Cuento de hadas… de horror
POR JUAN HERNÁNDEZ
La obra Rosa mexicano. La Virgen lo sabe, del dramaturgo Luis Ayhllón (México, D. F., 1976), subvierte el cuento de hadas, cuya estructura es utilizada por el escritor para contar una historia de horror contemporánea: la de una adolescente, quien al buscar conocer al actor admirado de las telenovelas, es violada y asesinada por su ídolo.
El galán de las telenovelas es creyente de la Virgen de Guadalupe, a quien le pide el milagro de resucitar a la adolescente que ha asesinado. No obstante los actos criminales que comete, el actor es escuchado por la guadalupana. Al menos así ocurre en la resolución dramática de la obra.
Ayhllón construye una obra crítica y ácida acerca de los mitos creados por la televisión mexicana, así como de los usos de la fe que, a través de los productos televisivos, impulsan una moral hipócrita que explota las desgracias de los sectores vulnerables —la referencia inmediata es la serie La rosa de Guadalupe, una de las más exitosas de la televisión mexicana actual.
La obra Rosa mexicano es llevada a escena por el director Martín Acosta (Cortazar, Guanajuato, 1964), con escenografía de Julia Reyes Retana, iluminación de Matías Gorlero, diseño sonoro de Xico Reyes, y las actuaciones de Aída López, Gimena Gómez, Rodrigo Virago y Francisco Cardoso.
Una puesta en escena que conjuga dos planos: el del cuento de hadas que pone de relieve la tragedia de la adolescente asesinada y violada por el actor, y el real, en el que ocurre el encuentro de la “fan” con el galán de las telenovelas.
Acosta apuesta a un teatro íntimo, con actores que pueden desdoblarse para interpretar tanto a los personajes de la trama “realista”, como a los de la fábula, en donde los animales hablan y el hada resulta, en su alada apariencia, verdaderamente siniestra.
La experimentada actriz Aída López, dueña de la escena, consigue una interpretación llena de matices como la mamá de la adolescente —parodia de las madres sufridas de las telenovelas, en la que se esconde una perversa y malévola mente—, para luego encarnar, dentro de la fábula, a la zorra que quiere devorar a la joven que se ha perdido en el bosque.
La sátira consigue echar luz sobre aspectos oscuros de la naturaleza humana y, en el caso de Rosa mexicano, para poner de relieve la podredumbre de medios como la televisión y el star system que la sustenta.
El tono de la obra es manejado con sobrado oficio por el director Martín Acosta, quien propone una puesta en escena en donde se puede transitar espacial y temporalmente sin tropiezos; ir de un interior a un exterior, del mundo doméstico al de la fábula, de una avenida como Periférico al bosque habitado por teporingos, hadas, zorros y otros animales.
Una puesta en escena ágil, que reta a los actores en el sentido del manejo de su energía —de manera exhaustiva—, precisión en el ritmo y los acentos, y la capacidad para ofrecer una interpretación lúdica, no obstante lo siniestro de la historia y de los personajes.
Gimena Gómez, como la adolescente que es violada y asesinada, y luego como la hermana gemela de la víctima, es totalmente verosímil, no obstante el tono ácido de la obra. La ingenuidad y la malicia son las dos caras de las hermanas, que parecen sintetizarse en un mismo personaje.
El actor Rodrigo Virago interpreta al galán de telenovelas que viola y asesina a su admiradora. El histrión realiza un muy estudiado manejo corporal, de tal forma que en sus gestos más sutiles encontramos la credibilidad del personaje. Es en escena una estrella de la televisión: vicioso, superficial, pero creyente de la Virgen de Guadalupe.
Virago también encarna a un teporingo en la fábula del bosque. Y otra vez es el detalle de su gesto y movimientos corporales, lo que nos hace ver en escena a un verdadero conejillo de los volcanes.
Francisco Cardoso interpreta también a dos personajes: el “productor” de televisión, amigo del galán de las telenovelas, y cómplice en el crimen en contra de la adolescente; y el zorro que en la fábula secuestra a la joven para explotarla.
Resalta la capacidad de los actores para ir de una historia fabulada, del cuento de hadas y de la ingenuidad a rincones oscuros y siniestros de la conducta humana, de tal modo que la obra Rosa mexicano no tiene nada de rosa, en el sentido cursi y tierno de la palabra, sino que pone el reflector sobre una historia de horror contemporánea.
*Rosa mexicano. La virgen lo sabe, de Luis Ayhllón, dirigida por Martín Acosta, con Aída López, Gimena Gómez, Rodrigo Virago y Francisco Cardoso, se escenifica en el Teatro Helénico (Avenida Revolución 1500, Guadalupe Inn, México, D. F.), viernes a las 20:30, sábados a las 18 y 20:30 y domingos a las 18 horas.
*Fotografía: Rosa mexicano. La Virgen lo sabe se construye como una obra crítica y ácida sobre los mitos creados por la televisión mexicana / Teatro Helénico/ Patricia Ortiz.