró de Luis Antonio Aguilar y Crescendo de Percival Argüero Mendoza.
Las mejores del cine mundial (exhibidas aquí por streaming)
1. First Cow de Kelly Reichardt (EU), aventura y desventura de dos ladrones de leche en el noroeste áspero y cruel del otro origen fundacional estadunidense, minimalismo sin estridencias quasi martirológico, western fraternal y heterodoxo, revelación del futuro salvajismo refinado, historia de una amistad masculina antimachista y hondamente afectiva, vinculación pionera a lo Vidor y Walsh preAng Lee, metáfora de la primera vaca como necesidad de arraigo y dependencia hostil, indagación lírica de los esqueletos recostados entre sí con final abierto.
2. Una vida oculta de Terrence Malick (EU), airosa épica íntima del sobretrabajado granjero alpino enfrentado desde adentro al brutal régimen hitleriano en expansión, tensa e intensa revisión de un caso extremo de objeción de conciencia pacifista, pasión y muerte de una feliz vida adánica-edénica en armonía familiar con el fervor religioso, hagiografía trunca y severa hasta en sus efluvios desatados, vívida y doliente pero trascendida crónica de un sufrimiento laico y universal contra el abuso del poder unipersonal.
3. La chica melancólica de Susanne Heinrich (Alemania), itinerario interior/exterior de la calculadora típica chava citadina germana en busca de un sitio donde poder reposar, fiebre de conceptos filosóficos que cual festín irrespirable se vierten en galerías de arte o en gimnasios de yoga o en dormitorios fuera de control discursivo, resumen de posturas y planteamientos metafísicos para esconder o sublimar la mezquindad vital, fantasía erótica en colores rosa-amarillo-azules abiertamente artificiales y monstruosamente pastel, deliberadísima balada cancionera de finura exquisita e irritantemente propositiva a rabiar.
Con entusiasmo, claro está, de añadir varias fabulosas películas de ficción o documentales ya comentadas en este espacio: Para Sama de Al-Kateab-Watts (Siria-RU), El Hoyo de Galder Gastelu-Urrutia (España), La Red Avispa de Olivier Assayas (Francia-Brasil-España-Bélgica), Mi final. Tu principio de Mariko Minoguchi (Alemania), Coup de Sven O. Hill (Alemania), Progreso en el valle de los despistados de Florian Kunert (Alemania), Family Romance, LLC de Werner Herzog (EU), Pienso en el final de Charlie Kaufman (EU) y En las rocas de Sofia Coppola (EU), pero asimismo obras muy dignas y entusiasmantes e incluso experimentales, como La trinchera infinita de Jon Garraño, Aitor Arregi y José Mari Goenaga (España), El juicio de los 7 de Chicago de Aaron Sorkin (EU-RU-India), Beautiful Things de Giorgio Ferrero y Federico Biassin (Italia), Estaba en casa pero de Angela Schnalec (Alemania), Beanpole: una gran mujer de Kantemir Balagov (Rusia), Cemetery de Carlos Casas (Francia), Two/One de Juan Cabral (RU), El diablo a todas horas de Antonio Campos (EU), The Wild Goose Lake de Diao Yi’Nan (China), Dogs Don´t Wear Pants de Jukka-Pekka Valkeapaa (Finlandia), Mank de David Fincher (EU), The Staggering Girl de Luca Guadagnino (Italia), Nimic de Yorgos Lánthimos (cm. Alemania-EU), Descansa en paz, Dick Johnson de Kirsten Johnson (EU), Hasta el confín de la tierra de Kiyoshi Kurosawa (Japón-Uzbequistán), Nova Lituania de Karolis Kaupinis (Lituania), o Last and First Men de Jóhann Jóhannsson (Islandia).
Y para concluir, un par de preguntas que todo el mundo fílmico se hace: ¿después del intermedio de la pandemia quedarán removidas para siempre las viejas prácticas e inercias nefastas de la producción y la exhibición en México?, ¿tendremos derecho a nuevos planteamientos distintos?
FOTO: Sin señas particulares, de Fernanda Valadez./ Especial