Cuando los políticos compran sus tesis
Los casos de plagio de tesis del político alemán Karl-Theodor zu Guttenberg y de la ministra de la Suprema Corte de México Yasmín Esquivel plantean la interrogante del tiempo invertido, incluso, para copiar y pegar, lo que apunta a un trabajo tras bambalinas: el ghost writer
POR RAÚL ROJAS
En 2011 el político alemán Karl-Theodor zu Guttenberg fue acusado de haber plagiado a múltiples autores en la tesis que presentó para obtener su grado de doctor en leyes. Resultó que 63% de la tesis había sido recortada y pegada de 132 diferentes fuentes. La tesis la defendió Guttenberg en 2007 en la Universidad de Bayreuth. Cuatro años después fungía como ministro de Defensa en el gobierno de Angela Merkel y había sido diputado del Bundestag desde 2002.
Así que ésta es la situación: tenemos a un político de tiempo completo que se da espacio para redactar una tesis de doctorado mientras es diputado. Ya que la tesis era un plagio, lo más seguro hubiera sido refundirla en un estante en alguna biblioteca, pero no, Guttenberg decidió publicarla como libro en 2010. Fue un grave error. Al aparecer el libro una revista jurídica le encargó una reseña a un profesor de la Universidad de Bremen, quien se percató del plagio y lo hizo público el 12 de febrero de 2011. En pocos días los diarios y un portal en internet habían documentado los pasajes plagiados, de manera que Guttenberg mismo tuvo que pedirle a la Universidad de Bayreuth que le retirara el grado de doctor. Habían pasado apenas nueve días desde que se hizo público el plagio. La universidad analizó de todas maneras la tesis y el 23 de febrero despojó a Guttenberg del grado de doctor en leyes.
Formar la comisión de análisis, corroborar el plagio y actuar en consecuencia le llevó 11 días a la universidad. No es física nuclear identificar plagios.
Al principio del escándalo, Guttenberg afirmó enfáticamente, y además indignado, que no había plagiado nada. Más tarde dijo que simplemente había olvidado agregar comillas para identificar las citas de otros textos. Al final se dio por vencido. La gran incógnita es por qué mandó publicar la tesis en vez de esconderla. Lo más probable es que Guttenberg mismo no estuviera consciente de que se trataba de un plagio. Todos saben que existe una industria subterránea de personas que “manufacturan” tesis doctorales a cambio de un honorario, que en Alemania puede llegar a más de diez mil euros. Las tesis en el área de humanidades y leyes son más fáciles de producir en serie y los astutos fabricantes no tienen escrúpulo alguno en trabajar con copy-paste masivo. Al político Guttenberg lo deben haber timado, vendiéndole una tesis que contenía un plagio sustancial. Pero los sinodales no se dieron cuenta, el asesor de tesis tampoco y Guttenberg obtuvo el preciado título. Para mayor gloria propia decidió publicar la obra maestra, con las consecuencias descritas.
Esa industria de manufactura de tesis también existe en México. Videos grabados subrepticiamente muestran en youtube lo que cuesta mandar hacer una tesis jurídica en nuestro país. Además, “a la carta”, sobre el tema que sea. Y no hay duda de que esos ghost writers se ahorran muchas horas de trabajo copiando de cualquier libro que pueden conseguir en las bibliotecas.
La tesis de la todavía ministra Yasmín Esquivel fue utilizada cuatro veces en la UNAM, por cuatro pasantes. El primero de ellos fue el sr. Edgar Báez que ha estado desaparecido desde el principio de todo el revuelo alrededor de la tesis. Cada vez que habla se contradice. Es factible conjeturar que aquí ocurrió algo similar a lo que le pasó a Guttenberg. Sólo que en el caso mexicano la tesis parece haber sido vendida más de una vez. Por eso tendría al menos dos sorprendidos e iracundos propietarios que no ayudan para nada a entender lo que sucedió. La mejor enterada debe ser la desaparecida asesora de tesis de los cuatros pasantes que utilizaron la tesis, completa o en partes.
Ahora que se acaba de confirmar que también la tesis doctoral de 2009 de Yasmín Esquivel es un plagio, los paralelos con el caso Guttenberg son obvios. ¿A qué hora escribe una tesis doctoral una magistrada de los Tribunales Agrarios y después de la Sala Superior del Tribunal de lo Contencioso Administrativo? ¿Es que nuestros políticos y magistrados son verdaderos genios multitalento que pueden estar haciendo carrera político-judicial de tiempo completo y de pasadita escriben sus tesis doctorales los domingos? Sin embargo, hasta para hacer copy-paste se necesita tiempo, para que los recortes embonen y los sinodales dejen pasar la tesis. Esa es la contribución creativa del ghost writer.
Tales políticos se indignan, vociferan y sorprenden cuando son acusados de plagio. La ministra Yasmín Esquivel ya llegó a la parte donde argumenta, como Guttenberg, que se le olvidaron las comillas en los textos que recortó (vale decir de capítulos completos, incluidos los títulos). Su abogado argumenta que un plagio solo puede ser del 100% de una obra. Así que, si le cambiamos el título y una página al Quijote lo podríamos publicar como propio. O simplemente ponemos todo el texto entre dos comillas, detrás de nuestro nombre.
Ya la Universidad Anáhuac declaró que no harán nada frente a los descarados plagios en la tesis doctoral de la desprestigiada ministra. Si en Alemania tomó once días sancionar el engaño de Guttenberg, en México les tomó un solo día dispensarle impunidad al fraude de la ministra Esquivel.
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