Cuentistas secretas

Mar 9 • destacamos, Lecturas, Miradas, principales • 3314 Views • No hay comentarios en Cuentistas secretas

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Esta investigación es un valioso esfuerzo por recuperar el papel que han tenido las cuentistas en la historia de nuestra literatura desde 1910 hasta 2017

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POR ALEJANDRA OJENDI

“Lo extraordinario de las mujeres escritoras del siglo XIX no es que fueran tan pocas, es que hubiera alguna”, dice la escritora canadiense Margaret Atwood en La maldición de Eva. La frase, que alude a la inexistencia de condiciones para que las mujeres se dedicaran a la literatura, bien podría extenderse a las primeras décadas del siglo XX mexicano. Pues además de que las mujeres estaban confinadas al cuidado del hogar y de los hijos, la mayoría era analfabeta, eso sin contar que en el país se libraba una Revolución. Aun en ese contexto, hubo mujeres que se las ingeniaron para escribir y publicar; y así lo han seguido haciendo muchas otras hasta ahora, con menos factores en contra, pero sin que éstos hayan desaparecido por completo. No obstante, hay una idea generalizada de que han sido pocas las mujeres que se han dedicado a la literatura. El hecho de que la crítica y la historia las ignorara por largo tiempo ha contribuido a enterrar a no pocas de ellas en el olvido.

 

El libro Historia secreta del cuento mexicano 1910-2017, de la investigadora y cuentista Liliana Pedroza (Chihuahua, 1976), es uno de los más recientes esfuerzos por recuperar el papel que han tenido las mujeres en la historia de nuestra literatura, en particular, por ampliar el canon del cuento mexicano. Se trata de un catálogo cuyo objetivo es ensanchar el mapa literario trazado por críticos y estudiosos que en sus trabajos dejaron de lado la obra cuentística de mujeres, como lo hicieron Luis Leal en su Bibliografía del cuento mexicano (1958), Emmanuel Carballo en su Bibliografía del cuento mexicano del siglo XX (1988) y Russel M. Cluff en su Panorama crítico-bibliográfico del cuento mexicano (1950-1997), publicado en 1997.

 

Entre 2003 y 2005, Pedroza viajó por 31 entidades del territorio nacional, y también por bibliotecas de España, Francia y Estados Unidos, en busca de autoras mexicanas o extranjeras radicadas en nuestro país que por lo menos hubieran publicado un libro de cuentos. La investigación comprende de 1910, año de la primera publicación, hasta 2017: un periodo de 108 años del que Pedroza rastreó nada menos que 512 autoras, 856 libros y 312 antologías.

 

Publicado por la Universidad de Nuevo León en 2018 y disponible en línea para que cualquier interesado tenga acceso a él, Historia secreta del cuento mexicano 1910-2017 está dividido en dos partes. En la primera, que sirve de antesala al catálogo, la autora presenta una historiografía del cuento mexicano basada en los resultados que arrojó su investigación; es decir, “un paseo por grupos, movimientos y tendencias literarias a partir de estas mujeres”, como explica ella misma.

 

El recorrido inicia en 1910, década en la que era común que las mujeres publicaran bajo seudónimos masculinos con el fin de mantener su carrera literaria alejada de su vida personal. Un caso particular, en el que se detiene la investigadora, es el de Dolores Bolio, quien firma su primer libro de cuentos como Luis Avellaneda sólo para revelar en el prólogo su verdadero nombre, una vez que ha hecho creer al lector que el libro que tiene en sus manos fue escrito por un hombre. Bolio es asimismo una de las pocas autoras que se aparta de la escritura de cuentos moralizantes sobre el “deber ser” de las mujeres, común en esa época.

 

Es hasta mediados de siglo XX que se presenta un primer repunte en cuanto al número de libros de cuentos publicados por mujeres. Si en la década de los 40 se editan cuatro libros, a partir de los años 50 y hasta los 70 se publican un promedio de 37 por década. De este periodo, Pedroza destaca la participación de escritoras en grupos como la llamada Generación de Medio Siglo, así como la creación de revistas que se preocuparon por difundir exclusivamente obra de mujeres, como El Rehilete, dirigida por Beatriz Espejo en los años 60. Autoras como Rosario Castellanos, Inés Arredondo, Amparo Dávila, Elena Garro y Elena Poniatowska empiezan a publicar en estos años.

 

El inventario continúa por los años 80, en los que surge un boom comercial de literatura escrita por mujeres, el cual busca rentabilizar los movimientos feministas de las décadas anteriores y crea un mercado de libros escritos por mujeres y para mujeres. Este auge, que se traduce en una apertura temática con varios libros que abordan el lesbianismo, alcanza un momento cumbre en la década de los 90, en que se publican más de 200 libros, cinco veces más que en los años 70. Una cifra que se ha mantenido estable hasta este nuevo siglo, en el que una de las preocupaciones de las cuentistas ha sido narrar la violencia social y el narcotráfico. Sin embargo, advierte Pedroza, la producción reciente no guarda proporción con el número de mujeres que se incluyen en cada antología, que sigue siendo menor al de los hombres.

 

Además de ser una historiografía, Historia secreta del cuento mexicano 1910-2017 es una cartografía, trazada a partir de los lugares de edición de los libros y del lugar de nacimiento de las autoras. La Ciudad de México tiene la primacía en ambas categorías, si bien en los últimos años se observa una tendencia hacia la descentralización. El centralismo, como deja ver el libro, no ha sido un problema menor, ya que al basarse únicamente en las obras que llegaban a la capital, las críticas y estudios dejaban de lado a autoras del interior.

 

El catálogo propiamente dicho consta de cuatro apartados: Libros de autora por orden alfabético, Libros de autora por año de edición, Antologías y libros colectivos por orden alfabético y Antologías y libros colectivos por orden cronológico. Con lo que la autora propone dos lecturas distintas, una alfabética y otra cronológica, de la producción cuentística de mujeres a lo largo del siglo XX y lo que va del XXI. Se trata de un trabajo que seguramente dará pie a nuevas investigaciones.

 

La aportación de Historia secreta del cuento mexicano 1910-2017 consiste en que amplía el panorama de lo que ha sido la escritura de este género en nuestro país. Aunque aún quedan tareas pendientes. Falta recuperar y revalorar la obra de no pocas de las cuentistas incluidas en el catálogo, para lo cual se necesita de la elaboración de ediciones críticas con una auténtica difusión que nos permitan poner en perspectiva sus vidas y sus obras. Autoras como María Enriqueta Camarillo, Guadalupe Dueñas y María Elvira Bermúdez, por mencionar algunas, todavía no tienen los lectores que merecen. Falta también, como apunta Pedroza, rescatar los cuentos escritos en lenguas indígenas. Porque la historia de nuestra literatura tiene que ser contada en toda su riqueza.

 

 

FOTO: Historia secreta del cuento mexicano (1910-2017), Liliana Pedroza, Monterrey, UANL, 2018, 200 pp. / Especial

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