Las revelaciones y la decepción dancística
/ El panorama dancístico exhibió sus contrastes en 2018. Mientras el Ballet Independiente cerró sus puertas y Elisa Carrillo y amigos confirmó que el virtuosismo sin proyecto es relumbrón, el descubrimiento de Santiago Cetina, joven promesa yucateca, dejó sin aliento al público
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POR JUAN HERNÁNDEZ
Lo bueno
1. LAC, coreografía de Jean Christophe-Maillot, con Les Ballets de Montecarlo, presentada en el Festival Internacional Cervantino. Identificado por ofrecer posibilidades nuevas a obras del repertorio tradicional del ballet, el coreógrafo, músico y bailarín hace posible el contacto de aquellas historias decimonónicas con la contemporaneidad. El creador ofrece un lenguaje que potencia la interpretación creativa de los bailarines. La puesta en escena tiene como punto de partida El lago de los cisnes, sin embargo se trata de una obra nueva en la que Maillot detona en toda su dimensión la maldad y la bondad como parte esenciales de la naturaleza humana, para asumir la actualidad de la tragedia.
2. In radix (la raíz), de Gregorio Coral, con la que celebró 21 años de existencia la compañía Subterráneo Danza Contemporánea, radicada en Tijuana, Baja California. Presentada en el teatro de la Casa de la Cultura de la ciudad fronteriza el 10 de noviembre, la coreografía es una sólida composición que se circunscribe con rigor a una expresión simbólica sobre el origen, la memoria y la ensoñación. Mnemósine, la mítica figura madre de todas las musas se manifiesta en esta obra contemporánea cuyo lenguaje es reflejo de intertextualidad discursiva. Una pieza que consigue una sofisticado artefacto escénico con recursos mínimos.
3. El Bosco: El jardín de las delicias, con la Compañía de Marie Chouinard, espectáculo dancístico en el que la coreógrafa canadiense recurre a la multimedia para encarnar en los cuerpos de bailarines virtuosos a los personajes de una de las piezas pictóricas más famosas en la historia del arte universal. Inspirada en el tríptico del pintor holandés Jheronimus van Aken El Bosco (1450-1516) la obra recrea “el paraíso”, “la lujuria” y “el infierno”, temas plasmados en los paneles que integran a la pieza pictórica de la escuela flamenca. Una experiencia enorme para los sentidos.
4. La celebración de los 36 años de la compañía Barro Rojo Arte Escénico con las obras de dos coreógrafos nóveles Roberto Solís y Miguel Gamero. El primero realizó Instrucciones para después del apocalipsis, en las que se explora la utopía o aspiración de un mundo más justo en medio del caos. En esta pieza el creador trabaja diseños de movimiento que pueden ser apreciados desde distintos ángulos, generando un lenguaje enfocado en la conjunción de la energía para la determinación de un amplio sentido de la solidaridad humana. Por otro lado Gamero creó Apuntes y anécdotas con música sintética ejecutada en vivo. En esta coreografía se utilizan paneles forrados con hojas de libros en los que se resguarda la memoria del mundo. Una pieza abstracta de gran fuerza expresiva.
5. El descubrimiento de Santiago Cetina en el Certamen Umbral América Danza organizado por Umbral Danza Contemporánea en Yucatán el 14 de mayo. El niño maya de siete años de edad deslumbró por sus capacidades físicas y la madurez interpretativa, que a su corta vida resulta altamente llamativa. El pequeño irrumpió en la escena con fuerza inusitada para dejar sin aliento al público. Una presencia gigante en un cuerpo diminuto, suficiente para enaltecer la dimensión de la vida en la escena.
Lo malo
1. La consagración de la primavera, versión del coreógrafo argentino Demis Volpi con la Compañía Nacional de Danza del Instituto Nacional de Bellas Artes, presentada en el Palacio de Bellas Artes en marzo. La obra se inspiró en el mito prehispánico sobre el sacrificio ofrecido al dios Xipe Tótec en la víspera del equinoccio de la primavera para la renovación del ciclo de la vida. La incomprensión sobre la cosmovisión del mundo precolombino devino en una puesta en escena inconsistente tanto en el punto de vista del pasado indígena de México, como en términos de una obra coreográfica eficaz para alcanzar la dimensión mítica a la que se aspiraba.
2. La bella durmiente del bosque, coreografía de Mario Galizzi estrenada en 1990 en el Teatro Colón de Buenos Aires, remontada con la Compañía Nacional de Danza del INBA en el Palacio de Bellas Artes en octubre. Un ballet ultraconservador basado en el cuento del francés Charles Parrault, originalmente llevada a escena por el coreógrafo Marius Petipa. La obra de Galizzi se tradujo en una versión edulcorada, sin riesgo en la creación de un lenguaje para contar la historia desde una perspectiva que justificara el trastrocamiento de la estructura de la obra original. Además de reflejar el deterioro de la compañía mexicana de ballet, la función evidenció la necesidad de primeras figuras para los roles protagónicos.
3. El cierre de Ballet Independiente, compañía fundada por Raúl Flores Canelo y sostenida hasta que este año su directora Magnolia Flores anunció la clausura definitiva de una agrupación que dio al repertorio dancístico mexicano obras maestras del coreógrafo coahuilense, entre las que están: Jaculatoria, Queda el viento, El bailarín, Tres fantasías sexuales y un prólogo, Poeta, El hombre y la danza, Presagio y La balada de los amantes. Una pérdida irreparable para la cultura dancística de México.
4. Elisa Carrillo y amigos 2018. La gala anual de la bailarina texcocana apoyada por las instituciones culturales del país no ofreció aportaciones relevantes en términos artísticos. La función es una muestra de las cualidades técnicas de bailarines que forman parte de compañías reconocidas del mundo. Talentos que se diluyen ante la falta de una dirección artística sólida para dar sentido a la reunión de las figuras de la danza. Resaltó en esta ocasión la obra White darkness del coreógrafo español Nacho Duato, producción realizada para el Staatsballet Berlin.
5. Reservamos este espacio para mencionar el deterioro del Premio Nacional de Danza “Guillermo Arriaga” que organiza la Coordinación Nacional de Danza. El concurso ha dejado de ser un espacio para coreografías arriesgadas y experimentales en el sentido amplio de la palabra que den impulso al movimiento de la danza escénica contemporánea del país.
FOTO: El Bosco: El jardín de las delicias, producción de la Compañía de Marie Chouinard / Cortesía: Compañía de Marie Chouinard
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