Dos poemas

Oct 27 • destacamos, Ficciones, principales • 3174 Views • No hay comentarios en Dos poemas

 

 

POR CORA SIRÉ

 

 

Traducción de Marina Porcelli

 

Volver a casa

 

Encontré un par de botas

–ajadas, remotamente solitarias

con cordones de hilo fuerte

en los seis pares de ojales–

en un charco de nieve derretida

fuera de la puerta de mi departamento.

 

Adentro, nadie, ni siquiera

detrás de la cortina de la ducha

o escondido en el placard.

 

Levanto el teléfono para preguntar

a mi madre sobre las botas

pero cuelgo a la tercera llamada.

 

No tiene sentido

querer llamar a un muerto

y no hay forma de encajar

los desaparecidos

en un marco simple

de una fotografía mental.

 

El Holocausto permanece,

Norman Mailer

dijo una vez en una sinagoga

calle abajo,

como una obsesión al reflexionar sobre el pasado.

 

Los números son una abstracción

hasta que te incluyen.

Me calzo las botas despreciadas

–el charco de nieve derretida ahora–

y me inclino para atar los cordones.

 

Como todo regalo materno

son del talle correcto.

 

 

Ir hacia la oscuridad

 

Entra en la oscuridad y enciende tu vela.

Acércate para focalizarte en la llama.

Siéntate en la permanencia. Internalízala y concéntrate.

 

Espera hasta que las alucinaciones, tus sombras jueguen a esconderse

y hundirse, fusionadas con la oscuridad. Ahora pellizca

tu parte más suave la piel interna de tu brazo, dije

 

y destroza la carne. El dolor es un tono aún efímero

la herida, un recuerdo de la existencia. Entonces

sobrevives. Ahora anda más lejos, toma una astilla

 

lo cerebral con lo coronario: arráncala.

Sangra. Examina. Comparte. Acá está lo mejor de mí. ¡Cuidado!

Está caliente como cera líquida

 

pero ahora es tuyo, para modelarlo.

Amor, recibe la dádiva

hasta que se acabe.

 

 

FOTO: Fotografía de las botas de trabajo del campesino norteamericano Floyd Burroughs, captada por Walter Evans en 1936. / Especial

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