De bestias fabulosas
POR ANTONIO ESPINOZA
En el prólogo a Manual de zoología fantástica, libro que escribió en colaboración con Margarita Guerrero, Jorge Luis Borges afirma que los monstruos son “una combinación de elementos de seres reales y que las posibilidades del arte combinatorio lindan con lo infinito” (México, Fondo de Cultura Económica, 1966, p. 2). Ahí mismo, el gran escritor argentino anota: “En el centauro se conjugan el caballo y el hombre, en el minotauro el toro y el hombre (Dante lo imaginó con rostro humano y cuerpo de toro) y así podríamos producir, nos parece, un número indefinido de monstruos, combinaciones de pez, de pájaro y de reptil, sin otros límites que el hastío o el asco” (ibidem). Así lo hemos hecho a lo largo de la historia. Impulsados por una curiosidad insaciable, por la fascinación, el respeto y el temor que nos inspiran las otras criaturas que con nosotros pueblan la tierra, y utilizando como “método” el ars combinatoria, hemos creado los seres más fabulosos.
Traigo a cuento el libro célebre de Borges, por la exposición Bestiario contemporáneo, que actualmente se presenta en la Galería de Arte de la Secretaría de Economía (Alfonso Reyes 30, Col. Condesa). Bajo la curaduría de Eugenio García Gayou, la muestra incluye 34 obras de trece artistas mexicanos. Aún cuando el título de la muestra no es nada original (su contraparte, igualmente inocua, sería Bestiario tradicional) y no hay un texto curatorial que la sustente (el texto de la mampara que está a la entrada de la galería es tan breve como superficial y no tiene firma), resulta sumamente interesante, pues revela las distintas maneras de abordar un tema recurrente en la historia del arte por parte de un grupo importante de autores contemporáneos.
Si bien no todos los artistas participantes recurren al ars combinatoria para crear sus bestias, hay todo tipo de fauna en la exposición. Abre la muestra el cuadro De demonios y guardianes (mixta sobre tela, 2015), de Fernanda Brunet. Con la técnica abigarrada que la caracteriza, Brunet pinta a un amenazante dragón chino, mientras que en su otro cuadro (Mis guardianes, mixta sobre tela, 2015), imagina a tres lobos como centinelas de su conciencia. Más imaginante es Sofía Echeverri, quien crea seres mitológicos a su real saber y entender. La autora presenta tres cuadros de la serie Traductores (acrílico sobre tela, 2015), el más grande de los cuales es el número VII. Ahí vemos, dentro de un paisaje invernal, a una mujer con cabeza de búfalo, montada precisamente sobre el animal –que se encuentra de espaldas–, del que no podemos ver la cara pues un cono gigante se la tapa. El juego combinatorio es perversamente lúdico: la bestia mira fijamente al espectador.
Claudia Pérez Pavón participa con tres de las obras más atractivas de la exposición: A-dentro (tinta china sobre seda con marco Luis XV, 2015), Plutarco, el rey de la mina (tinta china sobre seda con marco florentino, 2015) y El ser y el tiempo (tinta china sobre seda con marco florentino, 2015). Minuciosa y detallista en su técnica, la autora imagina un mono con un paisaje glaciar como fondo en el primer cuadro, un perro coronado con joyas en el segundo y otro mono adornado con flores en el tercero. Los tres marcos espectaculares acentúan el carácter “barroco” de las obras. Mientras que Pérez Pavón rinde culto a tres animales reales, Cristina Samsa inventa un insecto monstruoso a partir de la mantis religiosa (Deroplatys sparverius, impresión digital y óleo sobre tela, 2015) y se pone pesimista al anunciar el colapso de la civilización con una mantis que se levanta sobre numerosos cráneos (La caída del imperio humano IV, impresión digital y óleo sobre tela, 2015) y con un niño-escarabajo que come gusanos (La caída del imperio humano V, impresión digital y óleo sobre tela, 2015).
Con la misma visión apocalíptica, Valerie Campos presenta una carpeta gráfica con el título de Los cuatro elementos (aguatinta y aguafuerte sobre papel, 2014). Son cuatro piezas, cada una con el tema de un elemento, que revelan escenarios apocalípticos con animales y seres humanos. Destaca la obra con el tema del fuego y en el que la autora se apropia de la famosa fotografía de la niña vietnamita que corre desnuda y despavorida después de ser quemada con napalm (Nick Ut, 1972). A diferencia de Campos, Francisco Taka Fernández crea escenarios catastrofistas pero interiores. En sus cuatro obras Sin título (óleo sobre papel algodón, 2014), el autor nos presenta los monstruos de sus pesadillas. Según parece, Ilán Lieberman en su única obra exhibida (Los hijos de la bestia, tinta china sobre papel amate, 2015) nos dice con justa razón que para los migrantes centroamericanos su tránsito por México es una pesadilla.
Los artistas restantes prefirieron irse por lo lúdico e imaginar escenarios más amables. Marcos Castro en Bandera de venado (bordado sobre tela, 2013) y Fantasma (acuarela y recorte de papel sobre papel, 2015) demuestra su capacidad para abordar formalmente y sin problema los lenguajes contemporáneos. Omar SM presume su virtuosismo en el dibujo con sus cinco pequeñas obras: Ballena, Bestia, Cocodrilo, León y Serpiente (tinta sobre papel algodón, 2015). Igualmente virtuosa en el dibujo se muestra Mariana Magdaleno en sus tres piezas: Trinity Coyote, Trinity Raven y Trinity Snake (mixta sobre papel algodón, 2015). Omero Leyva presenta un dibujo onírico de grandes dimensiones con el título de Estampida (tinta sobre papel, 2015). Rodrigo Vega inventa un animal fabuloso llamado Tricornio (pintura sobre papel, 2015). Álvaro Verduzco presenta una pieza sumamente ingeniosa: Animals (decollage, 2012), construida con portadas de discos LP y que deja ver distintas imágenes de animales. Por último, Vega y Verduzco trabajaron juntos para hacer Perro atómico (mixta sobre papel, 2012). A Borges le encantaría esta exposición de bestias fabulosas.
*FOTOGRAFÍA: Fernanda Brunet, “Mis guardianes”, mixta sobre tela, 2015 / Stephanie Zedli